Capítulo 18: Un alma en pena

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CAPÍTULO 18:

Parezco u ama en pena aquella mañana y lo peor de todo es que me avergüenza verme en este estado hasta a mí. Había poca gente, pero cada vez que alguien llegaba pidiendo lo que fuera, tenía que hacer mi fuerzas para esforzar una sonrisa para atenderle bien y que mamá, ya de paso, no se me echara encima ¿Por qué debía todo aquello ser horriblemente... horrible?

-Cariño- mamá se me acerca, casi mostrando la bandera blanca para poder hablar conmigo- ¿estás bien? Te veo... triste esta mañana.

-Estoy bien, mamá.

-¿Segura? Porque la manera en la que llegaste ayer...

-Ya le dijo Cinta que era porque estaba enferma, ¿recuerda? Estoy bien.

Sí, por suerte o, simplemente, porque Cinta se preocupaba mucho por mí, se le había ocurrido decirle a mi madre y a mi hermano es que había comido algo malo y que lo único que necesitaba en ese momento era descansar un poco. No me había preguntado sobre el tema, ni había dicho nada, pero creo que con aquel pequeño gesto, Cinta había hecho más por mí que si me hubiera aconsejado de alguna manera.

La cosa es que le había dicho aquello a mamá, pero desgraciadamente, esta no se creía nada de ello, por lo que se veía.

-¿Estas segura? Mira, sé que desde hace unos días que no quieres hablar conmigo por lo que te hice, pero...- y aunque pienso que por primera vez, mamá se va a disculpar conmigo por mandar a Emilio a vigilarme en las clases de Maite, termina jodiéndolo en el último momento- A sido por esa mujer, ¿verdad? Por Maite. Ha pasado algo en las clases...

-Mamá- la corto nada más puedo- Basta- sí, había ocurrido algo en las clases, pero ni que pensara que iba a dejar que ganara su argumento de que Maite no era buena para mí- No a ocurrido nada. Ahora, déjame, ¿vale?

-Camino, solo intento ayudarte- de nuevo, se hacía la víctima- ¿O a caso crees que me gusta verte como alma en pena? ¿Qué te pasa? Háblame. Soy tu madre....

La escucho y la verdad es que me produce gracia que me diga aquello. Háblame, me decía. Que le contara cosas, quería. ¿Dónde estaban esas palabras cuando rezaba por no hacer lo que me imponía? ¿Dónde estaban esas palabras cuando terminé el bachillerato y me obligo a tomar una carrera que me garantizara un trabajo mejor que pintar?

Por suerte o por desgracia, dependiendo desde que punto de vista lo tomaras; Cesáreo llega en ese momento. Interrumpe el momento, aunque no hace falta decir que enseguida nota la tensión entre las dos.

-Woah. ¿Llego en mal momento?

-Para nada, Cesáreo- replica mamá por las dos- Solo... hablábamos...

-Ya, hablar- murmuro lo suficientemente bajo como para que ninguno de los dos me escuche- ¿Qué hace aquí, Cesáreo?- intentemos desviar la atención de mí.

-Pues venía a pedir un poco de agua, que hoy me queda una ronda buena y la calor que hace hoy, deja la garganta sea- asiento, mientras busco la botella y este se queda con mamá- Que por cierto, Felicia. Dice Lolita que cuando puedas, le lleves dos cafés a la tienda para ella y Marcia que hoy han traído cosas y no les dá tiempo a venir a tomarse algo al restaurante.

-No te preocupes, que ahora mismo se lo llevo- replica esta con una sonrisa.

Vuelvo con Cesáreo, mientras que mamá hace los cafés.

Este me mira:

-Oye... ¿puedo preguntarte algo antes de irme?

-¿El qué?- no es que Cesáreo fuera por ahí preguntando cosillas, en el sentido en el que era más bien del que intentaba enterarse de las cosas a su tiempo.

Amor, Pintura y otras cosas //Maitino Fanfic// Acacias 38 COMPLETADO #Wattys2020Where stories live. Discover now