Capítulo 42.

1.1K 118 30
                                    

La tristeza se reflejaba en sus ojos cansados y desolados mientras miraba con un profundo dolor la foto que había tomado ya hace unos años atrás de la azabache y ella, ahora se daba cuenta de la estúpida ilusión en la que eligió vivir con la tonta idea de no perder a dicha azabache.

Una pequeña y solitaria lágrima bajo por una de las mejillas de la castaña, ya no habían más pues todas se había agotado con el pasar del tiempo, sabía que todo aquel dolor ella misma se lo había provocado, nadie la había obligado a seguir aferrada a la azabache pero ella con una tonta e infantil ilusión decidió esperar por una oportunidad que jamás se daría.

Y aún cuando ella sabía todo aquello no disminuía su dolor, sino todo lo contrario.

El sonido de alguien golpeando su puerta solo la hizo consiente de que había estado más de una hora sentada en su sala con una foto en su mano, pero ni siquiera hizo el intento de levantarse para saber quién era la persona que venía a visitarla, no había necesidad ella ya se daba una idea de quién se trataba.

-¡Evangeline! -la voz de su mejor amiga se hizo presente y la castaña sonrió por haber adivinado. -¡Abre la puerta en este instante! -ordeno y Evangeline solo giro sus ojos mientras se acomodaba mejor en su sillón.

No estaba dispuesta a escuchar otro de sus sermones de "madre" preocupada. Ella no era de cristal y aunque estaba deprimida por su estúpida decisión de amar a la azabache eso no significaba que necesitara alguna intervención.

Había decidido estar aquel día en su casa reflexionando sobre qué tan sólidos eran sus sentimientos por la azabache y si estos valían todo el dolor por el cual estaba atravesando.

-¡Evangeline sino abres está puerta romperé una de tus ventanas con una de tus macetas! -amenazo la rubia teñida y la castaña lo medito por unos segundos antes de levantarse.

-¡No toques mis macetas! -dijo en voz alta para que su amiga la escuchará. -No tarde una semana completa buscado las macetas perfectas para cada una de esas plantas.. -murmuro mientras abría la puerta y dejaba entrar a su enfadada amiga.

-¡¿En serio?! ¡Tres días encerrada en casa! ¡Sin contestar mis llamada o mensajes! ¡Sin aparecer en el trabajo! ¡Y ahora ni la puerta querías abrirme! -grito furiosa su mejor amiga mientras Evangeline se limitaba a cerrar la puerta para regresar a su cómodo lugar en el sillón de su sala, tal vez se había quedado en casa ese día para reflexionar sobre sus sentimientos pero los anteriores los había utilizado para llorar y odiar con todo su ser a Chloe Bourgeois por ser la dueña del corazón de Marinette.

-Si solo viniste a gritarme y darme un estúpido sermón será mejor que te vayas Lisbeth, no tengo ganas de escucharlo o escucharte a ti. -dijo con desinterés.

Últimamente las cosas se encontraban alguien tensas entre las dos chicas, por una parte la rubia insistía en que debía olvidar su encaprichamiento con la azabache y la castaña solo se limitaba a ignorar o evitar a la otra.

Lisbeth miro con algo de dolor a su mejor amiga y se pregunto la razón por la cual seguía aguantando todo esto... Su amiga ya era una mujer adulta que sabía exactamente que era lo que quería y las consecuencias de sus decisiones, así que...

¿Por qué se empeñaba tanto en cuidarla?

-Estoy preocupada por ti.. -dijo en un débil susurro pero lo suficientemente alto para que su amiga lo oyera.

Evangeline miro por unos segundos a si amiga y sintió culpa al saber lo horrible que la estaba tratando, sabía que estaba mal, pero para ser sincera nunca se había puesto a pensar en sus acciones... Al menos no desde que Marinette se había ido.

-No necesitas hacer eso... Estoy bien. -dijo evitando la mirada de su amiga.

Lisbeth camino unos pasos hasta encontrarse a centímetros de distancia de su castaña amiga, una vez ahí se agachó para quedar a la misma altura que ella y tomo la mano de ella.

-Eres mi mejor amiga, es obvio que me preocuparé por ti... Quiero que seas feliz... Y no me gusta verte triste y melancólica como lo has estado estos últimos meses.. -comenzó la rubia teñida mientras la miraba con ternura y cariño. -Me duele bastante verte llorar todos los días, todo por qué la chica que tú... Quieres... -un dolor en su pecho se instalo antes de siquiera terminar aquella frase. -la chica que quieres no corresponde tu amor. -termino con pesadez.

Evangeline miro a su amiga por unos segundos antes de apartar su mano, acción que provocó un ligero dolor en el pecho de la rubia.

-Y te lo agradezco, enserio. -dijo con una ligera sonrisa pero con una mirada tan triste que Lisbeth podía casi sentir aquel dolor como suyo. -Pero ya no te debes preocuparte por mi. -termino con una triste y desolada mirada.

La mirada era tan triste y transmitía tanto dolor que Lisbeth podía decir claramente que su amiga tenía el corazón roto, aún más de lo que estuvo la primera vez que algo similar había ocurrido. La chica frente a ella ya no era su radiante y sonriente amiga, ya no era aquella chica positiva y serena que sabía actuar bajo presión, no era la misma chica chica amorosa y sociable que había conocido años atrás. No, ahora aquella hermosa chica se encontraba escondida bajo capaz y capaz de tristeza y dolor.

Todo aquello solo provocó un gran dolor en el corazón de la rubia teñida quien sin saber que hacer en ese momento se limito a darle un abrazo, intentando de alguna manera transmitirle algo te tranquilidad y de alguna estúpida forma, también sus sentimientos que tanto se negaba a aceptar.

.
.
.
.
.
.
.
.

-Muchas gracias. -dijo Marinette saliendo de la consulta con su terapeuta.

Las cosas habían estado un poco calmadas durante unos días pero si algo había aprendido Marinette era que no debía ignorar sus problemas y mucho menos esconderlos. Por esa razón, al día siguiente de la visita de Chloe fue con su terapeuta para programar una cita.

No era nada grave pero era mejor tener ayuda para lidiar con aquellas cosas que aún la dominaban. Cómo el recuerdo de aquel chico.

Comenzó a caminar hacía la casa de su mejor amiga, quien había aceptado cuidar a Denisse mientras ella acudía a su cita y su madre trabajaba en la panadería. A su mente vinieron los recuerdos de los momentos que pasó junto a Chloe y sonrió de forma involuntaria al recordar cómo la joven rubia sonreía cada vez que Denisse le hablaba o comentaba alguna cosa que había hecho, eso sí, muchas de sus palabras eran en chino por lo que la rubia no entendía la mitad de lo que la menor decía.

Aún así Chloe parecía feliz de escuchar a la más pequeña y sobre todo verla feliz por cualquier cosa.

Quería verla... Deseaba ver nuevamente a Chloe. Por esa razón la azabache se desvío de su camino rápidamente para hacer una visita rápida a la rubia, y así saciar un poco su egoísta deseo.

Y si la vida se había encargado de enseñarle algo era que está misma era muy corta. Y aunque el miedo seguía firmemente en su corazón, ella deseaba al menos dar un paso para evitar más arrepentimientos en su vida.






























Hola.

Cómo se encuentran el día de hoy?

Yo estoy con demasiadas ganas de renunciar a mi actual trabajo, pero eso lo importa.

Que les ha parecido el capítulo de hoy?

Están esperando con ansias el final como yo?

Por cierto feliz día del amor y la amistad atrasado jajaja.

Bueno con eso me despido hasta la próxima actualización.

Adiós.

Páginas En Blanco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora