Capítulo 1

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Sus ojos se abrieron y se posicionaron en el techo de la habitación. La respiración de Levi Ackerman se encontraba agitada y su mente se esforzaba en entender el reciente sueño o más bien esa pesadilla. Poco recordaba de este, pero sin duda había causado gran afecto en su persona. Llevó su mano a su pecho y sintió el acelerado palpitar de su corazón, hasta ahora había ignorado que por sus mejillas recorrían lágrimas que finalmente caían en la almohada.

Había olvidado la última vez que este tipo de sueños lo atacaban durante sus noches, la sensación de escalofríos que le generaba había quedado como un vago recuerdo hasta esta mañana. Quizás lo más frustrante sería no recordar ni un solo elemento de una pesadilla de este tipo, sin embargo sabía que no era más que producto de su subconsciente y por lo tanto no podía dejarse llevar ni mucho menos perder su mañana en darle vueltas a lo que no tenía una razón. Volvería a olvidarlo.

Se levantó de su cama ocasionando un rechinido al cual ya se había acostumbrado cada mañana al levantarse. Era un mueble viejo, pero no contaba con los recursos para cambiarlo, además aun cumplía con su propósito. Se apresuró en vestirse y salir de la habitación, era lunes y debía empezar su jornada.

Para ese entonces apenas tenía diecinueve años y ya era uno de los más leales trabajadores de una de las familias más ricas del país. Se encargaba de la limpieza y jamás tuvo queja de esto, al contrario, siempre estuvo agradecido de recibir la oportunidad de ser uno de sus empleados, pues eran minusiosos con estos.

Subió por las escaleras que lo llevarían al almacén principal de la casa de los Jaeger, desde ahí se dirigiría al salón donde empezaría su limpieza. Sin embargo su trabajo fue interrumpido ante la multitud. Las visitas fueron inesperadas. Pero entonces recordó el motivo, no estaban ahí para una fiesta, sino que sería hoy el día en que nacería el primogénito de la familia, amigos y familiares estarían ansiosos por recibirlo, aunque esto a Ackerman no parecía emocionarlo, su vínculo no era más que laboral y no tendría porque afectarle la llegaba de un nuevo miembro.

Antes de mezclarse entre las personas tomó sus utensilios y se retiró, empezaría la limpieza en otro sitio de la casa. Podría llegar al segundo piso y desentenderse de todo el alboroto que había, era un privilegio que se le permitía al trabajar en tan enorme lugar.

Por su mente jamás dio retorno y pensó en el que aun no nacía. Muchos quizás sentirían, incluso en lo más mínimo, envidia ante quien llegó con los mayores privilegio, pues jamás pasaría por desgracias económicas, no debía preocuparse por crecer y llevar el pan a su mesa, siquiera tendría consciencia del valor que todo tendría y para él sería insignificante, ¿quién no desearía estar en su lugar? Mas bien sabía Levi que eso no sucedería, su vida había tomado otro rumbo y nada ni nadie cambiaría su pasado para darle uno mejor.

Mientras tanto abajo, las puertas de la habitación principal fueron abiertas, el suspenso entre las personas era mayor, desconocían el resultado de aquel parto, especialmente una época donde la muerte era tan común. El jefe de la familia les trajo noticias a todos los presentes, había nacido un niño varón y sería la alegría para cualquiera; pues ya había un heredero, pero no todo fue tan positivo y opacando la llegada del pequeño se informó del estado de su madre, estaba grave y de inmediato sus allegados corrieron por velar a la mujer. Solo unos cuantos pudieron entrar y compartir de sus últimos minutos a su lado, sus ojos pronto se cerraron sin siquiera poder dar unas  palabras a su primogénito.

Grisha alzó al bebé y lo cargó entre sus brazos, una sábana blanca cubría su cuerpo dejando al descubierto tan solo su rostro. Dormía con tanta tranquilidad desconociendo la pérdida de su madre, a quien le lloraría hasta años después.

Mientras el cuerpo de la esposa era preparado todos se reunían en el salón principal, ahora la familia se prepararía para un funeral. La alegría del día se había apagado, pero esto a Grisha parecía poco importarle, ahora se conformaba con tener a su amado hijo entre sus brazos, se prometía darle todo lo que necesitara y más, iba a encargarse de opacar la muerte de su madre y dejaría que creciera en un ambiente lleno de felicidad. Lo alejaría de los problemas y compensaría tan mal recibimiento.

No me olvides | Eren ˣ Levi Où les histoires vivent. Découvrez maintenant