Un derrumbe inesperado

32 5 0
                                    

El puesto de mando se encontraba al fondo de la cueva en la que había perdido por segunda vez a mi amado Lee, así que, para salir de allí, debía pasar por el sitio de tan desgarrador acontecimiento. Estaba ya cerca, cuando se escuchó un horrible estruendo y un montón de piedras cayó en medio de la cueva, justo en la entrada.

Justo cuando pensaba que no podía ser peor, un nuevo estruendo provocó un segundo derrumbe, esta vez entre el fondo de la cueva y nosotros, los aldeanos que me acompañaban y yo. Todos se desesperaron, decía que no había suficiente aire para todos. Ordené que se dividieran en dos grupos, cada uno para levantar cada derrumbe. Yo me uní a los que despejaban el camino de salida, pues ansiaba entrar en batalla con la bruja.

Cuando logré abrir una abertura hacia el exterior, estiré un brazo para sentir la brisa fría. Podía escuchar que la guerra en el palacio continuaba, debía darme prisa.

De pronto, alguien tomó mi mano desde afuera de la cueva. El hueco era demasiado pequeño como para ver quién era, no obstante, no lo sentía malo. Al contrario, por algún motivo me sentí afortunada ante ese tacto. Aquella persona me sostenía de la mano, respiraba con lentitud.

- ¿Quién eres? - preguntó, pero no hubo respuesta. Esa escena me trajo recuerdos...


En ese entonces, el palacio tenía alguna que otra batalla, así que Lee partía constantemente a la guerra. En uno de esos combates, se informó que las bajas en nuestro ejército habían sido muchas, y tenía miedo de que Lee ya no volviera. Cuando los sobrevivientes regresaron, corrí desesperadamente a buscarlo. Intenté ver cada rostro entre la multitud, luchando por no perderme alguno, hasta que tropecé.

En el suelo el panorama se volvió más sombrío. Sentía que mis esperanzas se desvanecían de un momento a otro. Tenía miedo de no encontrarlo, de que no estuviera ahí. Entonces, alguien me agarró la mano de la misma forma que lo hacían ahora, en la cueva. Al elevar mi vista, descubrí con entusiasmo que se trataba de Lee, sonriéndome con cariño.

Lo abracé y le dije que por instante temí lo peor. Él contestó que, mientras yo lo estuviera esperando, él jamás iba a morir.


Una lágrima cayó de mis ojos al recordar aquel momento repleto de felicidad.

- ¿Lee? - pregunté por impulso. La mano que me sujetaba me soltó con suavidad.

- Aquí estoy - respondió.

Me llevé un exabrupto. Era la voz de Lee. ¿Cómo era posible? ¿Acaso mi mente me estaría engañando? Estiré mi mano para alcanzarlo de nuevo, pero ya no estaba ahí. Tal vez nunca estuvo ahí. Después de todo, extrañaba demasiado a Lee, así que era posible que mi imaginación reprodujera aquel momento de anhelado reencuentro. Sentía su muerte en mi conciencia.

Dicen que la mente es engañosa, que no todo lo que ven tus ojos está ahí realmente. Las alucinaciones son normales en estas circunstancias, pero resultan tan dolorosas... No podía distinguir entre realidad y fantasía, seguramente pasaría de nuevo si no me concentraba en la batalla. Sentir, oír o ver a Lee en todas partes, confortándome por haberlo dejado morir, por haber dudado de él...

Me sentí rota. Sentí que algo me faltaba, no podía moverme. Sin él, ya no volvería a ser la misma, ya no tendría un motivo por el cuál alegrarme y ser feliz.

Un aldeano vino hacia mí diciéndome algo, mas no lograba entenderlo. Ni siquiera escuchaba su voz, todo era silencio. Entendí que ya no me importaba más el mundo exterior. 

 

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Kingdom's ChroniclesWhere stories live. Discover now