Capítulo.2.

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-Bueno, te pasamos a buscar a las cinco- dice Franco encaminándose hacia su casa.

Me acerco a la parada del autobús y allí veo al séquito de clones de las chicas estiradas, Soledad, Lucía, Daniela y Brisa.

-Miren quien viene aquí- dice Soledad a su séquito.

-Sole, no gastes tú tiempo con este saco de pulgas- dice Brisa con su asquerosa voz chillona.

Paso a su lado y le escupo en la cara a Brisa.

-¡Puaj! no puedo creer que seas una chica- grita Brisa.

Quisquillosa...

En eso llega el autobús y subo en él, pero unas garras afiladas se clavan en mis hombros y me arrojan fuertemente a un charco con barro.

-¡TONTAS ESTIRADAS!- logro gritarles a las bestias antes de que el autobús se marche.

Instintivamente miro a mi alrededor esperando que nadie haya oído aquella tontería que acabo de decir, pero está ahí parado en frente mío. Que vergüenza. Siempre digo una tontería cuando el mundo decide poner los ojos en mí. Soy suertuda ¿no?

-Wow, nunca había visto a una chica insultar tanto a unas chicas tontas- dice Nicolás sarcásticamente mientras me tiende su mano para ayudarme a levantar, pero mi orgullo se adelanta a mis pensamientos, rechazo su mano de mala gana y me levanto torpemente.

Él levanta las manos como diciendo- ¡Oye! Yo no fui, fueron ellas, soy inocente-.

-Lo siento- digo dándome cuenta de lo grosera que fui.

No puedo creer como un par de extensiones de cabello rubias con patas pueden hacerme rabiar con cualquier cosa que hagan en mi contra. Estoy esperando a que se empiece a reír de mí por lo torpe que soy, pero su respuesta me sorprende.

-Descuida, te entiendo.

¿Me Entiende?

-Yo era la burla en mi otra escuela.

-No te creo.

Es imposible que un chico tan guapo como Nicolás sea la burla en una escuela, yo creo que su papel sería el del típico chico que molesta a todos, que es arrogante y que tiene un certificado de excelencia en tontería.

-Lo creas o no es verdad.

Nos quedamos hablando un rato de su otra escuela hasta que llega mi autobús.

-Nos vemos más tarde- dice saludándome con la mano mientras me subo al autobús.

Yo simplemente sonrío en modo de respuesta.

Termino de subir los escaloncitos del vehículo y el conductor me mira con cara rara. Claro, ¿quién no vería con cara rara a una niña que sube a un autobús embarrada de pies a cabeza? Me siento en el único asiento disponible al lado de una vení tanilla y observo a Nicolás irse hacia otro lado donde se encuentra con una chica y la abraza. Debí suponerlo, es obvio que tiene novia. Soy estúpida.

Esa chica es realmente hermosa y eso es lo que más me molesta.

¿Por qué estoy pensando así? Basta...

Estás celosa- habla mi conciencia.

No, no estoy celosa, lo acabo de conocer y aparte lo odio... Bueno, no lo odio, no me cae exactamente bien.

Te gusta- vuelve a molestar mi torpe conciencia.

Mi cara se ensombrece, busco en mi mochila el móvil y le mando un texto a mi mamá.

Miradas y SonrisasWhere stories live. Discover now