027.

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Hanae no supo qué decir al escuchar eso. Su cara se quedó sin expresión, sin saber cómo tomárselo. Segundos después Jimin le explicó que era algo que sólo quería sacar de su pecho, que estaba bien si no le correspondía, que no tenía por qué responder. Así que Hanae no lo hizo. Porque no sabía que pasaba en su cabeza, ella le dijo que la dejara pensar. Y Jimin le rogó que por favor no cambiaran las cosas entre ellos, pero es que igual las cosas se sintieron incómodas después de eso.

— ¡Mamá! ¿Dejo los cupcakes un rato más o dices que ya están?—Hanae consultó observando el horno, tratando de borrar los pensamientos que la atosigaban. Su mamá entró a la cocina.

Había visitado a sus padres tal vez más de la cuenta. Le habían dicho que se quedarían cuatro semanas más después de su cumpleaños, para pasar tiempo juntos, y también para que ellos se dieran un respiro. Así que Hanae los veía justo después de terminar las clases de su universidad, y en los fines de semana se quedaba con ellos, distrayéndose. Alejándose un poco de la situación de Jimin, y de él también. Porque aún si hablaban por mensajes como si nada, Hanae sabía que había una pizca de incomodidad. Tanto de parte de ella, por no saber—o quizás no querer aceptar— qué pasaba dentro de sí, y por parte de él, porque sentía que había arruinado la amistad con su mejor amiga por sentir algo más profundo que una amistad. Y Jimin no era insistente, él sabía darle su espacio. Aunque eso le inquietara, claro.

— Déjalos un poco más—la mamá de Hanae le avisó, observando el horno. Su hija asintió y dejó escapar un pequeño suspiro. Así que la señora levantó un poco la ceja, curiosa. Hanae llevaba días sospechosa—. ¿Sucede algo, nubecita?

— No, no pasa nada...—sonrió al instante—. La universidad está un poco dura, eso es todo...

— Oh...

Ni Hanae sabía mentir, ni su mamá era fácil de engañar.

— ¿Y qué tal ha estado Jiminnie?—su mamá comenzó a sacar los ingredientes de la nevera para preparar la cubierta de los cupcakes—. Apenas y nos ha visitado, pensé que siempre vendría contigo a vernos, como hacen todo juntos...

— Cada quien está ocupado, tiene cosas qué hacer...

— Mmm, ya.

— ¿Qué?—Hanae frunció su ceño al verle la cara a su mamá. Había puesto esa expresión, esa que colocaba cuando Hanae había hecho algo y ella ya se había enterado.

— Que no estás diciéndome todo.

— ¿Y qué debería decirte?

— Que algo está pasando con Jimin, cariño. Te conozco.

La nariz de Hanae se arrugó al instante, y dejó salir nuevamente un suspiro que llevaba atorado rato en su garganta. ¿Qué si pasaba algo con Jimin? ¡Claro que sí! Pasaba de todo. Y eso le tenía nerviosa. Porque había aprendido a manejar bien ese sentir extraño que había nacido por aquel tonto beso, lo había controlado y enterrado de una manera excelente hasta que él tuvo que hablar nuevamente sobre eso, hasta que le hizo saber que en él también había nacido ese sentir extraño que se suponía que entre los dos no podía existir. Y ahora la cabeza de la chica era como un maratón de ping pong, en donde la pelota iba de allí para acá y no la dejaba definir bien qué pasaba. ¿Por qué Hanae estaba tan nerviosa? Porque no se trataba de cualquier chico, no era Seung, ni su primer novio. Era Park Jimin. Su mejor amigo, el chico con el que había crecido y había estado aún cuando pasaba por malas rachas. Era una de las personas más importantes en su vida. Hanae no quería dar un paso en falso, es por eso que tenía tanto miedo. Porque no quería que nada se dañara. Pero las cosas ya parecían estar caóticas en ese momento, apenas y le hablaba a Jimin. Y él le dijo esa noche, de su cumpleaños, que no estaba confundido; que sus sentimientos eran tan claros como el agua. Él sentía algo por Hanae, y ya estaba aceptado de su parte.

Love Maze↠p.jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora