➣ CAPITULO NUEVE: Formando Un Equipo [Parte III]

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—¡VAMOS A JUGAR A ALGO DIFERENTE! —exclamó Sherlock cuando su casera abandono la sala

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—¡VAMOS A JUGAR A ALGO DIFERENTE! —exclamó Sherlock cuando su casera abandono la sala.

—Espero que esta vez pueda participar —comentó Esther dejando una taza de café con la mitad de su contenido, sobre la bandeja que sostenía toda la vajilla.

—Bien. —El castaño retiró su cuerpo del sillón y tomó entre sus manos un gorro de lana que uno de sus clientes había olvidado esa mañana—. Hagamos deducciones.

Dicho objeto fue lanzado a las manos de Mycroft, quien hábilmente supo sostenenter la prenda de vestir. Le observó un segundo para posteriormente elevarla por los aires en un rápido ademán y que aquella tela que había sido diseñada para cubrir la cabeza de las personas, cayera velozmente sobre una de las manos de Esther.

—Yo no deseo jugar —contestó el pelirrojo ante la invitación a formar parte de aquella batalla deductiva.

—Vamos, hermano —comentó el más alto situándose frente a su familiar—. Han pasado milenios desde que hicimos esto, no te debes resistir ante tus insaciables ganas de humillar a los presentes.

Esther frunció el ceño antes de devolver sobre el aire, el objeto que momentos antes le había sido proporcionado.

—Pues no encuentro nada interesante en el gorro de una criatura viajera, ansiosa, bastante sentimental... —El gorro de lana fue llevado a la nariz del mayor para identificar el olor que provenía de este—. Y con una horrible halitosis. —El hombre se dio cuenta que sus palabras habían brotado naturalmente de su boca, confesando que disfrutaba volver a ejercer al máximo su capacidad deductiva—. Demonios.

El gorro que estaba siendo examinado por los presentes, pasó a manos del individuo que había sido el encargado de iniciar aquel inusual juego.

—También es una persona solitaria —comentó Sherlock cuando sus vivaces ojos marinos se posaron sobre el objeto que acariciaba la palma de sus manos.

—¿Por qué él sería solitario, Sherlock? —cuestionó su hermano.

—¿Él?

—Es obvio.

—¿La talla del gorro, acaso?

—Acaba de realizarse un corte de cabello, algunos de sus mechones permanecen aún presentes a las húmedas manchas provocadas por la transpiración. —Sherlock buscaba una excusa en su mente para contradecir las acertadas palabras que su hermano le había lanzado.

—Existen mujeres con cabello corto...

—El balance de probabilidad es la respuesta —aseguró el mayor de los hermanos Holmes.

—El sudor es provocado por su falta de condición —siguió explicando el pelirrojo—. Es sentimental, ha sido reparado tres o cuatro...

—Cinco veces. —El gorro nuevamente voló por los aires y detuvo su vuelo sobre las manos de la rubia—. Realizadas con mucho cuidado, el costo de los arreglos se eleva a mayor que la misma prenda, eso representa demasiado apegamiento a un simple objeto. Pero eso es mucho más, uno o dos parches serían los indicadores de ser sentimental, pero cinco es señal de un comportamiento obsesivo compulsivo...

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