❝ ¿Tienes miedo de
que sea mejor que tú? ❞.
Sherlock esta muerto, John había visto su cuerpo inerte sobre el suelo y lleno de sangre.
Después de este episodio tan traumático para Watson, trata de buscar en cada persona que se topa al que alguna vez...
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Brillantes luces nacían de la infinita oscuridad que descendía suavemente sobre las andanzas nocturnas de los londinenses; pero ninguna de aquellos vivantes destellos pertenecían a un automóvil ofreciendo sus servicios de taxista en los comienzos de la galante oscura vida.
La silueta de una figura masculina envuelta en un imponente abrigo negro era delimitada por los rayos de luces brillantes que los vehículos mostraban durante su paso por la solitaria calle, el de cabellos castaños volvía nuevamente sobre el paso vehicular con la esperanza reanudada en conseguir a un buen samaritano que les llevará al lugar señalado en un código citado con textos de la biblia.
La Iglesia Santiago el Menor.
El mensaje aún se mostraba en la pantalla del celular de la joven, quien esperaba impacientemente sentada sobre el límite de la acera. Su oscuro abrigo se veía envuelto en la suciedad que los cotidianos pasos de todos los individuos residentes en las lujosas casas que limitaban la prolongación de aquella vacía calle, dejaban sobre el tono grisáceo de los ladrillos donde el entero cuerpo femenino colocaba su peso.
Las uñas con esmalte pálido se aferraban al aparato móvil que abrazaban entre su mano, un nuevo mensaje se mostraba en la pantalla de dicho artefacto con un mensaje más alarmante que el anterior. Quedan veinte minutos.
Los dedos subían y bajaban sobre el liso guarda pantallas que sustituía al fino y delicado material debajo de este, la constancia producida por el sonido de el filo que terminaba en la punta de las uñas, era una señal de nerviosismo por parte de Johnson.
La anatomía femenina abandono de golpe la relajada posición en la que se encontraba hasta ese instante, y optó por dirigirse duramente a mitad del paso vehicular atrayendo la mirada confundida del hombre de rubios castaños que le acompañaba. Elevó suavemente su brazo derecho y expandió en su totalidad la tersa palma de su mano, un ademán que había sido planeado desde que su sentido auditivo había sido invadido por la proximidad del motor perteneciente a una motocicleta.
Dicho medio de transporte fue detenido con brusquedad al toparse con el inviduo que permanecía quieto en la mitad de la calle, sus ocupantes bajaron de la furia andante para hacer acto de un festín culminado por palabras grotescas, reclamos y exigencias al respecto.
Pero el inicio de una ardua lucha de palabras fue sucumbido por un grito producido por el piloto que se había aproximado a la femenina figura para reclamar respuestas; ya que sus exigencias fueron ahogadas por la producción de una sonora exclamación provocada por un violento golpe en la entrepierna cubierta por sus pantalones, dicha acción le llevó a caer de rodillas contra la fría acera por la que antes las ruedas de su motocicleta transitaban. Su cabeza fue golpeada por la fría ventisca que se colaba en los callejones de Londres, ya que la comodidad de su equipo de protección había sido apartada de su original lugar por las femeninas manos que lanzaban dicho artefacto al hombre que miraba anodadado todo el evento de golpes al que no era invitado.
