12. Una deuda pendiente

Start from the beginning
                                    

Inclusive en unos años vendería a un precio bastante generoso su primera y última colección de cuadros titulada: "Amando a Helena y su mundo de las pesadillas"

En cuanto tuvo la capacidad de salir del shock, a la primera persona a la que llamó Algeria fue a Charly, mi hermano... después de todo, era su esposo desde hacía cuatro años. Charly llegó corriendo, también escurrido en sudor pero tratando de mantener la calma por su esposa, después de todo uno de los dos debía ser el fuerte, el soporte del otro... sin embargo en cuanto contempló la escena cayó de rodillas. Él no era de los que lloraban... pero lloró hecho pedazos. Lloró como no lloraba desde que era un niño... Lloró como a los hombres en México no se les permite llorar mientras se refugiaba en la intimidad que le ofrecían los brazos de su esposa. No podía ser.

Minutos después le soltaron la bomba a mis papás, juntos... no tenían el valor para hacerlo de otro modo.

La llamada fue breve. Mi padre les contestó y casi les colgó al mismo tiempo... parecía que lo había tomado "bien" si es que ese tipo de cosas se pueden tomar bien... no saben que se quedó sosteniendo el teléfono por un largo rato, como tratando de encontrarse a sí mismo al otro lado de la línea.

Después apareció Daniel, para interpretar su mejor papel de novio destrozado y todo el mundo se trago el cuento, a excepción de Argelia, que lo miraba con una ira que le salía de quien sabe dónde pero que no podía expresar abiertamente pues no tenía forma alguna de justificarla.

No sé, ni quiero imaginar qué sintió Daniel mientras abrazaba a mis padres y estos ahogados en un dolor que dicen es el más terrible de todos los dolores que existen, le agradecían con el corazón en la mano por siempre haber estado ahí para mí, y le recordaban que las puertas de su casa siempre estarían abiertas para él. Y que nunca dejaría de ser parte de su familia "como un hijo más".

Afortunadamente Daniel no volvería a ser parte de sus vidas... aceptaría gustoso dar un melancólico discurso en mi funeral, para convertirse en el protagonista de mi tragedia y que así, en automático y movidos por su terrible pérdida, sus padres le tendieran la mano una vez más. Recuperando su vida sin mirar hacia atrás.

Mi madre lloró dos meses seguidos como si le estuvieran arrancando el alma por los ojos... después de mi muerte se mantuvo como en un trance carente de emociones por una semana, un día se le ocurrió prender la radio y en cuanto comenzó a sonar una canción que sabía que me gustaba se quebró su pared de cristal.

Mi padre no lloró nunca pero jamás volvió a ser el mismo, y a raíz de aquel día, y con el pasar de los meses... se fue quedando cada vez más y más calvo. Nunca volvió a decir mi nombre y cada vez que lo escuchaba salía a hurtadillas de la habitación a fumarse un cigarrillo y perderse en sus recuerdos.

Ninguno tomó en cuenta la acertada observación que Algeria había hecho con respecto al mensaje que supuestamente yo le había enviado, muy a pesar de que hizo lo posible por mencionarlo un par de veces lo más indirectamente posible para no herir susceptibilidades.

En cambio, su valor fue golpeado poco a poco por diferentes comentarios, desacreditándolo todo...

"Estaba desesperada, escribir bien era lo que menos le importaba"

"Seguro escribió rápido y tuvo errores de dedo"

"En ese momento Helena no era ella misma"

"No podemos iniciar una carpeta por homicidio solo porque faltan algunas letras, el mensaje está claro"

Y así, de negativas en negativas y de puertas que se cerraban sin siquiera haber tocado, Algeria había dejado de insistir, después de todo insistir también era una forma de picar las llagas en el corazón de mis padres y de mis hermano. Lo mejor era seguir adelante ¿No?

Fue un duelo duro... mi "suicidio" se volvió mediático... las imágenes de mi cuerpo se colaron en un montón de páginas y notas amarillistas. A mi familia no se le permitió lidiar con mi pérdida en privacidad... estuvieron viendo mi cadaver por todos lados... soñándolo, viéndolo en vez de verme a mi cada vez que alguien mencionaba mi nombre.

Deje de ser Helena Candiani para convertirme en la protagonista del circo del morbo.

Aun así jamás olvidaré que de entre todas las personas que me lloraron, Argelia fue la única que por un momento creyó en mí... a pesar de todo.

Seguro se preguntarán cómo lo sé... yo también me lo pregunto...

Todo llegó a mi en forma de sueños, sueños que en el momento se sentían reales. Ahora sé que lo eran.

La primera vez que soñé con todo lo qué pasó después de mi muerte fue justo un par de semanas después de volver a ver a Argelia.

Al principio solo eran sueños en forma de momentos aislados, así que no les preste demasiada atención al considerarlos recuerdos, deseos o un poco de ambos... sin embargo las piezas poco a poco se unieron como si fueran parte de un gran rompecabezas... hasta convertirse en un sueño recurrente... o en una pesadilla.

Soñé todo lo que ocurrió después de mi muerte hasta que cumplí 10 años... después descubrí cómo cerrarle la puerta a todo eso, sin darme cuenta de que al hacerlo había abierto la caja de Pandora.

Así que sí... yo tenía el deber de regresarle a Argelia un poco de todo lo que había hecho por mí... aunque ella no lo supiera.

El día en que mi reloj retrocedió  [Completa✔️✔️]Where stories live. Discover now