Capitulo 27

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-¿Quieres explicarme que paso?-pregunto la ojiverde de pie junto a mi viendo a su prima menor sentada de copiloto en su Camaro, Pablo estando a su lado.

-Nada.

-¿Nada? ¿Porque ibas a golpearla?-se agachó para poder ver mejor a la castaña-Dímelo.

-Ella estaba insultándote.

-¿Qué? ¿Por qué?-preguntó confundida mientras alzaba su cabeza para verme.

-Ella sabe lo nuestro-dije con dificultad. La ojiverde abrió los ojos sorprendida mientras se levantaba y me veía fijamente.

-¿Cómo?

-Nos vio el día de nuestra cita, nos siguió.

-¿Qué pasa? No entiendo nada-habló Pablo desde dentro del auto.

-Luego te explico-dije haciendo una seña con la mano, la profesora aún seguía con sus ojos en mi-¿Isabel?

-¿Qué te dijo?

-Solo que lo sabe y que...-

-Esa perra va hacer algo, tiene una maldita obsesión contigo Diego, estoy muy segura que no se quedara quieta.

-Hablaré con ella-dije viendo a Isabel que tenía la mirada perdida.

-Solo harás que las cosas empeoren-suspiró la ojiverde-Solo tomémonos un tiempo.

-¿Qué? No, claro que no. No voy a separarme de ti-hablé firmemente tomando su mano derecha pero ella la retiró rápidamente.

-No Diego, este no es un buen lugar.

-Vamos a tu casa-ella negó-Vamos a tu casa Isabel-cerró los ojos y dejó salir el aire de sus pulmones.

-Vamos-desbloqueó su auto y subió en el, segundos después estaba saliendo del parqueadero.

-¿Estas saliendo con la profesora Leardi?-Pablo apareció en mi campo de visión.

-Sí.

-¿Qué? ¿Cómo es que tú y ella...-

-Te explico más tarde ahora tengo que hablar con ella.

-Suerte lerdo-miré a Juliana y me sonrió-La necesitaras-caminé hacia mi auto. La verdad era que estaba totalmente nervioso.

Cuando llegué a la casa bajé del auto y prácticamente corrí a la puerta, toque el timbre dos veces y esperé los segundos más largos de mi vida. Al abrirse la puerta Isabel me miraba seria pero podía notar un poco de nervios.

-Entra-dijo señalando adentro de la casa. Pasé y dirigí mis pasos a la sala.

-Diego-tomó aire y lo botó situándose frente a mí-Debemos poner un alto.

-No, esa no es una solución.

-No quiero arriesgarme-miraba mis ojos.

-Pero no puedes terminar esto-intenté tomar su mano pero no lo permitió.

-Diego entiéndeme, yo nunca debí aceptar que te acercaras, no debí hacerlo-caminó hacía un lado dándome la espalda.

-Te estas arrepintiendo de todo lo que hemos vivido-di unos pasos hacia ella, mientras se volteaba.

-No, no me mal entiendas.

-Entonces explícame.

-Me gusta estar contigo, lo disfruto. Eres una persona especial pero no puedo arriesgar mi trabajo y mi ética por esto que tenemos.

Tu mi amor, tu mi profesoraWhere stories live. Discover now