Miro a Jack, que expulsa el humo y siento una presión en mi pecho. ¿Por qué se quiere ir ya? Frunzo el ceño y recuerdo la noche anterior. Vale, no le presté mucha atención mientras estábamos en casa de Charlie, pero siempre hacemos lo mismo, o quizás... Fue ella la que nos vio.

Tengo que hablar con ella y no sé en qué momento puedo cogerla sola. Ronan no se separa de ella desde que la conoció, necesito un poco de ayuda de mi hermano entonces.

— Es normal que quieran irse —me encojo de hombros—. Han durado mucho aquí —tiro el cigarrillo sabiendo que después tendré que recogerlo.

— Iré a ver cómo va el abuelo, no me fío de Bradly —Jack se levanta y asiento.

Quiero encender otro cigarrillo pero me controlo. Muerdo mi labio inferior y me levanto para ir al corral. Kenzie está bien acompañada y no tengo que preocuparme de ella ahora, si no de esa chica que hoy lleva una camiseta de mi hermano.

Me apoyo en la valla de madera y los miro. Su pelo está recogido en una coleta alta y cae hasta su nuca. Lleva mis pantalones, pero no los primeros, otros que les di para que se viera con ropa diferente.

— ¡Hola, Leo! —Me saluda Ronan.

Levanto mi mano en forma de saludo y ella ni me mira.

Ronan había estado en shock ayer, y llorando también. Hoy se había levantado callado, pero al momento de ver a Bambi, su cara se iluminó y fue a abrazarla.

— ¿Qué ocurre? ¿Todo bien con Kenzie? —Pregunta Diego apoyándose en la valla y pasando su antebrazo por su frente para limpiar las pequeñas gotas de sudor.

— Sí, necesito que te lleves a Bárbara y Ronan a algún lado, necesito hablar con Bambi —le digo en voz baja.

— De acuerdo. ¿Estás seguro de esto, Leo? No quiero que lo pase mal. Sé que si pasa algo, no será lo mismo entre los cuatros, no quiero que pase eso.

— Diego, por favor.

— Solo te informo sobre esa posibilidad —se encoge de hombros.

Lo he pensado mucho, pero no puedo alejarme, no de ella. No sé si Diego entendería cómo me siento cuando ella está a mi alrededor, me deja sin respiración, y no soporto que no me mire.

— ¡Vamos a ver a las cabras! —Los anima Diego— Seguro que hay que rescatar a alguna, sobre todo a Lola.

Ronan, animado, sale del corral junto a Bárbara. Diego mantiene la puerta abierta para Bambi, que se apresura a salir.

— Iré a beber un poco de agua —dice Bambi. No quiere ir a ver a las cabras, la entiendo.

Cuando se gira, me ve a mí aún allí y frunce su ceño. Me esquiva y Diego me sonríe de lado y me guiña un ojo en señal de ánimo. No sabe lo que ha pasado, se lo contaré cuando tengamos un momento a solas.

— Bambi... —La sigo y ella hace un movimiento con su mano, no quiere hablar conmigo— ¿Y ya está? ¿No quieres una explicación?

Ella frena en seco y yo lo hago cuando se gira. — ¿Es que hay una? ¿Y cómo sabes que lo vi?

— Porque no me has mirado en toda la maldita mañana —murmuro mirando hacia los lados.

Pongo mi mano alrededor de su brazo y tiro de ella hasta detrás del corral. Su ceño sigue fruncido y se apoya en la pared. El sol le da en la cara pero al ponerme delante de ella, puede abrir los ojos más y mirarme.

— No quise que eso pasara.

— ¡Pero pasó!

— Sí, pasó.

— No voy a ser el entretenimiento de nadie, Leo West —me señala con el dedo.

— Bambi...

— Hay algo entre tú y ella, Leo. Algo que no puedo describir, y ahora no puedes negarlo porque lo vi ayer.

— Es mi amiga desde que éramos, niños, Bambi, no tiene a nadie, me preocupo por ella al igual que me preocupo por ti.

— Y eso es genial, Leo, pero...

— Pero la separé, y cuando iba a decirle que no siento por ella lo que siente por mí, me interrumpió un ruido. Imagino que te chocarías con algo, y dejé la conversación para hoy porque no era el momento.

Ella junta sus labios en una fina línea y me mira no muy convencida.

— Ayer, cuando entré en casa de Kenzie... —Aprieto mi mandíbula al recordarlo—. Los estaba apuntando con un cuchillo, Bambi. ¿Qué hubiera pasado si no llego a tiempo? Ni siquiera quiero pensarlo —niego con la cabeza.

— Todos nos preocupamos por Kenzie y por Ronan, Leo. No estoy juzgando a Kenzie ni acusándola de nada. Y me parece genial que le des tus ahorros para poder escapar de aquí, yo también aportaría si tuviera algo. Pero se supone que tú estás conmigo y dejas que ella te bese.

— Te he dicho que la separé.

— No la tratas como una amiga más y es normal que la confundas —se cruza de brazos.

Bambi y yo miramos hacia la derecha para ver a Kenzie. Aguanto la respiración y sé que Bambi también lo está haciendo. Miro a la pequeña chica que tengo frente a mí, estamos en problemas de nuevo. Sé que Justin no va a decir nada, pero ¿será capaz Kenzie de guardar el secreto?

— Lo siento —dice—, yo es que... No sabía que estabais juntos —nos señala mientras nos mira con una mueca confusa en su rostro.

— Kenzie —doy un paso hacia ella y retrocede.

— Está bien, Leo, está bien.

Mi corazón bombea con fuerza contra mi pecho porque tengo que hablar con ella, no puede contarlo, no ahora, no antes de que yo lo haga, no antes de averiguar qué va a pasar conmigo y con B. Miro hacia atrás para ver a la chica de puntas rubias.

— B...

— Ve.

Empiezo a caminar y vuelvo a girarme con un sabor agridulce en mi boca porque no sé en qué jodido momento me metí en todo este lío en el que no quiero estar.

— ¿Siempre va a ser así, Leo? —Pregunta— ¿Ella te va a llamar y vas a dejarlo todo para ir por ella?

— No estás en su situación.

— No, pero Justin se desvive por Kenzie y ella solo recurre a ti. Si lo hubieras dejado claro, no estaríamos aquí ahora —se gira y le da la vuelta al corral por el otro lado.

Gruño y golpeo con mi puño la madera. Me giro para ir a buscar a Kenzie y recorro los naranjos hasta que la veo sentada en el suelo y apoyada en el tronco. Suspiro pesadamente y paso una mano por mi rostro, frustrado. Me acerco a ella y me siento al lado, en silencio. No sé cómo empezar a hablarle porque no quiero hacerle daño, pero Bambi tiene razón.

— Estuve enamorado de ti —le digo—, hasta los quince años, pero en ese entonces la edad es aún importante. Ahora no importa tanto que nos llevemos tres o más años.

— Leo, no quiero hablar de esto ahora.

— Haré lo que sea por ti, Kenzie, pero no puedo corresponderte de la manera en la que quieres, lo siento.

— ¿Con Bambi? ¿No se supone que es tu hermanastra?

— Hasta que nuestros padres no se casen, no. No elijo quien me gusta.

— Simplemente es raro —se levanta—. Gracias por todo lo que has hecho por mí, Leo.

Me levanto y pongo mi mano alrededor del brazo. — Siempre voy a estar aquí para ti, pero necesito que no le digas a nadie lo de Bambi y yo.

Esto se va a descontrolar.

••

Bueno, aquí todo lo que pasó. Las cosas están claras con Kenzie, qué es lo que Leo debería haber hecho hace tiempo, pero claro, son amigos.

Bambi quiere volver a Kansas, ¿volverán?

Por cierto, me encanta la canción de este capítulo.

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