El precio de recordar

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Fue como un golpe bajo. ¿Por qué se iría sin decirme antes? Debía alcanzarlo, no importaba cómo. Necesitaba verlo. Tenía que decirle que había logrado recordarlo.

- Ya es tarde - indicó Edda, como si leyera mis pensamientos -. Ya lo sabes, tú lo has visto - recordé mi sueño en el que Lee estaba a punto de ingresar al castillo negro de la bruja -. Pero si quieres verlo, ve a la habitación que está al final de este pasillo.

Le agradecí y corrí hasta el lugar indicado. No entendía cómo ella podía saber tanto, pero no me importaba. En ese momento solo deseaba verlo a él.

Entré al cuarto y me encontré de frente con un espejo fijado sobre una mesa al centro. Me asomé y vi mi reflejo durante un momento, entonces, sin saber por qué, ordené que deseaba ver a Lee.

De pronto, el espejo cambió y me mostró a Lee frente a la bruja. Apoyé mi mano contra el espejo, lo atravesó como si se tratara de un portal. Sin pensarlo, me metí por completo sin soltar el marco, para poder volver si así lo requería. En su interior, me di cuenta de que Lee no podía percibirme. Era como si fuera un testigo invisible que no podía hacer nada más que mirar.

La capa de la bruja flotaba a su alrededor. Su piel era casi blanca, pero su vestimenta era negra. Se la veía muy poderosa, aunque Lee no mostraba temor alguno.

- Di un precio - exigió él.

- Muy bien - accedió ella -. Este precio es único, así que más te vale aceptarlo o rechazarlo de plano.

Lee no reclamó, así que ella prosiguió.

- Tú eres un excelente guerrero, el mejor de tu reino. Así que, a cambio de la memoria de la princesa, quiero que me sirvas eternamente.

Tanto Lee como yo nos asombramos. Ella no dudó y sonrió con absoluta confianza. Lee agachó la cabeza. Estaba molesto, pero impotente.

Aceptó.

Traté de alcanzarlo, pero no llegaba hasta él sin soltarme del espejo. Grité su nombre incontables veces, mas no me escuchaba. Solo deseaba tocarlo para hacerle sentir mi presencia. La bruja agarró una esfera de cristal debajo de su capa y ordenando que regresara a su dueño, la rompió. Algo que tenía el aspecto de neblina salió de ahí y se alejó flotando a gran velocidad. Entonces ella envolvió a Lee con su capa y ya no pude hacer nada. El espejo me expulsó y me estrellé contra la pared de la habitación en mi palacio. Antes de desmayarme alcancé a ver cómo el contenido de la esfera de cristal llegaba hasta mí...

Cuando desperté, un montón de recuerdos me inundaron y entendí que había recuperado mi memoria. Edda estaba junto a mí, cuidándome. La quería mucho, como si fuera mi propia madre, y amaba demasiado a Lee.

Lee.

Él ya se había ido.

- Sakura, debemos irnos - ordenó Edda -. Atacan el palacio, la bruja a enviado a sus tropas. Debemos huir.

Me agarró de la mano y me jaló hasta otro cuarto escondido. Abrió una puerta que daba al exterior, directo a unas gradas que llevaban fuera del castillo. Yo no quería irme, mi corazón estaba roto. No había motivo para seguir viviendo, no sin él a mi lado.

- Princesa, por favor, ¡rápido! - insistió Edda con un pie en las gradas.

De pronto, un golpe sonó en la otra puerta. Con una patada, la puerta cedió. Uno de los guerreros de la bruja ingresó. Estaba vestido de negro, con una capucha cubriendo su rostro y unos guantes protegiendo sus manos.

Al vernos, el guerrero dudó un poco, y entonces se quitó la capucha. Era Lee.

Le dije a Edda que bajara y alistara todo para nuestra huída, que yo no tardaría. Obedeció y se fue. Lee permanecía de pie cerca de mí, observándome. La mano en la que traía una espada se elevó y me apuntó. No dudé y me planté firme frente a él. No sabía qué le había hecho la bruja, no lo dejaría solo.

Súbitamente, él se lanzó contra mí. Cerré los ojos, mas no me moví. Al abrirlos, vi la espada de Lee temblando a centímetros de mi rostro. Vi que él también temblaba. Ahora que estaba más cerca, advertí en sus ojos un hechizo. ¿Aun así podía negarse a lastimarme? Soltó la espada y se arrodilló soltando un par de gemidos. Me apresuré a ayudarlo. Lee había vuelto.

- Princesa, debes escapar...

- Te dije que nunca te abandonaría y no pienso hacerlo - me negué.

- ¡Vete! - gritó entonces. Me asusté un poco -. ¿Que no ves lo que hice por ti? ¿Por qué quieres desperdiciar tu vida cuando yo sacrifiqué la mía para mantener viva?

No supe qué decir. Tenía razón. Él se paró y me ordenó que me fuera. Cogió su espada y se situó en la puerta que él mismo había roto hace apenas instantes.

- Voy a darte tiempo.

Escuché varios pasos en nuestra dirección. Lee tenía razón, no podía menospreciar la oportunidad que me había dado. No podía dejar que su vida fuera dada en vano.

- Gracias - atiné a decir.

Me marché corriendo tan rápido como pude. Las gradas parecían no tener fin. Cuando distinguí el final, y vi a Edda esperándome en un carruaje listo, escuché cómo varios guardias de la bruja me perseguían. Eso significaba que... Que Lee...

Llegué al carruaje y partimos de inmediato. Edda se mantuvo pendiente del camino mientras que yo veía cómo el palacio se perdía a lo lejos. Lloraba en silencio por el hombre que amaba y que no había podido salvar.

Lee se había sacrificado por mí. A partir de ahora, dedicaría mi vida a vengarlo. Esa bruja lamentaría el día en que se atrevió a meterse con mi reino, con mi amado y conmigo. Tomaría venganza, sin importar el precio. Destruiría a la bruja y reclamaría mi reino.

Juré por Lee, que lo haría. 

Palabras de la autora: Aquí finaliza la primera parte de esta historia

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Palabras de la autora: Aquí finaliza la primera parte de esta historia. Disculpen la demora, estaba segura de que ya había subido el final. De todas formas, la próxima semana continuaré subiendo la segunda parte de esta historia. Por eso es que, continuará...

Kingdom's ChroniclesWhere stories live. Discover now