21

36 2 0
                                    

-¿Qué te pasa?- me pregunta al notar que estoy llorando- ¿Cómo ha ido?

-Largo de contar, pero te lo resumo- cojo aire y empiezo a contarle todo lo que ha sucedido secándome las lágrimas.- He llegado y hemos hablado, se ha enfadado y me ha dicho que tengo hasta las ocho para irme. Tía, no quiero causarte problemas, ¿pero tú podrías dejarme dormir en tu casa un par de días hasta que encuentre algo? No tengo donde ir, y en pocas horas tengo que irme, no tengo familia aquí...

-Julia,- me corta- claro que puedes quedarte. Hoy, mañana, y los días que hagan falta.

-Pero tampoco quiero molestar, Laura... Vives con tus padres, ¿y si molesto?

-Sabes que mi madre te aprecia mucho, le conoces, y a mi hermana le caes genial también, y mi padre tiene ganas de conocerte, siempre hablo de tí. Además, eres mi amiga, estoy aquí para lo que necesites. Media hora y te paso a recoger.

-Laura... No sabes el favor que me estas haciendo...- le digo sinceramente.

-De verdad que no me debes nada Julia, somos amigas- sus palabras me reconfortan.

Ahora mismo es la unica persona que tengo a mi lado, y se lo debo todo.

Cuelgo, y me doy prisa para terminar de recoger todo, pongo las maletas en el suelo y miro esa habitación por última vez.

No voy a volver aquí por mi culpa, lo sé, pero me duele tanto...

Dos años es mucho tiempo.

Cojo mi llavero, quito la copia de las llaves del piso, y las dejo encima de la mesa del comedor.

Cojo ambas maletas y la mochila de la universidad y finalmente cierro esa puerta por última vez.

Bajo por el ascensor, y al llegar abajo ya veo el coche de Laura aparcado en la acera.

Me ve, y rápidamente sale del coche para ayudarme.

-Tía de verdad que lo siento muchísimo- digo al acercarme al coche.- Solo van a ser un par de días.

-Julia- me sostiene de los hombros.- No molestas, y te obligo a quedarte en mi casa, ¿sí? ¿Te ha quedado claro? No quiero que pidas perdón, voy a estar aquí para ayudarte, y eso estoy haciendo- dice mientras asiente varias veces.

-Te quiero mucho- me lanzo a sus brazos.

Necesito a alguien con quien estar ahora, no tengo a nadie más que Laura.

Subimos al coche, y nos dirigimos a las afueras de Madrid.

No tardamos ni veinte minutos en llegar a su casa, y al llegar, una gran puerta se abre automáticamente.

Respiro hondo.

Su padre es abogado, y casi nunca está en casa, por lo que no le he visto nunca.

Por otra parte, tenemos a su madre, que es increíble, y que hace los mejores pasteles de todo Madrid.

Y finalmente tenemos a su hermana pequeña, de trece años, que ya es como si fuera mi hermana pequeña de tantas veces que le he visto.

Aparca el coche y nos vamos hacia el maletero a coger todas las bolsas.

Laura me ha acogido, me ha salvado el culo sí, pero y ahora... ¿qué hago yo?

Un ruido proveniente de mi móvil hace que abra los ojos rápidamente y mire la pantalla.

El despertador...

Me levanto de la cama y abro las cortinas, ha llegado el día.

Hoy me voy a pasar las navidades a Cádiz, con mi familia.

Dos Miradas No Se Cruzan Por CasualidadWhere stories live. Discover now