Capítulo 13: En realidad, somos muy buenos amigos.

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Owen.

Sin darme cuenta el visitante verde se había metido a mi vida y yo en la de él sin causarnos molestia.

Era el medio día. En la universidad solo tenía una clase pero no estaba seguro de si ir pues odiaba como enseñaba ese profesor, así que permanecí recostado en mi sofá olvidándome de todo el trabajo y las exposiciones de la semana entrante.

Dejé que el sofá me tragara y mis nervios descansaran un poco.

—Ya mátenme. Odio la universidad. —Suspiré, apretando los párpados.

Nunca consideraba faltar a una clase, pero esos días me sentía más relajado con respecto a mi ansiedad. Mis uñas estaban creciendo y yo trataba de mantenerme bajo control. Solía tomar terapias los domingos y me recomendaron que me tomara un día a la semana de descanso.

Vamos, Owen. Ve a clase sino te va a frustrar tener esa falta.

Mi uña se movía entre mis dientes, indeciso de si morderla como una manzana acaramelada que sabes es mala para tus dientes.

—Él también se las muerde... —Recordé, sacando mi celular del bolsillo.

Entré a nuestra conversación, leyendo los últimos mensajes. Nuestras pláticas se resumían en "Oye, ¿me prestas tu lavadora?", "Me gustó esa película que vimos", "¿Puedes bajarle a tu música?" y "El vecino de enfrente quiere ayuda para sacar su basura, ¿puedes hacerlo tú? Me da miedo".

Decidí escribirle.

—Me prestas el... —comencé a teclear—...esmalte transparente que usas para... no morderte las uñas...

Esperé un rato la respuesta, que no se hizo demorar.

"Sí, estoy en el apartamento. Ven por él".

Su foto de perfil era él con un filtro de dinosaurio. Cubrí mi boca para no carcajearme y recordé que yo era el que usaba una foto de Minecraft.

Me levanté y tomé mi mochila, decidido a tomar el esmalte y partir a la universidad. De paso podía ver a Tain y apoyarla moralmente pues las cosas eran más difíciles tras las burlas hacia las protestantes en el sitio oficial.

No soy buena persona pero trato de ser un buen amigo.

Cerré mi apartamento y bajé a la planta baja, tocando su puerta dos veces antes de entrar. El rarito no solía cerrar la puerta así que quien sea podía entrar y salir.

—¿Estás en tu habitación? —Caminé por el pasillo, siendo interrumpido por su rostro apresurado en el otro extremo.

—No, es-estoy aquí —corrió al sofá de su sala para tomar un bloque de papeles y su laptop—. Te-Tengo una exposición y la pro-profesora me gritó por haber huido ayer así que n-no puedo faltar. Ah, Owen, el es-malte está en mi escritorio.

—¿Es en serio que huiste? No me sorprende —reí, dejando mi mochila en el pasillo.

Avancé hasta llegar a la habitación principal y entré en busca del esmalte. Estaba en su repisa, rodeado de calcomanías junto a un refresco de naranja sin azúcar. Seguía sin comprender su rechazo a lo dulce.

Tomé el esmalte y lo eché en mi sudadera.

—¿Ya te vas? —Le grité, saliendo de su habitación.

Volteó asustado, asintiendo con rapidez. Ya tenía una pierna fuera del apartamento. Le hice señas a su cabeza para que se acomodara el mechón parado por la almohada.

—¿Vi-Vienes?

—Sí, ya mejor vayamos juntos. —Corrí por mi mochila a un lado de él.

Era cierto, no podía mentirle a nadie: Me sentía feliz con Kurt como mi vecino, amigo peculiar y cerca de mí.

El apartamento que se convirtió en zoológico. {FINALIZADO}Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin