El inicio de la guerra

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Cayó la noche, la aldea ya estaba lista para partir, así que con la ayuda de Edda y Ray, la guié hasta un sitio seguro. Entonces, solamente los mejores guerreros partimos en un viaje para rodear los terrenos de la bruja. En cuanto sus soldados salieran para atacar la aldea, nosotros atacaríamos por sorpresa y tomaríamos el viejo palacio. Una vez hecho esto, iríamos por el castillo.

Esperamos hasta el amaneces. Tal como esperábamos, un enorme ejército abandonó el palacio camino a la aldea. Me extrañé, pues había algo en esos soldados que me perturbaba mucho. Pensé que era tristeza, ya que llevaban el mismo uniforme negro de antes, el mismo con el que Lee había muerto. Debo decir que, a pesar de que todos estuvieran encapuchados, tenía la esperanza de que alguno de ellos fuera Lee.

- Sakura, será mejor alistarnos, ya se están alejando - sugirió Edda.

- De acuerdo - afirmé pensativa.

- Sé lo que te ocurre - insistió -. Yo también pretendo verlo, tal y como lo vimos la última vez. Pero, eso no va a pasar, princesa Sakura.

- Lo sé. Ya no hay vuelta atrás - reconocí con determinación, haciendo a un lado mis sentimientos -. ¡Listos! - Todos mis soldados formaron enseguida, dispuestos a obedecer en cuanto lo ordenara -. ¡A la carga!

Empezamos a correr en dirección al palacio. Rápidamente abrimos una brecha en sus murallas con ayuda de una catapulta que habíamos construido. Ingresamos con gran velocidad, sorprendiéndonos ante la poca resistencia de la gente que se había quedado en el patio y la planta baja. Casi no habían soldados enemigos, así que me dirigí directamente hacia la torre en donde antes estaba mi habitación, la de Edda y la de Lee.

Cada vez aparecían más soldados. ¿Acaso estaban formados en los pisos superiores? Llegué hasta el cuarto de Lee, los recuerdos me asaltaron. Todo estaba igual que antes, como si él siguiera allí. Como si él no hubiera muerto hace tanto.

- ¿Y qué harás esta noche? - pregunté al tiempo que me sentaba en la cama de Lee.

- No lo sé - respondió ordenando algunas cosas. Giró de pronto y me miró -. Tal vez yo...

Se sentó a mi lado, sin dejar de observarme. Comenzó a acercarse hacia mí, entrecerrando los ojos. Supe que me iba a besar. ¿Estaba lista para recibirlo? Sí, y me prometí corresponderle en el acto. Justo cuando nuestros labios estaban a escasos centímetros, la puerta del cuarto se abrió y Edda entró con actitud seria. Nos separamos de golpe, avergonzados. Ella se limitó a arquear una ceja.

De pronto, la puerta se cerró a mis espaldas, sacándome de mis memorias y encerrándome en la habitación. Al girar, todo mi universo se detuvo. No podía ser posible.

- Lee...

La puerta había sido cerrada por su propio dueño. Lee estaba de pie frente a mí.

- La bruja dijo que volverías aquí - explicó con un tono despectivo. Me percaté de que sonreía de manera siniestra, algo impropio de él-. No puedo creer que hayas sido tan tonta.

Desenvainó su espada y adoptó una posición de ataque. No logré salir de mi estupor. ¡Lee estaba vivo! Comenzó a atacarme sin dejar esa sonrisa, pero yo no podía atacarle de vuelta. No, ¿cómo podría? Esquivaba su espada, mas no sujetaba la mía.

En uno de esos momentos pude llegar hasta la puerta, abrirla y salir al pasillo. Él me siguió, dispuesto a matarme. En el pasillo recién reaccioné y desenfundé mi espada para detener sus ataques. ¿Estaría bajo un encantamiento? Lo subestimé y terminé acorralada contra una de las paredes, justo cuando distinguí a alguien que venía corriendo con espada en mano. Lee estaba frente a mí, de espaldas a esa persona, por lo que no se dio cuenta del inminente ataque. Justo cuando reconocí a Ray, éste dio un salto para clavar el filo de su espada en la espalda de Lee, quien no tuvo tiempo de reaccionar, pero yo sí. Empujé a Lee hasta caer ambos al suelo. Había salvado su vida, aunque uno de mis costados había sido herido por Ray.

- ¡Sakura! - gritó Ray espantado. Entonces vio a Lee y enfocó su ira en él -. ¡Maldito, te mataré!

Lee se levantó ágilmente y detuvo el nuevo ataque de Ray. Empezaron su duelo sin contenerse. No quería que siguieran así. ¡No quería que ninguno muriera!

- ¡No te atrevas! - grité con lágrimas en los ojos. Ambos hombres se detuvieron y me miraron atónitos -. Ray, no lo lastimes.

El aludido lucía sorprendido ante mi súplica, mientras que Lee parecía estar confundido. Ray notó a su oponente y decidió aprovechar para desarmarlo y aprisionarlo contra la pared.

- ¿Qué quieres que le haga, Sakura? - preguntó atento a cualquier intento de Lee por zafarse.

- No le hagas nada - respondí. Me paré con algo de dificultad. Ray renegó ante mi respuesta y de un solo golpe dejó a Lee inconsciente.

- Vámonos - indicó listo para ayudarme.

- No, cárgalo a él -. Ray se extrañó, incrédulo ante mi petición -. Por favor, Ray.

Salimos de la torre con pisa. Debíamos llevar a Lee hasta un lugar seguro antes de que despertara. Atravesamos el patio del palacio y lo abandonamos para dirigirnos a nuestro refugio, una cueva no muy lejana. Nos adentramos un poco y nos detuvimos, Ray apoyó a Lee contra la pared. En silencio, se dedicó a atarle con una cuerda para que no pudiera moverse una vez despierto. Me dejé caer a su lado, sin creer todavía que estuviera allí. No sabía cómo sentirme. Me enojaba que la bruja lo estuviera manipulando de esa manera, pero me hacía feliz que estuviera vivo.

- Muy bien, Sakura, ahora dime quién es - pidió Ray con impaciencia.

- Te resultará difícil de creer, Ray. ¿Recuerdas mi pasado? - cuestioné.

- Sí, conozco tu historia. Edda me la ha contado un par de veces, incluyendo su increíble huida ante la invasión de la bruja.

- Bien, ¿recuerdas al muchacho que me salvó la vida? ¿El que me trajo de regreso cuando perdí la memoria y gracias al que Edda y yo estamos aquí?

- Claro, tu primer guardián, o algo así.

- Pues... Ray, te presentó a Lee Syaoran.

Por un momento, Ray se puso algo nervioso. Era lógico que no creyera, seguramente pensaría que yo lo estaba inventando. Entonces me miró lleno de preocupación. Imaginé que nada agradable recorría su mente en ese instante.

- Escucha, mejor ve a buscar a Edda. Tráela enseguida, ¿de acuerdo? - indiqué con paciencia.

- De acuerdo - accedió él. Tras dudar unos segundos, se marchó hacia el fondo de la cueva para encontrar a Edda. Mientras lo hacía, yo vigilaría y cuidaría de Lee.

 Mientras lo hacía, yo vigilaría y cuidaría de Lee

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