Capítulo 21: Una caída inminente para un hámster nervioso.

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Owen.

Odiaba disculparme porque pasé demasiadas ocasiones pidiendo disculpas por algo que no era mi culpa.

Mi persona actual seguramente habría tomado a Xander del cuello y le pediría que le pagara el psicólogo o de lo contrario lo demandaría. La situación sería así si tan solo yo no hubiera entrado en pánico.

Comencé a morder mis uñas mientras fingía tomar notas en el computador. Debía permanecer en sus partidos de práctica mientras me hablaban sobre el juego y así poder darme una idea de las posturas y escuchar los promocionales que querían. Debía crear algunos folletos llamativos de igual manera así que me hacía una idea con los colores de el uniforme.

Sentí que el aire se me agotaba y quería correr al hospital. Estaba muriéndome, todos se darían cuenta y yo no deseaba eso. Verme débil era algo que detestaba pero la presión era más fuerte que mi vergüenza.

Kurt era del tipo que huía, pero aún así éramos muy diferentes. Cuando lo vi debajo de un árbol en el campus él no se percató de mi presciencia y permaneció embobado con la vista en el nido de aves. Yo quería reírme pero opté por no decir algo ofensivo.

—¿Qué tipo de aves son? —Cuestioné.

Kurt dio un respingón y sin siquiera mirarme se agachó por su mochila y siguió su camino con escalofríos. Estaba huyendo como solía hacerlo de todos. Tuve que llamarle de nuevo y decirle que era Owen.

Volteó de inmediato con sorpresa y se atacó de la risa al verme. Pidió disculpas por su pánico, por su fobia social.

Éramos diferentes pero parecidos, no sé, extraño.

Aunque lo más gracioso de ese pensamiento es que yo llegué a pensar lo mismo de cada persona con quien salí. El enamorarse de alguien no era incondicional, mucho menos amar a solo una persona. Yo no quería ni un poco a Xander, era solo un tóxico odio que no podía dejar ir.

—Hey, ¿necesitas algo? No tienes buena cara. —Sanft me examinó con preocupación y palmadas en mi espalda.

Quería escapar pero el pánico me había paralizado. El aire dejó de ser suficiente, mi miedo me consumía. Una pesada nube de vaho un tanto lúgubre que me rodeaba el cuello hasta que la respirara por completo. Como cuando tuviste tu peor gripe, sentiste que ibas a morir, y los mareos se intensificaban.

—Owen, ¿te sucede algo? —Sentí las manos de Sanft sobre las mías.

Sentí vértigo, ni siquiera estaba escribiendo como pensé que lo hacía y de pronto las miradas de los demás se hicieron evidentes. Xander estaba sentado en el centro del gimnasio, dándole giros a su pelota mientras me miraba aturdido.

Una caída inminente donde todos me miraban esperando que saltara, pero tenía demasiado miedo como para negarme o hacerlo. Mareos, vomito amenazando con llegar, escalofríos. El mundo se deshacía. Una crisis que traté de afrontar elevando ambos brazos que se prensaron a los de Sanft hasta lastimarlo.

—No puedo respirar... —Musité con agonía, sintiendo las manos arder de Sanft al apartar mi cabello para verme el rostro.

Mis piernas temblaban así que no podía levantarme de la silla ni tomar mis cosas, solo me quedaba pedir ayuda aunque lo detestara. Sanft se pegó a mi mejilla y me susurró si necesitaba ir al hospital por algo. Apenas podía hablar así que levantó mi mano para que le explicara con señas.

Estuvo concentrado hasta que entendió el significado de mis dedos cruzados como la gran "x" con la que Tain me molestaba. Apenas pude murmurar: "Está aquí".

El apartamento que se convirtió en zoológico. {FINALIZADO}Where stories live. Discover now