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Los besos de mi novio me despertaron. Empezaron en mi hombro, llegando al omóplato tras un pequeño recorrido de besos.

-Buenos días Julia- dice cuando al fin me giro.

Esa noche fue una de esas en las que no puedes dormir. De las que se intenta pero el cerebro no para de funcionar. Y eso era debido a la pregunta de Javi. Lo había pensado. Había pensado y reflexionado sobre los diversos temas.

El primero, no iba a contarle lo que pasó en ese baño. No podía.

No después de que me pidiese que fuera a vivir con él. No le voy a decir que además de que me he liado con otro tío, ese tío es su primo.

La otra es que iba a aceptar su propuesta.

Me iba a vivir con él.

No me gustaba vivir sola. Los otros años viví con Marilia, una chica con la que iba a clase, de mis mejores amigas hasta ahora. Pero se trasladó a Gran Canaria de donde es ella, ya que su madre enfermó.

Mi contrato de alquiler estaba a punto de acabarse, y no podía pedir más dinero a mis padres. No después de que tuvieran que pagar la matricula ese año, cosa que prometí hacerlo yo.

No me va a ir mal pasar tiempo con él, a ver si olvido estos días de una vez por todas.

-Buenos días- le digo mientras me acerco para darle un corto beso.

-¿Has dormido bien?- me pregunta apartándome el pelo de la cara.

-Sí- miento.- Javi- llamo su atención ya que estaba mirando la hora en su móvil.

-¿Sí?- pregunta apagándolo.

-Me voy a vivir contigo- suelto.

-¿¡En serio!?- se emociona para seguidamente abrazarme.

-Ya verás como no te arrepentirás- me besa.- Los dos solos... Todo el día... Buen plan, ¿no crees?

-Ni que lo dudes- sonrío.

-Yo me voy a ir unos días antes, creo que pasado mañana, tu vendrás este fin de semana, ¿verdad?

-Sí, pensaba que te ibas el mismo día que yo- digo extrañada. No me había dicho nada.

-Sí, esa era mi intención, pero tengo que firmar unos papeles para el trabajo que no firmé en julio al venirme aquí. Tienen que tenerlos antes del viernes.

-Ah- digo sin intenciones de seguir la conversación.- ¿Vamos a almorzar?

-Claro- sonríe él levantándose de la cama.

Bajo un par de minutos después que él tras ir al baño, y cuando llego, me encuentro con mi café matutino ya preparado, y dos tostadas hechas.

-Gracias cariño- le doy un corto beso para después sentarme a su lado.

-Entonces, ¿pasado mañana ya te vas?- hago un puchero.- Me voy a quedar sola aquí.

-¿Sola? Tienes a tus padres, aprovecha y pasa estos días con ellos, que puede que no les veas en mucho tiempo

Y eso es justamente lo que hice, me pasé esos dos días en casa de mis padres, disfrutando de cada hora, porque seguramente, no iba a volver a verles en mucho tiempo.

Sí es aquí. Le digo al taxista mirando el bloque de pisos que tengo en frente. Con una mano haciéndome sombra a los ojos y la otra aguantando el movil con el GPS encendido, miro hacia arriba. El calor de principios de septiembre se nota, y más si es mediodía, por lo que la sudadera que llevaba puesta en el tren me sobra, y mucho.

Dos Miradas No Se Cruzan Por CasualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora