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Llegamos al local, y nada más entrar, la música penetra en mis oídos, poco acostumbrados a ese alto volumen.

Javi me da la mano, y me dirige hacia la barra, y Carlos decide seguirnos, raro, porque en todas las fiestas, al entrar ya se encuentra con amigos, es él quién sabe de fiestas, en cambio, esta vez es al contrario.

Pido yo un ron-cola, Javi una cerveza y Carlos un vodka con fanta de limón.

No han pasado ni diez minutos, y mi amiga Laura aparece.

-¡Julia!- me abraza, y yo le correspondo.-¿Acabáis de llegar?

-Sí, estabamos pidiendo algo aquí- le sonrío.- Perdón, no os he presentado- grito debido a la música.- Este es Javi, mi novio- le da dos besos.

-Encantado- contesta Javi acercándose a ella.

-Y este Carlos, su primo- y hace lo mismo que con mi novio.

-Tía, han venido unas amigas que quiero presentarte- me coge de la mano.- ¡Os la robo un momento!- empieza a tirar de mí. Miro a Javi y asiente, por lo que me pierdo entre la gente y es en ese momento, la última vez que les veo en mucho rato.

Debe haber pasado más de una hora ya. Sigo con las amigas de Laura, me han caído muy bien todas, y al estar charlando y bailando animadamente y bebiendo copa detrás de otra copa, hemos seguido a lo nuestro y ni me he dado cuenta de que no había entrado sola.

Me paro a pensar.

Ostias.

Javi y Carlos.

¿Dónde coño están?

Me giro para mirar hacia el local.

Ni rastro.

-¡Laura! Voy a ver si encuentro a Javi, que hace rato que no le veo- le digo a la oreja, haciéndole gestos.

Ella asiente, y se vuelve hacia sus amigas para seguir bailando.

Paso entre los grupos de gente que hay a mi alrededor. Casi ni se puede pasar.

Poco después de empezar la difícil busqueda, me doy cuenta que estoy literalmente en medio de la pista, me he metido por el peor sitio que tenía.

Bien Julia.

Pienso en la idea de volver atrás y rodear la pista, pero la descarto al ver que el pasillo que había estado haciendo al pasar se ha desvanecido.

Sigo haciéndome paso, con una mano delante y otra atrás.

Lo que yo no me esperaba era que alguien me cogiera la mano que tenía atrás.

Me tira hacia él, y pega su cuerpo contra el mío.

Giro mi cabeza, y me doy cuenta de quién es.

Carlos.

Empieza a besarme el cuello.

-¿Qué coño haces?- me giro. Y él sonríe.

Está borracho.

-¿A tí qué te parece?- me coge ambas manos para llevarlas a su cuello.

-Carlos que nos va a ver...- me aparto.

-Está bien, entonces vente- hace un par de pasos y tira de mí, por lo que le sigo sin rechistar.

¿Dónde me lleva? Ni puta idea.

¿Quiero saberlo? Quizás no me interese mucho descubrirlo, ya que así, me sentiría más culpable aún si es posible.

Subimos unas escaleras de caracol, que nos llevana un pasillo no muy largo. Veo gente correr y reír, bajando y subiendo sin parar.

Llegamos a una habitación, y tras cerrar la puerta, Carlos se lanza a mis labios.

Dos Miradas No Se Cruzan Por CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora