014.

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Desde que Hanae había visto aquella escena con Hanbyul involucrada, había pensado demasiado en qué debía hacer y qué debía pensar al respecto. Le mantenía ansiosa el creer que Hanbyul estaba engañando a Jimin, después de todo, no podía creer que la muchacha realmente estuviese tan enfocada en hacerle mal a su mejor amigo. Sin embargo, no tenía ni la base y mucho menos las pruebas suficientes como para hacer una acusación de ese tipo. Y lo último que quería para ese momento era una discución con Jimin sobre que hacía ese tipo de cosas por celos de mejor amiga. Decidió que quizás no debía darle más vueltas al asunto; quizás eran ideas de ellas. Después de todo, la gente también malinterpretaba el tipo de relación que tenía con Jimin. Puede que pase lo mismo con Hanbyul.

Y fuera del drama, finalmente, Hanae había terminado sus exámenes y había pasado con éxito el semestre, de hecho, sus calificaciones fueron una de las mejores de sus clases en todas sus materias. Aquello se lo contó a sus padres, quienes se alegraron demasiado por ella y la felicitaron por videollamada, lamentando no poder estar ahí físicamente.

Así que decidió darse un buen regalo a sí misma. El primer día de sus vacaciones, se encaminó por las calles de Seúl hasta llegar a un salón de belleza. Estaba nerviosa, quizás demasiado. Toda su vida se había caracterizado por tener su cabello largo y negro como el azabache. Su madre siempre insistía que el cabello corto le favorecería, pero realmente estaba tan acostumbrada a la larga cabellera que no quería experimentar cortándola.

Sin embargo, desde que había visto que Jimin y Hoseok se tiñieron sus cabellos, la llama de la curiosidad creció fervientemente dentro de su pecho. Ahora, se encontraba esperando en la silla del salón de belleza, mirándose a sí misma en el espejo y cuestionando en su decisión.

—Así que es tu primera vez haciéndote un cambio de look, ¿no?—la dulce chica que sería la encargada le preguntó aquello, sonriente.

—Sí—Hanae respondió, nerviosa.

— ¿Quieres ir con algo ligero?—preguntó, colocándole el delantal plástico que la protegería de ensuciarse con su propio cabello—. ¿O mejor dejamos a todos con la boca abierta?

La segunda opción encantó totalmente a Hanae, así que fue la decidida. No le había contado a Jimin en lo absoluto sobre ese cambio, quizás por venganza, puesto a que él tampoco le contó cuando lo hizo; mas la verdadera razón era que quería impresionarlo. Tanto a él, como a todos que la conocían. Hanae siempre se caracterizaba por ir en lo seguro, nunca se arriesgaba demasiado o hacía cosas de las que no estuviese cien por ciento segura, sin embargo, sentía que era demasiado joven para ir en lo seguro siempre.

Su cabello, que llegaba hasta su cintura, pronto fue cortado hasta llegar a unos centímetros más arriba de sus hombros. Hanae sentía como su corazón latía muy rápidamente, sin embargo, adoró el resultado. Y no terminaba allí. Luego de unos momentos, ahora su cabello negro fue sustituido por un color castaño, parecido a la miel. Se sentía sumamente extraña, pero eso no significaba que lo odiara.

Le dio las gracias a la linda chica, y, ahora con su nuevo cabello, decidió dirigirse al departamento de Jimin. Quizás estaba nerviosa de la reacción del chico, puesto a que él siempre le decía que adoraba su cabello largo. Mas sabía que, por más cambio que se hiciera, reacción mala de parte de él jamás recibiría.

— ¡Hola!—habló colocando el celular en su oreja, mientras que se escurría entre las personas. Seúl era demasiado desastrozo a veces—. ¿Estás en tu dulce hogar?

Jimin rió un poco por la expresión—Sí, ¿por qué? ¿Me darás un visita sorpresa?

—Pues si no estabas muy ocupado, quería mostrarte algo.

—¿Bueno o malo?

—Depende de cómo lo vayas a tomar al ver...—murmuró, y luego soltó una risita que demostraba maldad.

—Entonces aquí te espero.

Hanae no tardó en ir, quizás por las ansias o simplemente porque no estaba muy lejos del lugar. Cuando ingresó en el edificio y subió las escaleras, sintió como el corazón saltaba dentro de su pecho. Sólo esperaba que no le dijese que parecía una peluca, puesto a que sería un gran fracaso. Al estar frente a la puerta del chico, no tardó en tocarla, y esta no tardó en abrirse.

—Viniste rápido como para...

La cara del chico fue otra cosa, Hanae quería sacar su celular y tomarle una foto. Sus cejas de levantaron, y su mentón pareció despegarse de su cara. Jimin tenía una expresión de sorpresa que la chica no sabía descifrar en lo absoluto, no sabía si aquello era alegría o simple desagrado. Se estaba sintiendo molesto el que el chico no dijiese nada con el paso de los segundos.

— ¿No te gustó?

Jimin parpadeó un par de veces, y colocó su mano sobre el cabello de la chica, tocándolo muy suavemente.

—Yo... Dios, te ves...—negó con su cabeza, casi sin poder creerlo. Hanae quería reír—. Te ves muy preciosa, Hanae. Juro con mi vida que te ves demasiado bien.

— ¿Me veía fea con mi cabello negro acaso?—carcajeó.

—No, no es eso—se cruzó de brazos, y sonrió—. No lo sé, es que... Te he visto tanto tiempo con el mismo peinado que verte así... ¡Eres toda una señorita! Quiero llorar.

—Ay, qué dramático—Hanae le dio un abrazo, riéndose mucho de la situación, y lo pellizcó—. ¿Pero si te gusta?

—Siempre has sido preciosa, pero ese color de cabello te hace resaltar más.

Adoraba tanto que Jimin fuese su mejor amigo, pues siempre encontraba las palabras exactas para hacerla sentir bien, sobretodo porque sabía que era sincero. Y nada más importante que la sinceridad.

—Bueno, tenía pensado en algo para estrenar mi nuevo peinado.

Los dos chicos entraron al departamento. Hanae se quitó los zapatos y dio unos cuantos pasos dentro del lugar, Jimin le dio una mirada entrometida a la chica mientras cerraba la puerta con el pie.

—A ver, ¿qué tienes pensado, Nana?

—Pues...—levantó una ceja—. Ya que hace tiempo no vamos a una cita de mejores amigos, tenía pensando que sería una buena idea si íbamos en la plaza de Seúl, habrá un pequeño concierto. ¿Emocionante, no?

Hanae sabía que Jimin adoraba las salidas espontáneas, sobretodo si era con ella. Pudo ver que la cara del chico se iluminó ante la idea, y asintió dulcemente. Jimin sabía de sobra que Hanae no era mucho de salir a lugares muy ruidosos, pero los conciertos o actividades relacionadas con música era clase aparte para ella. Como su gusto primordial.

—Me gusta la idea.

— ¡Entonces hoy en la noche estás ocupado! Tenemos una cita—se lanzó en el sofá, agarrándo el control remoto de la tv—. Y no puedes faltar en lo absoluto.

Love Maze↠p.jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora