Capítulo 24: Quiero ser como tú pero no quiero dejar de ser yo.

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Kurt.

Me paralizaba ante el temor de la lástima ajena. No podía hablar no porque no quisiera, no podía. Paralizado sin poder decir en voz alta "te odio tanto" por temor a la culpa de mi inmadurez.

Caíle, la chica con la que creí que moriría de anciano a su lado me terminó antes de comenzar la universidad. Ella había ingresado un año antes debido a que yo estuve atrasado en la escuela por mi cuerpo frágil, pero a pesar de mis desventajas nunca imaginé que fuéramos a cortar de una forma tan ridícula que provocaba no más que odio en mí.

Odiar a alguien a quien amabas era un sentimiento triste y doloroso. El remordimiento carcomía porque cargabas parte de la culpa, pero el rencor era tan fuerte que lastimaba como un fuego en los labios expuesto a un limón ácido.

El hámster de mi habitación que corría en círculos me hizo sentir tranquilo con el sonido de su rueda. Pensé que sería increíble ser él, aunque también agotador.

Ser libre de alguna forma, ser tú pero seguir siendo yo.

La primera vez que vi a Owen pensé "wow, es increíble". Quería hablarle, conocerlo, pero creí que lo mejor sería no hablar porque solo en mis pensamientos podía comunicarme sin tartamudear. Y si se burlaba de mí seguramente lo odiaría, cosa que yo detestaba: "Odiar a alguien por culpa mía".

—Carajo Owen, solo dales la guía y deja de ser tan antipático. —Una chica asiática lo impulsaba a través de las carpas de bienvenida para los de nuevo ingreso—, yo tengo prisa. Me pidieron ayuda para buscar a una gallina suelta. Sepan los dioses que hace una gallina en el campus.

Cubrí mi boca y me agaché debajo de una mesa en el cubículo. Trataba de mantenerme oculto para no ser echado como el extraño de cabello teñido que pensó que era una buena idea traer el primer día a su gallina ya que no tenía más dinero para transportarla.

—¿Darles instrucciones para que terminen haciendo demasiadas preguntas y alargando mi espera para comer? Paso —Owen, un chico regular con cabello largo y ondulado curveó sus labios y se negó ante la petición de la chica—. Ya, deja de mirarme así. Lo voy a hacer de todas formas. "La vida requiere responsabilidad", ¿eh?

—No te-te muevas, Benito. —Murmuré, rogándole al roedor en mi ropa que dejara de moverse.

El enseriado que no quería prestar servicio se dio ligeros golpes en el rostro y dio la guía de forma correcta. Respondió preguntas que no tenían relación con su deber y aunque su pierna que se sacudía de un lado a otro quería hacerlo escapar permaneció hasta el final, comprometido.

Yo quería comprometerme con algo más que no fueran mis bebés animales. Pero cuando traté de robar a un hámster de laboratorio bueno...

—Chingada madre. —El espécimen con cabello largo llamado Owen quería llorar en el suelo mientras se desinflaba como un globo ponchado con mi peso.

—L-Lo sie... ¡Chuck! —Pisé sus piernas en mi intento de levantarme a perseguir el hámster.

Oi su grito de dolor pero no me detuve en mi persecución. Claro que quería atrapar el hámster, y claro que no quería hacer contacto con la persona a quien acababa de tumbar y por eso huía. Incluso me reí, me sentí mal, lloré cuando atrapé al hámster y de regreso a casa por haberme reído antes. Fue un proceso de bipolaridad súper intenso, pero todo estalló cuando encontré a Tony Stark muerto en el apartamento que yo desalojaba.

Envenenado, al igual que un sin fin de animales callejeros. A su lado había un hueso con restos de carne, los cuales me hicieron estallar en lamentos al imaginar a mi bebé emocionado por una comida sin saber que sería la última en su boca.

El apartamento que se convirtió en zoológico. {FINALIZADO}Where stories live. Discover now