Mírame con amor

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—Estoy empujando solo.

—Lo siento. —fue lo que intentó decir Taehyung, sin aliento. De su garganta salió un ruido sofocado—. Dios, pesa demasiado.

—Tú eres demasiado flojo. —acusó Hoseok, cargando de las axilas a su amigo Jungkook mientras subían las escalas de la casa del pelinegro, en medio de la madrugada. Taehyung llevaba sus piernas.

—No, yo estoy en forma. —de nuevo, fue lo quiso decir, pero de su boca solo salieron hilitos de su voz—. Jungkook tiene tres cuerpos en uno. Cada pierna podría ser un niño.

El contrario soltó una carcajada. —Que perturbador eres.

¿Cómo habían llegado a eso? ¿Cómo se suponía que explicara Taehyung que subía a un hombre inconsciente a su habitación acompañado de la última persona en el mundo que se imaginó y ayudaría?

Bueno, todo había comenzado hacía una hora. Jeon Jungkook, después de montar un escándalo en su patio había caído dormido en sus manos. Era un pésimo, realmente pésimo y pesado borracho. Taehyung no supo qué hacer, sus padres llegaron a casa y lo encontraron sentado en la entrada, estupefacto, con su vecino en brazos. Ambos se habían extrañado, y le habían reclamado explicaciones, pero fueron comprensivos una vez Taehyung se ingenió una versión de los hechos que no lo metiera en problemas.

Debió ser una coincidencia, o un milagro, pero cuando pudo ser consciente de lo que pasaba, estaba Jung Hoseok parqueando el coche de Namjoon frente a la casa de Jungkook. Él dijo que buscaba a Namjoon, de hecho, fue lo primero que preguntó al encontrar a Taehyung a esa hora, pero accedió a llevar al pelinegro hasta su cuarto, una vez se enteró de todo lo que había sucedido.

«No soy capaz de llevarlo solo, tendrás que ayudarme.» dijo Hoseok, y era por eso que estaba involucrado.

—¿Entonces ustedes hacen esto cada que se emborracha? —preguntó Taehyung, por fin viendo el final de las escaleras en el segundo nivel.

—Lo sé, somos demasiado buenos. —respondió Hoseok, considerablemente mejor de aliento que Taehyung, si tenía tiempo de ser tan pícaro.

—¿Y sus padres lo saben?

Llegaron a la segunda planta. Fue una fortuna que la primera puerta fuera su cuarto. Hoseok la empujó con la cadera.

—No. —dijo él, una vez dentro, guiando a Taehyung. —No lo saben o no quieren verlo. Son algo... relajados cuando se trata de Jungkook. Cuidado donde pisas.

Él había dicho eso por algo. Taehyung sintió como su pie chocaba con múltiples objetos en la oscuridad. Intentó esquivarlos, pero no fue muy efectivo.

—Cuidado donde pisas. —repitió él, severo. —Si se entera de que pisaste uno de sus libros te hará papilla.

Cuando por fin lo dejaron en la cama, Taehyung se permitió enarcar la ceja. ¿Libros?

Fue una suerte que Hoseok encendiera una pequeña lámpara de mesa.

Entonces Taehyung respingó.

Un lugar completamente nuevo se iluminó ante sus ojos. Las paredes, llenas de pequeños post-it de colores con frases y notas fue lo primero que atrajo a su vista. En los muros había de todo lo que se podía imaginar, desde imágenes recortadas de revistas, fotografías y hojas de libros. Debió verse desordenado, pero no lo hizo. Taehyung podía notar la estética. Miró entonces al suelo, y su mandíbula cayó.

Oh, conque esos eran los libros.

Pequeñas pilas de libros recibieron su asombro: contra la pared, esparcidos en el suelo del cuarto, en pequeñas montañas que, cuando vio la biblioteca que se levantaba en el escritorio al lado de la cama, entendió su rara estadía.

Enemigo «KookTae» ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant