CAPÍTULO II: Mi Primera Vez

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-¿Ho-hola? ¿Qué haces llamando a mi celular?, ¿Es que no te ha quedado claro lo de la última vez?- Señale confundida y agobiada.

-Hola Annie, ¿no piensas saludar a tu tío favorito?- Dice con un tono burlón.

-Para mi desgracia eres mi único tío Bob, ¿cuántas veces te he dicho que odio que me llames así?, no me gusta ese apodo- Digo enojada.

-Deja de ser así y relájate muñeca, solo quiero saber cómo estas, ¿sabes? te he echado mucho de menos- Dijo con un tono egocéntrico.

-No sabes como hicistes que mi día se volviera mejor- Dije sarcásticamente. -Sabes, no tengo ningún interés de hablar contigo, así que adiós, no entiendo como mi tía Paulina sigue casada contigo- Bufé.

Escuche que iba a decir algo pero colgué antes que pudiera hacerlo, tenía tantas emociones regadas, quería gritar, llorar y escapar... Pero no podía hacerlo, me había prometido a mi misma que dejaría todas mis sombras atrás y viviría mi presente de la mejor manera. Seque mis lágrimas, retoque mi maquillaje y entre a la IEA (Institución de Excelencia Académica).

Era la primera vez que recorría una institución tan grande, en la puerta había unos chicos entregando volantes a los nuevos estudiantes, horarios e informaciones a los antiguos. Confieso que era mi primera vez en una preparatoria tan inmensa, con tantos chicos, algunos se veían buena onda, otros te juzgaban con la mirada, sin embargo he aprendido como superar esos traumas pasajeros.

-Veo que eres nueva, ¿quieres que te ayude con algo?- Se me acerca una chica muy cortés y con una sonrisa gigante.

-Ah hola, mi nombre es Ana Sofía pero puedes decirme Ana, ¿tanto se nota mi falta de orientación?- Dije con un tono burlón.

-Pues solo un poco- Ríe entre dientes. -Mi nombre es Stephanie, pero tu dime Steff.- La pelinegra sonríe a medias y se dirige con un volante a darme un recorrido por la institución.

Me enseña los casilleros, las aulas, las materias y el cyber café que se encuentra afuera en el comedor, solo quedó sin palabras pensando en muchas cosas a la vez, mientras ella me habla de la historia de su fundación, cosa que me pareció realmente interesante.

-¿Puede decirse que eres una verdadera experta en la IEA, no?- Dije.

-Bueno que tu padre sea el director, ¿ayuda mucho no?- Ríe pero con una cara triste.

-¿En serio? Me imagino lo duro y agobiante que debe ser para ti, deben pensar que eres la favorita y que te regalan puntos solo por ser su hija.

-Al principio si pero lo aprendí a superar, no me pretendo estancar en un solo lugar para siempre; a la mala vibra se le espanta con un poco de luz y amor propio, aunque esta parezca una buena escuela, las personas no lo son por eso existen reglas por una razón...

-¿Reglas? ¿Cuáles reglas? ¿Hay una en la que yo deba ser precavida?- Dije preocupada.

-Todo a su tiempo, lo único que debes saber es que nada es lo que parece y que hasta el más fino rayo de esperanza, puede romperse con un chasquido de dedos.

Esto lleno mi mentes con más interrogantes que antes ¿Era la escuela que yo creía que me ayudaría a olvidar todo? ¿O su pasado se convertiría en mi nueva carga?
Salí de mis pensamientos por un momento, y me concentre en mirar a Steff quien aún seguía hablando.

-Pero no te preocupes por el momento, vas a estar bien, ahora te parece si vamos a nuestra primera clase "Química avanzada II"- Habló de nuevo.

¿Como se supone que voy a saber la II si ni siquiera en mi otra escuela pudimos empezar la I ya que no teníamos profesores al mando? pero no iba a permitir que mi falta de conocimientos se notarán y asentí a su propuesta, siguiéndola.

Caminamos por el pasillo del instituto para llegar a la puerta donde era nuestra clase.

-Llegan tarde señoritas, pero se las dejaré pasar por esta vez- Dijo el profesor con cara sería, abriendo la puerta.

-Lo sentimos mucho, no volverá a ocurrir.

Pasamos al salón donde ya se encontraban tomando notas y mirándonos fijamente, nos sentíamos avergonzadas; o al menos ese era mi caso.

-Soy el docente Maximiliano Cooper, encargado de esta unidad.

Mis ojos se quedaron en blanco, mi corazón empezó a palpitar rápidamente que parecía que se saliera de mi pecho, mis manos estaban frías y de un segundo a otro ya mi cabeza estaba dando vueltas, "sin saber más".

Entre las sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora