Capítulo.8.

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Me quito el vestido verde, me pongo una musculosa blanca con una guitarra estampada, un chaleco marrón con flecos, un short que tiene atado un pañuelo marrón en la cintura y unas botas militares de la misma tonalidad que el chaleco. Me saco un poco de maquillaje para lucir más natural, busco un bolso grande y meto la escalerita dentro, agarro mi celular del escritorio y bajo corriendo las escaleras saludo con un beso a mi papá y a Caro y salgo por la puerta.

Por suerte mi padre me dejó traer mi skate, así que empiezo a andar en ella buscando la casa número 368. Cuando encuentro la casa, pongo mi skate bajo mi hombro, subo los escaloncitos de la entrada y toco la puerta, luego de unos segundos un chico muy parecido a Nicolás abre la puerta.

-Hola, soy Yesica, vine a ver a Nico.

-Un minuto, ya baja- se da la vuelta y grita:- ¡Nico es Yesica!

Me quedo mirando al chico que está enfrente de mí y llego a la conclusión de que es el hermano de Nicolás. Es como la copia de mi amigo.

-Ya bajo- se escucha que grita Nico.

Unos pasos apresurados bajando las escaleras se hacen notar. La cara de mi amigo se asoma por la puerta, una sonrisa se estampa en nuestras caras. Nico empuja con la cadera a su copia y me hace entrar, cierra la puerta detrás de mí.

-Hola- le digo tratando de esconder mi cara y cabello debajo de una piedra- no sabía que tenías un hermano.

-Hola, él es Josh, por cierto yo soy el lindo- dice con arrogancia tiñendo su voz- oye, ahora dime ¿qué te has hecho?- pregunta señalando mi cara y cabello.

-La novia de mi papá me dijo que necesitaba un cambio de look y me hizo esto- respondo agarrando un mechón de cabello.

-Podemos arreglarte-dice guiñándome un ojo.

Me indica que lo siga y eso hago, entramos en el baño y deja la puerta abierta, agarra una toalla, la moja y me la frota en la cara prohibiéndome respirar.

-Ya, ya basta- digo medio ahogada.

-Lo siento- me dice riendo-mójate la cara.

Luego de hacerlo mi cara vuelve a la normalidad.

-Mucho mejor- dice Nico.

Yo le sonrío. Nico es un chico súper bueno, lo quiero mucho, es como perfecto, no sé si para todas las chicas, pero para mí lo es.

-Gracias, creo.

Salimos del baño y entramos en lo que debe ser su habitación. Es enorme, en ella hay dos camas una debe de ser de su hermano, un escritorio grande en el cual hay un estéreo, una televisión está ubicada en la pared, un montón de videojuegos apilados, al lado de una de las camas está apoyada una guitarra y sobre la otra un teclado.

-Ho, por cierto, tu escalera- digo vaciando mi bolso.

-Veo que descubriste la notita que estaba pegada en uno de los tablones.

Instantáneamente me sonrojo.

-¿Quieres tocar?- me dice señalando los instrumentos.

-Me gustaría aprender a tocar el teclado.

-Bueno, si eso quieres, te enseñaré a tocar el piano.

Despeja un poco el escritorio y apoya el teclado en él.
Me quita el bolso y lo deja en la cama, agarra el skate de entre mis brazos y lo coloca a un lado de la puerta.

Luego, Nico, se acerca a mí, me sujeta la cintura y me dirige hacia delante del teclado, agarra mis manos delicadamente y las acomoda, luego presiona mis dedos suavemente y suena una hermosa nota.

-Me gusta tu nuevo corte de pelo- me susurra mi amigo al oído.

Luego vuelve a posicionar mis dedos y los aprieta, suena otra hermosa nota. Noto que el cuerpo de Nico se acerca al mío y sus brazos se ponen a cada lado de mi cuerpo, me doy vuelta y lo miro a los ojos, a sus hermosos ojos, en realidad no me gustan sus ojos, si no que me gusta la manera en que me miran, con cariño, dispuestos a protegerme, luego miro su boca, curvada en una tímida sonrisa que no pude evitar devolver. Nuestros labios se acercan pero no llegan a tocarse, porque la niña que vi el otro día abrazando a Nico, entra al cuarto.

-Nico, ¿sabes donde esta mi cuaderno de dibujo?- pregunta mirando hacia abajo, luego levanta su mirada, me observa detenidamente y luego a Nico- hoo, lo siento.

Me escurro por debajo de los brazos de Nico recojo mi bolso y mi skate.

-No te preocupes, yo ya me iba- digo sin dejar de mirar a Nico, que en sus ojos se nota la decepción.

Bajo rápido las escaleras, me despido de Nico con una sonrisa y patino hasta llegar a casa, al entrar, mi padre me está esperando.

-¿La pasaste bien?- pregunta mi padre.

-De maravilla- respondo sin poder evitar el ruborizarme- ¿dónde está Caro?

-En nuestro cuarto, ¿por?

-Nada, necesito decirle algo.

Esas palabras alegraron a mi padre.

Subo rápidamente las escaleras en busca de Caro, cuando la encuentro le cuento cada detalle de mi casi beso con Nico, lo hermoso que fue, como me rodeó con sus brazos, la delicadeza con la que hacía que mis manos tocaran las teclas del piano.

Caro estaba muy feliz de que le contara lo que me pasó.

Miradas y SonrisasWhere stories live. Discover now