ii. En nuestra nueva casa

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—¿Qué haces con la ropa?

Despacio, me giro.

Papá me mira desde el marco de la puerta, con los brazos cruzados y sonriendo. No se ha afeitado: a mamá siempre le gustaba cuando se dejaba la barba unos días antes de quitársela de nuevo.

Antes de que pueda hablar añade algo más:

—Sabía que ibas a acabar yéndote, pero no pensé que iba a ser tan pronto.

Yo también sonrío débilmente. Me siento en mi cama, que chirría bajo mi peso, y cruzo las manos sobre mi regazo.

—Tengo trabajo en el Dos.

Samuel asiente.

—¿Sabes quién más tiene trabajo en el Dos? Gale Hawthorne.

Me guiña un ojo. Aprieto las manos, buscando las palabras adecuadas para transmitirle la situación.

—Ya... sobre eso...

No me deja acabar. Empieza a buscar entre mis cosas hasta que encuentra mi chaqueta de comandante. Señala el rango bordado en el pecho.

—¿Ves esto? —Asiento, y él me da la chaqueta para que la sujete. Suspira—. Thyra, ya sé que vas a querer irte. No pretendo que te quedes en el Chip para siempre. —Se sienta en la cama, a mi lado, y me pone una mano en la rodilla—. Has luchado por todo Panem, hija, y estoy muy muy orgulloso de ti. Te mereces ir a cualquier lugar que quieras... y salir de este barrizal.

Aparto la mirada de sus ojos, porque me dan ganas de llorar. Aprieto el collar de Eyna entre mis dedos.

—Me mudo con Gale —le dijo de golpe.

Él asiente como si la noticia no le sorprendiera.

—Se nota que te quiere mucho, cariño.

Me sonrojo.

—No es mi novio.

Papá se ríe y me aprieta la rodilla.

—¡Yo no he dicho nada, has sido tú!

Sonrío. Su mano áspera me acaricia el pelo.

—Sólo puedo pedirte que me vengas a ver de vez en cuando y que me llames cuando consiga instalar un maldito teléfono en esta choza.

Empiezo a llorar sin poder contenerme más, y me abrazo a mi padre. Él suspira y me abraza con fuerza.

—Tranquila, Thyra —me susurra—. No pasa nada.

—Te quiero, papá. Te voy a echar de menos.

Él se ríe de nuevo quedamente.

—Y yo a ti, hija, pero estamos a sólo unas horas en ese veloz tren, ¿verdad? Yo empiezo el trabajo pronto, y podremos vernos en las vacaciones que tengamos. No es el fin del mundo.

Sé lo que quiere decir con eso: no te vas a los Juegos del Hambre.

Asiento con la cabeza mientras inspiro el familiar olor de la colonia de mi padre.

—Ya lo sé.

Nos separamos y me limpia las lágrimas. Nunca pensé que los dos fuéramos a llegar a ser tan libres; tan libres para ser felices por fin.

—Además, la próxima vez que vengas la casa será otra, ya lo verás. —Señala la pared para distraerme—. Una nueva ventana aquí...

 Una nueva ventana aquí

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A STORM LIKE HER ━ Gale HawthorneWhere stories live. Discover now