Capitulo 47

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Una semana.

Una semana había pasado desde que Isabel dejó la ciudad. Increíblemente no la estaba pasando tan mal como la última vez. El motivo era que no había parado de llamarla y enviarle mensajes. Esta vez tenía permitido todo eso.

Pensaba que era esencial que pasáramos por esa ruptura tan dolorosa para poder reafirmar lo que sentíamos. Para conectarnos de la manera en la que lo estábamos. No me arrepentía de nada del pasado, antes si lo hacía. Me regañaba por no aprovechar cada segundo que pasaba, por haber sido tan cobarde, tímido y estúpido. Por permitirme creer que una mujer como ella no se fijaría en mí. Me di cuenta que todo pasó cuando tenía que pasar, las cosas se dieron cuando se tenían que dar. Sin apuro, sin presión.

Mi madre se iría. Disfruté su visita y tenía la pequeña ilusión de que mi padre también vendría pero así no fue. Admito que parte de mí no quería que se fuera, era mi madre y no importaba lo fastidiosa que podría ser a veces, la amaba y la quería siempre a mi lado.

El semestre estaba por terminar, faltaban solo días. Afortunadamente había pasado todas las materias a pesar de que llevaba dos bajas. Me las arreglé al final. Los chicos también pasaron todo, estábamos felices de haber culminado al fin, lo que pareció ser, el semestre más largo de todos. Estaba a un año de graduarme al fin.

-Saluda a papá-estábamos en el aeropuerto desde hacía una hora. Al primer llamado del vuelo en el que se iba la mujer empezamos a despedirnos.

-Claro, mi pequeño. Te esperamos pronto.

-Cuando esté en vacaciones, madre--asintió sonriendo.

-Adiós, hijo.

-Que tenga buen viaje, señora Margarita-dijo Claudia acercándose para darle un abrazo.

-Cuídate, querida-la chica sonrió-¡Feliz vacaciones, chicos!-exclamó a mis amigos que estaban unos pasos atrás de nosotros.

-¡Buen viaje!-dijeron todos al unísono.

*****

-¿Sabes? Creo que extraño a Doc-dijo en un suspiro mi amiga castaña tirándose en el sofá a mi lado.

-¿Ah sí?

-Pensé que no tenerlo en casa iba a ser un gran alivio pero me doy cuenta que realmente me hace falta que me moleste. No sé, me acostumbré-se encogió de hombros.

-Pronto podrás disfrutar nuevamente de sus fastidiosos juegos-arrugó la cara.

-Lo amarro, no importa lo que Boo diga.

Juliana se iría el día siguiente al que saliéramos de clases ¿La razón? Su tío Michael. Estaba muy grave. En la mañana cuando hablé con la ojiverde dijo que los médicos no les daban ninguna esperanza, su padre estaba en sus últimos días.

Su voz se escuchaba tan apagada, estaba triste, nostálgica. Mi hermosa profesora estaba sufriendo y yo no podía ir a consolarla. Pensaba en agarrar el primer avión que encontrara con rumbo a Europa pero no podía simplemente dejar las cosas tiradas, estaba en exámenes finales y sabía que si me iba Isabel solo con un grito de rabia me iba colocar nuevamente en un avión de regreso. Amaba su forma de ser pero a veces me mortificaba a cierto grado.

Me daba un poco de pena que el señor Michael estuviera en esa situación tan fuerte. Aun recordaba el día que lo conocí, esa noche donde él y su hermano nos intimidaron a Pablo y a mí. Era un buen hombre, de eso no tenía duda, él era el que había educado a Isabel y ella era una mujer inigualable. Deseaba que en una llamada mi ojiverde me dijera que los nuevos exámenes de su padre arrojaron que había vencido el cáncer, en parte por ella y parte por mí. Quería tener la oportunidad de conocer más a fondo el gran hombre que su hija describía que era.

Tu mi amor, tu mi profesoraWhere stories live. Discover now