Capítulo 25

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-Es…muy lindo y…desordenado-Isabel y yo llegamos a mi apartamento después hacer una parada en la farmacia más cerca para comprar la crema. No recordaba que tenía ropa regada por todo el lugar además de unas cuantas botellas de cervezas que quedaron después de la noche loca que tuvimos los chicos y yo la semana pasada.

-Yo…lo siento por el desorden-me disculpe mientras rápidamente recogía la ropa y la tiraba en mi habitación.

-No te preocupes, supongo que es normal en un hombre.

-¡No! Yo no soy desordenado-cogí las botellas y las lleve a la cocina corriendo.

-Si claro-dijo sarcásticamente.

-¡Enserio!

-De acuerdo-levantó las manos inocentemente.

-Bueno tal vez solo un poco.

-Solo un poco, claro-la mire irritado por su tono sarcástico, ella rio.

-¿Qué quieres pedir?-tome su mano y la lleve a la pequeña sala.

-Pizza.

-¿Pizza? ¿Enserio?

-Si ¿Por qué?-nos sentamos en el mueble largo.

-Pensé que ibas a pedir algo más…no se…mmm… ¿Sofisticado?-rio.

-Me gusta la pizza Diego. Puedo decir que es mi comida rápida favorita.

-De acuerdo, pediremos pizza.

Llame a la pizzería más cercana e hice el pedido mientras que Isabel llamaba a su hermana y le informaba que estaba conmigo y que llegaría más tarde a su casa. La ojiazul le paso a Juliana que ya había llegado, parecía que la castaña decía algunas cosas fuera de contexto a su prima mayor por que esta le respondía ásperamente e irritada, luego solo colgó sin despedirse.

-¿Todo bien?-me miro fríamente.

-Todo bien.

-¿Segura?-asintió volteando a ver el programa en el televisor frente a nosotros-De acuerdo-tome una respiración profunda-El novio de tu hermana, Andrés, es bastante agradable.

-Lo es.

-¿Puedes decirme que te dijo Juliana para que te pusieras tan seria?
-Nada, solo déjalo pasar.

-¿Te estaba molestando con algo?

-Juliana es la única persona que logra hacerme enojar con facilidad, solo deja que se me pase.

-Está bien-tome su mano para acariciarla-¿Cuándo te tranquilices puedo besarte?

-Eres una dulzurita-volteo a verme a los ojos sonriendo.

-No me digas así-la mire asqueado mientras reía.

-Pero es cierto, lo eres.

-Eso es denigrante para un hombre.

-No seas exagerado Diego-reprendió acercando su cara a la mía-Eres muy tierno-trague fuertemente-Una dulzurita-susurro en mis labios-Puedes besarme.

No tarde nada en colocar mi mano en su nuca para atraerla hacia mí. Nuestros labios chocaron e inmediatamente empezaron a moverse lentamente.

-Espera ¿No te duele?-coloco su dedo índice en la herida de mi labio inferior.

-Tus besos ayudan a aliviar el dolor-le di un pequeño beso-Además estoy muriendo por besarte, a la mierda el dolor-ataque nuevamente sus labios provocando que ella callera acostada en el sofá debajo de mí. Lleve una mano a su mejilla y la otra estaba en su costado. Chupe su labio inferior para después morderlo y halarlo.
Coloqué una de mis piernas entre las suyas y me acosté más sin poner todo mi peso sobre ella para no aplastarla. Pase mi lengua alrededor de sus labios, estos abriéndose inmediatamente para dejarme entrar.

Quería probar algo nuevo y la posición en la que estábamos era buena para eso. Baje la mano que tenía en su mejilla y con un par de mis dedos alce su mentón dejando espacio para besar su cuello. Ella dejo escapar un gemido que logro excitarme tremendamente. Continúe chupando su cuello de arriba abajo.
Mi mano llego a su muslo para bajar hasta llegar a su trasero donde apreté un poco fuerte logrando obtener otro gemido de su parte. Una de sus manos estaba en la parte de atrás de mi cabeza con sus dedos enredados en mi cabello y la otra estaba en mi espalda apretándome más a ella. Sentía como mi excitación subía rápidamente. Quería hacerle el amor, me moría de ganas por hacerla mía.
Mordí levemente su cuello y ella tomo mi cabeza halándome hacia arriba para unir nuestros labios. Una de mis manos se metió lentamente debajo de su blusa, acaricie la suave piel de su estómago esperando por si ella la retiraba pero no lo hizo así que la fui subiendo despacio hasta llegar a su sujetador. Apreté su pecho derecho por encima de la tela.

Baje mis labios por su barbilla y cuello mientras subía su blusa con mi otra mano dejando al descubierto su abdomen plano y ligeramente marcado. Bese y pase mi lengua por su piel mientras, ahora con mis dos manos, acariciaba sus dos pechos por encima del sujetador de encaje arrancándole suspiros y gemidos.
Suena el timbre.

Me levante mientras ella se sentaba y acomodaba su blusa.

-Debe ser la pizza. Ahora vuelvo-asintió lentamente con las mejillas sonrojadas y el cabello un poco desordenado ¡Hermosa! Fui a la puerta tome la pizza, la pague y regrese a la sala-Aquí esta-puse la caja en la mesa, la abrí y me senté a su lado-¿Qué tal?

-Se ve deliciosa-la mire.

-Entonces devorémosla-rio mientras tomaba una rebanada y se la llevaba a la boca-Iré por algo de tomar-me levante fui a la cocina, tome dos vasos y busque en la nevera. Afortunadamente tenía un poco de gaseosa que sería suficiente para los dos. Llene los vasos y volví a la sala.
Comimos durante casi media hora hablando sobre el día que tuvimos. Ella obviamente aprovecho para volver advertirme sobre lo sucedido con Méndez, pero era imposible que yo pudiera controlarme si él se acercaba a ella.

-Es hora de irme.

-¿Qué? No, aún es temprano.

-No, es tarde-se levantó del sofá-Gracias por alimentarme-sonrió.

-Me he dado cuenta que lo que dice Juliana sobre ti es cierto.

-¿Qué cosa?-me levanté y situé en frente de ella.

-Tienes sentido del humor-sonrió.

-Algunas veces-abracé su cintura y la pegué a mí lo más que pude.

-Me gusto tocarte-bese su labios luego su mejilla hasta llegar al lóbulo de su oreja. Ella suspiro y coloco sus manos detrás de mi cabeza-Eres hermosa-bese y chupe su cuello, mis manos dejaron su cintura para bajar hasta su trasero, acariciándolo y apretando fuerte-Me vuelves loco.

-Diego-gimió apartando mi cara de su cuello-Tengo que irme.

-Está bien-la bese aun abrazándola por la cintura-Te seguiré en mi auto para estar seguro que llegas bien.

-No es necesario Diego.

-Si es necesario. Vamos-tomé su mano y nos lleve fuera del apartamento hacia el ascensor del edificio-Me gusta hacer esto-entrelace nuestros dedos al estar las puertas cerradas del elevador, estábamos solo los dos adentro.

-Eres una dulzurita Diego-tome aire.

-Creo que tengo que empezar a acostumbrarme a que me digas así.

-Si-rio colocando su cabeza en mi hombro-A mí también me gusta hacerlo-baje mi mirada encontrándome con sus hermosos ojos verdes.

-¿Enserio?-asintió. Llegamos a estacionamiento del edificio, soltamos nuestras manos por si de pronto había alguien en el lugar que nos pudiera ver. Subimos a los autos pero deje que ella fuera primero en el camino. No tardamos mucho en llegar a su casa, las calles estaban relativamente vacías. Espere a que guardara su auto en el garaje y estuviera adentro de la casa para irme.

Tu mi amor, tu mi profesoraWhere stories live. Discover now