28. Estigma

Mulai dari awal
                                    

Abrí los ojos un par de veces y luego los cerré, tratando de convencerme de que lo que estaba viendo tan solo era parte de mi imaginación.

Los hombros se me tensaron.

Mis músculos se pusieron rígidos.

Y sentí como mi corazón desaceleraba su paso para después acelerarlo a mil revoluciones de nuevo, golpeando con tanta fuerza que mis costillas se sintieron pequeñas.

Mis ojos quedaron clavados, cual estaca rígida, sobre el reflejo de mi espalda, que a su vez, parecía estarse burlando de mi previa ingenuidad, pisoteándola en mi cara sin piedad.

Un montón de tenues y extraños símbolos se desplegaban sobre mi piel dibujando una especie de figura simétrica, demasiado perfecta como para ser considerada un lunar o cualquier otra cosa que tuviera una explicación lógica.

Su tamaño era generoso; abarcando casi toda la mitad inferior de mi cuerpo, parte de mis caderas y el estrecho camino que formaban mis vértebras como pequeños escalones que llevaban hasta la base de mi cráneo.

Múltiples líneas garigoleadas se entrelazaban con destreza hasta llegar a lo que parecía ser el centro del dibujo: mi coxis.

¿Qué demonios es esto? ¿Y desde cuando lo tengo? —me cuestioné confundida, mientras deslizaba las yemas de mis dedos sobre las marcas.

Mi piel temblaba.

Pequeñas gotas de sudor frío se acumularon sobre mí frente.

Las sentí mucho más cuando una suave ventisca se coló por la ventana, como si la tierra misma tratara de recordarme que todo era real, tan real como para dejarme saborearlo con cada fibra de mi ser.

Mi mundo se había llenado nuevamente de incredulidad y sorpresa pero sobretodo... de miedo.

Comencé a frotar el dibujo con desesperación deseando que la fricción lo hiciera borrarse, desaparecer. Quería aferrarme con todas mis fuerzas a la posibilidad de mentirme a mí misma, diciéndome que aquello nunca había estado ahí para empezar.

Es muy gracioso como toda moral socialmente aceptada suele satanizar a las mentiras, como si fuesen feroces bestias de la imaginación, cuando a decir verdad, no existen mejores formas de escapar del caos que usándolas de salvavidas.

Pero cuando el caos lo llevas dentro ¿como te salvas de ti mismo? Y cuando aprendes a aferrarte al salvavidas ¿De que manera distingues esa línea que te separa de la locura? Hay caminos que están hechos para no ser transitados y de recorrerlos el que saldrá de ahí ya no serás tú. Y ya no habrá forma de encontrarte, porque los tributos pagados con antelación nunca traen "V" de vuelta.

Aquella mañana talle con tantas ganas que ardió. La fricción con su buena dosis de terquedad suelen hacer ese tipo de cosas.

Afortunadamente en cuanto me percaté de que había comenzado a hacerme daño, pude parar.

Esas cosas no iban a desaparecer así como así, y eso me quedaba claro.

Bufé con exasperación y me dejé caer semidesnuda y derrotada sobre la pequeña silla contigua a la cama que en los últimos días había fungido como un rústico archivero de todas esas hojas que había impreso en el cibercafé cuando me di cuenta de que, si seguía empeñada en leer frente a un monitor, lo único que me buscaría serían achaques ¡Y evidentemente ya tenia suficientes! ¡Tampoco era como si los coleccionara! No de forma voluntaria al menos.

El día en que mi reloj retrocedió  [Completa✔️✔️]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang