Cierro los ojos porque eso me duele, que no haya tenido las mismas facilidades que todos nosotros. Que haya tenido que estar cuidando de su hermano, su tío abusador y alcohólico y encima, dándole su sueldo.
— Sé que te irá bien, puedes con todo, y Justin no es un mal chico —pongo mi mano en su pierna.
— Sé que no lo es —carraspea.
— Nada tiene por qué cambiar entre nosotros, Kenzie —meto su pelo tras su oreja y ella evita mirarme— Kenzie —pongo mis dedos en su mentón y la obligo a mirarme— Te quiero, ¿lo sabes?
Ella asiente torpemente y pongo mi brazo alrededor de sus hombros para abrazarla.
— Siempre voy a estar para ti, solo tienes que levantar el teléfono; incluso si es para darle una paliza a Justin.
Ella se ríe y huelo su perfume. Hay tantos recuerdos de mi infancia aquí que me da pena dejarlos atrás. Sé que a partir de ahora todo va a ser diferente.
— Gracias —besa mi mejilla y nos levantamos para entrar en casa.
Dejo el vaso de zumo vacío en la cocina. La mayoría está desayunando sentado en la mesa, pero Bambi no. Subo a ducharme y me quedo en medio del pasillo viendo como ella intenta desenredar su pelo con el cepillo.
Me apoyo en la pared y cruzo los brazos. Se queja y yo observo su cuerpo metido esos pantalones vaqueros cortos y su camiseta blanca ajustada. Esa camiseta que nos hace a todos mirar.
Me acerco al baño y ella me mira. — ¿Quieres un poco de ayuda, B?
Ella hace una mueca y suelta el cepillo, que se queda enganchado en su pelo haciéndome reír.
— ¿Has ido a correr?
— Sí.
— ¿Lo haces todos los días?
— Sí —quito el peine de su cabello con cuidado y me pongo detrás de ella.
Me doy cuenta, que Bambi ni siquiera llega al espejo, solo se le ve un poco de frente, lo que me hace reír a carcajadas.
— No te rías —me da un codazo—. No entiendo cómo los demás de la casa consiguen verse. Tu tía no es mucho más alta.
— Lo siento —muerdo todo mi labio inferior.
— Intenta ir por zonas, mechón a mechón, por favor, que no me duela.
Cojo un mechón de su cabello y paso el cepillo con cuidado, me da miedo hacerle daño, pero tengo que dar algún que otro tirón para poder peinarla.
— ¿Siempre es así? —Le pregunto.
— No. Se me ha acabado la mascarilla, pero necesitaba lavarme el pelo hoy. Se suponía que ya deberíamos estar en Kansas. ¡Ay!
— Lo siento —sigo pasando el peine por su cabello y ella se agarra al lavabo— ¿Kenzie no tiene?
— No le he preguntado, Leo.
— Kenzie no es mala, B.
— No pienso que lo sea. Leo... ¿Crees que Nancy dirá algo?
— Ya me lo ha dicho a mí.
Jack aparece y Bambi da un salto hacia atrás del susto. Mi primo está ahí con una sonrisa de oreja a oreja en su boca. Lo había escuchado subir, no me había preocupado porque no estábamos haciendo ni hablando de nada malo, ni siquiera B ha preguntado algo que pueda delatarnos.
— ¿Y qué se supone que te ha dicho? —Le pregunto.
— Algo de besitos en la boca. No la creí, porque ya sabemos que es muy mentirosa, pero que estés desenredando su cabello me lo confirma.
ČTEŠ
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TeenfikceLa granja West no era dónde las hermanas Haley planeaban pasar un caluroso verano. Su madre había conocido al que parecía ser el hombre de su vida y ahora estaban atrapadas en un pequeño pueblo de Texas junto a dos gemelos sexys. Ese verano, algo pr...
28; Leo
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