Capítulo 15 "Me duele no tenerte"

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Sonó el timbre y baje hasta la recepción para abrir la puerta.

Era un repartidor, con un ramo de rosas blancas, mis favoritas y una caja de chocolates blancos, también mis favoritos.

-          ¿Abby Romero?- Dijo mi nombre leyendo una lista que tenía en la otra mano.

Luego de que le recibí el pedido subí al pent-house, extrañada, no sabía quién podría haberme mandado esas cosas, en cuanto aparecí por las puertas del ascensor en seguida mi hermana vino dando saltitos.

-          ¿QUIEN TE MANDO ESAS HERMOSURAS?- Dijo sacándomelas de las manos para olerlas, seguido de ponerlas en remojo.

-          No lo sé, aun no leí la nota- La sostuve en la mano, era un sobre pequeñito y rosa, Sofía me lo arrebato de la mano para leerlo en voz alta, intente sacárselo de las manos, pero era imposible, ya había comenzado.

DELENLE PLAY YA AL TEMA ¡!!!

Querida Abby, en estos días estoy de visita por España, mi pregunta es…

¿Qué clase de brujería me hiciste que aún no te olvido?

Mañana paso por ti a las 8.

Alan.

Luego de que haya leído el nombre, comencé a hiperventilarme, ese idiota, quería buscarme, es que no tiene cara, comencé a murmurar mil y un insultos al aire hasta que sentí que Vegetta me cogía la mano.

-          ¿Qué sucede? ¿Estás bien?-

-          ¡ESTOY HISTERICA! ESE IMBECIL VIENE DE UN DIA PARA EL OTRO CREYENDO QUE SE PUEDE LLEVAR EL MUNDO POR DELANTE ¡OTRA VEZ NO!- Grite a los cuatro vientos.

 Fui a buscar las flores y las lleve a la basura, luego cogí los chocolates y se los regale a mi hermana, quería golpear algo, estaba colérica, subí hasta mi habitación me cambie y baje rápido, iba a salir a correr, no podía aguantar un minuto más en este lugar, debía descargar energía.

-          Son las 11 de la noche ¿A dónde vas a esta hora Abby?- Pregunto Willy

-          A CORRER, LLEGO TARDE.- Respondí sin mirar a nadie con paso firme, parecía que me llevaba el diablo, pero el enojo que tenía en ese momento no me lo quitaba nadie.

Llegue a la calle y comencé a correr, no a trotar, a correr, una carrera, como si me persiguiera una manada de lobos salvajes o una pandilla de violadores, corrí, corrí hasta que no  pude más, sentía que los pulmones pedían ayuda a gritos para recibir más aire y los músculos de mis piernas en cualquier momento se vencerían y caería de rodillas.

Escuche un trueno, que le siguieron de unas cuantas gotas. En un momento se convirtió en un aluvión.

Comencé a llorar, caí al suelo, lloraba mucho, con dolor, mis gemidos se escondían con el ruido ensordecedor de la lluvia sobre el asfalto, mis lágrimas se borraban con el agua de la tormenta. Escondí mi cara entre mis manos, me veía tan patética, me odiaba, odiaba a Alan y todo lo que me hacía sentir con tan solo unas palabras en un estúpido papel. Y entonces fue, cuando recordé todo lo que vivimos, los lugares que recorrimos, escuchar su nombre me partió el corazón, creí que lo había superado, cuando me lastimo, cuando se marchó, pero no, este dolor que me hace sentir, no puedo negarlo, aun siento algo por el…

Oí mi nombre a lo lejos, creí que estaba alucinando así que no subí la mirada y seguí llorando.

Otra vez lo escuche, esta oportunidad, mire a mi alrededor, pero no había nadie, me estaba volviendo loca, pero no, una vez más escuche que me llamaban.

-          ¡ABBY!- Vi que Vegetta llegaba corriendo hasta donde estaba yo, estaba muy agitado y cayo rendido justo enfrente de mí. – CORRES MUY RAPIDO NIÑA- Dijo gritando por el ruido ensordecedor de la lluvia.

-          ¿PORQUE NO ME DEJAS EN PAZ SAMUEL? ¿QUE QUIERES DE MÍ? SOLO DIME- Seguía llorando.

Me abrazo fuertemente y escondí mi rostro en su pecho, estábamos mojados, traspirados, pero se sentía bien que alguien pueda consolarte.

Luego de unos minutos, nos separamos, la lluvia aún seguía con la misma intensidad y no tenía pinta de que parara muy pronto.

-          Lo siento- Me disculpe. –Fui muy grosera con todos, es que cuando escuche su nombre…- Suspire

-          ¿Lo amas?-  Hubo unos segundos de silencio y mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas.

-          Desearía despertarme con amnesia… Y las pequeñas cosas tontas olvidar, la forma en que se sentía amarlo, la forma en que me hacía sentir el solo estar con el…-

-          ¿Lo amas?- Volvió a preguntar, le importaba saberlo.

-          No lo sé Samuel, solo sé que me hace sentir cosas que quisiera borrar.-

-          Abby… No sabes lo mal que me hace escuchar esto…-

-          ¿A qué te refieres?- Pregunte sin entender

-          Te amo…-

Me quede muda… Me separe de él bruscamente.

No podía estar pasando… Vegetta me confeso que me amaba, no podía estar más confundida en este momento.

-          Este sería un buen momento para decir algo- Vegetta se rasco la nunca en forma de nerviosismo, esperaba con ansias lo que le iba a responder, y yo no tenía respuesta ni para mí misma, mucho menos para él.

-          Tú sí que vas al punto chico…-

-          ¿Y qué hay de malo en eso? ¿De qué sirve darle vueltas? El mundo ya se encarga de hacer demasiados problemas ¿no? Soy directo. – Dijo con un tono un poco agresivo. Suspiro –Escucha Abby, perdón por presionarte, solo necesitaba que lo supieras, estos días que estuviste con Rubius no podía ni mirarte a la cara de los celos que tenía, hay veces en que prefiero evitar mis emociones y otras, como hoy, que las enfrento y tiro todo por la borda.   ¿Sabes que es lo más triste de todo? Que tú sufres por Alan y no por mí, que se me rompe el corazón al pensar que no soy lo suficientemente importante para ti. Y sí ¡JODER! odio el hecho que no me pertenezcas, me duele no tenerte. Pero por lo menos tengo los cojones de decir que es lo que siento y no como tú, que los vives escondiendo y negando Abby, hoy ya no me desvelare, hoy voy a dormir tranquilo, de haber dicho todo lo que jodidamente tenía dando vueltas en mi cabeza desde el instante en que te conocí.- Se dio media vuelta y comenzó a marcharse, en ese momento sentí que le hubieran dado una patada a mi corazón, estaba viviendo esos momentos que te cambian la existencia hagas lo que hagas.

Y ahí me quede, sobre mis rodillas, mientras veía que Vegetta cada vez se alejaba más, hasta perderse entre las calles de España, y no, no lo seguí… 

No diré "Te Amo" (Samuel De Luque)Where stories live. Discover now