11. Sobre los miedos

8.9K 1.6K 1K
                                    

La segunda canción que Zoe, alias Nina, cantó esa noche, no solo venía con su hermosa voz, sino con un sentimiento digno de hacer empatizar hasta al más indiferente de todos

Йой! Нажаль, це зображення не відповідає нашим правилам. Щоб продовжити публікацію, будь ласка, видаліть його або завантажте інше.

La segunda canción que Zoe, alias Nina, cantó esa noche, no solo venía con su hermosa voz, sino con un sentimiento digno de hacer empatizar hasta al más indiferente de todos.

Si de vez en cuando me pongo a llorar, es por todo este enredo, desearía ser más prudente. Seguramente mi credibilidad está por los suelos, y por eso justamente te escribo esta canción... para que sepas que tal vez me contradigo, pero si de algo estoy segura es que, quiero estar contigo...

Recuerdo pensar que si alguien había ido casualmente esa noche con el corazón roto, de seguro lloró a mares sin vergüenza alguna al oírla. Ella misma lucía dolida con cada palabra que cantaba y me pregunté si era muy buena intérprete o si de verdad sentía cada letra descorazonada de esa canción.

Las notas largas le salían desgarradas, las bajas casi en un sollozo armonizado, enfatizaba cada palabra con fuerza, como si escupiera las sílabas tónicas para demostrar lo mucho que la sentía en carne propia.

Cuando la terminó, el silencio fue sepulcral mientras los dos segundos de melodía también daban el cierre. Ella había acabado con los ojos medio cerrados en la última nota y no fue sino hasta que los abrió que el público reaccionó y la aplaudió más que con el resto de canciones que ya le había escuchado.

Esta vez nos habíamos sentado en una mesa un poco más alejada del escenario, pero desde donde estaba podía ver cómo les sonreía a quienes se acercaban a felicitarla, que eran pocos, pero dentro del establecimiento mediano y atestado, lucían como una multitud.

Se abrió paso hacia la mesa mientras la música de fondo volvía a sonar por un rato antes de que subiera de nuevo a cantar, y cuando llegó bebió de un solo trago la copa que Adrián le había traído a mitad de canción. Por el gesto que puso, supe que no era agua en las rocas, sí eran rocas pero con licor alrededor.

Se sentó con pesadez a mi lado, curiosamente en silencio.

—Esa estuvo preciosa —comenté. Ella asintió como en un escueto agradecimiento—. ¿Cómo se llama?

—"Quédate esta noche".

—¿La tristeza allí puesta fue puro talento interpretativo o fue real? —solté.

Giró a mirarme a los ojos con una ceja medio levantada. Parecía que debatía si responderme o no, si mentirme o no, si confiaba en mí o no. Aguardé respuesta sin inmutarme; si no me decía, no iba a insistirle.

—La sutileza no es lo tuyo, ¿verdad?

—Supongo que no.

Suspiró con fuerza para luego apretar sus párpados.

—No soy tan buena interpretando —respondió, observándome otra vez—. Así que fue real.

—¿Así te sientes por tu ex?

Zoe arrugó la frente al escuchar la pregunta y consideré que sí me había pasado de la raya con la imprudencia un poquito; no me retracté, pero me decidí a no sacar más el tema si optaba mejor por quedarse callada. Había agachado la mirada y entonces la levantó de pronto, mirándome curiosamente interrogativa.

Del amor y otros vacíos •TERMINADA•Where stories live. Discover now