16. MAX

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Max se puso en pie y miró a David, desnudo y durmiendo tan profundamente como un bebé en su cama. Sonrió. No sabía que David podía llegar a ser tan apasionado. Poca gente era capaz de agotarlo de esa manera.
Y aunque él no se quejaba, y estaba más que encantado, no podía evitar alucinar cuando el chico le pedía más y más como un niño que recibe un juguete nuevo y no deja de jugar.

David parecía realmente dispuesto a recuperar el tiempo perdido probando cualquier práctica que Max le propusiese.
Era un tiburón en una pecera.

Se duchó y vistió. No se preocupó en no hacer ruido, pero sin embargo David no se despertó.

Decidió ir a desayunar algo, dejaría dormir a David hasta que se despertase solito.

Encontró con Dante en una mesa, mirando como su hermano hablaba con un chico en una esquina del fondo.

Se sentó a su lado.

Dante se giró para observarle con cara de pocos amigos y después volvió a posar su mirada en su hermano.

—¿Crees que a David le gustaría que estuvieses tan cerca de mí? —Le dijo sin dejar de vigilar a su hermano en ningún momento. Max se encogió de hombros. Dante tomó un tenedor para pinchar su comida, pero el tenedor se quedó a medio camino.

—Mientras estemos en público...—le dijo mirando a Ryan también— Tu hermano se lleva muy bien con Greg, ¿No es así?

—Eso parece —le dijo Dante con tono envenenado. Max sonrió al oírlo. Él sabía muy bien el motivo.

—¿Estás celoso?— preguntó tranquilamente. Dante le miró un segundo.

—¿Por qué debería estarlo?

—Porque te follas a tu hermano... —soltó Max con una ceja enarcada. A Dante se le escapó el tenedor de entre los dedos y al chocar con el plato hizo mucho ruido, pero no les importó. Dante no se molestó en recogerlo, se quedó tan pasmado que Max se llegó a preguntar si se había roto de la impresión .

—¿Qué has dicho? ¿Cómo...? ¿Cómo coño sabes tú eso? —preguntó a galope entre el pasmo y el enfadado. Max se encogió de hombros. No había sido muy difícil deducir que Dante y Ryan no eran como otros hermanos. Al final lo había entendido, al principio pensó que aquello era solo invención suya, pero no lo era. Ryan a veces tenía marcas en su cuello, marcas que parecían aparecer después de estar en su habitación... también se había fijado en la forma de actuar del chico cuando veía a Dante con alguien. Celos. Y la forma de mirarle de Dante. Como si desease comérselo...

—Es verdad ¿No? —preguntó. Dante miró alrededor por si alguien estaba demasiado atento a su conversación. Asintió. Max sonrió de lado.

—Eso es... —le dijo. Dante apartó la mirada— Interesante.

Dante le observó incrédulo.

—Me olvidaba que hablo con Max —le dijo sonriendo también —Otra persona pensaría que es... sucio; como mínimo, pero tú....

—Que se jodan los demás —le dijo Max con un mohín— No diré que sea lo más normal del mundo, pero puestos a tener una parafilia, si a los dos os va bien así...

—A mí me va perfecto —susurró Dante.

Max comprendió. A él.

Pero no a Ryan. Por eso Dante estaba celoso, por eso Ryan hablaba con Greg cuando ese chico usualmente parecía mudo con la gente que no conocía. Ryan quería más que aquella secreta relación. Estaba harto. Y Dante temía que se fuese...

—Entiendo —murmuró.

—¿Qué cojones vas a entender tú? —le dijo enfadado Dante.

—El problema aquí, Dante, es que tú eres el que no entiende nada —le dijo Max levantándose— yo no quiero meterme en tu vida, porque casi no te conozco... y además no me importa. Pero creo que si Ryan se interesa por Greg, es porque él le da algo que tú no.

BAJO LA PIELWhere stories live. Discover now