---...--- si tenía que ser sincero... Claro que estaba celoso, imaginar a Kirishima besando a otro no hacía más que revolverle el estómago, y entendía a la perfección que darle un beso era algo que debía hacerse, pero es que los celos no entienden de razones, así, por más que uno comprendiera los motivos y los justificara, los celos seguían ahí, latentes, abrió la boca para decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo la voz de Kirishima lo detuvo nuevamente.

---también yo estoy celoso, molesto, por que has de saber, que antes de ir a buscarte... Yori me dijo... Que le diste sexo oral... Y eso para mí es... Mucho peor, así que tú dime, ¿es verdad?

---¡!--- Yokozawa lo miró con espanto, su cabeza negó aquello, pero el reflejo en sus ojos eran de dolor---...No... Él... Él quería que yo lo hiciera... Yo me negué--- lloró--- ...Él... Él lo hizo... Acercó su pene a mi cara... Fue asqueroso...  Yo no quería hacerlo... ¡Estaba amarrado! ¡No podía hacer nada! ¡No podía moverme! ¡Y no podía evitarlo! ¡Pero yo lo mordí! ¡No dejé que me hiciera nada! En cambio tú...

Kirishima estaba molesto, sin duda alguna la versión que le había dado Yori era otra y muy desagradable, pero escuchar la versión real de los labios de Yokozawa era doloroso, podía imaginarlo luchando por defenderse, para no ser tocado ni mancillado, así era él, se sintió impotente al no haber podido evitarle un sufrimiento como aquel, se acercó al menor para abrazarlo, para darle consuelo, su enojo no era en realidad contra su pareja, sino contra quienes lo habían secuestrado. Besó la frente del menor y continuó abrazándolo.

---yo no quería... No quería... Pero no podía hacer más que lo que hice...---

---lo sé, no estoy molesto contigo, sé que no querías hacerlo--- y aunque estaba molesto, su amor le podía más, se sintió más tranquilo, no quería seguir pasando un mal rato así que  sonrió--- porque seguramente tú... Solo quieres mi "cosa" entre tus labios, ¿no es así?--- concluyó al tiempo que delineaba los labios del menor con sus dedos. Esto hizo exaltar al menor separándose abruptamente de aquel abrazo que aún mantenía con el castaño, la vergüenza se apoderó de él inmediatamente, alejando al mayor de un empujón.

---¡c-cállate! ¿Cómo puedes decir algo así?

---pero es cierto--- sonrió--- te has alterado con mucha facilidad y eso es... Porque lo que digo es cierto... Pero si te hace sentir mejor... Yo también... Solo... Simplemente lo quiero todo de ti... Por el resto de nuestras vidas, así que no te dejaré ir nunca.

---...--- no había manera de refutar... Aquellas vergonzosas palabras solo sirvieron para avivar el rojo que ya se apoderaba de sus mejillas, Kirishima lo observó con calma para después acariciar una de sus mejillas, entonces el castaño sacó de su bolsillo el anillo de matrimonio que Masao le había quitado a Yokozawa por la mañana y tomando su mano izquierda colocó el anillo en su sitio... Donde siempre debió estar, para a continuación besar el dorso de su mano... Aquella simple acción conmovió al menor... Sí, su príncipe  lo había buscado, había ido por él,  lo había sacado de aquel espantoso lugar, se le había declarado nuevamente con la promesa de no dejarlo nunca, no podía ser más feliz, era realmente amado, lo único que le hacia falta era besarlo, pues no le había besado.
Fue solo un día, pero fue un día horrible y no quería ni recordarlo, las lágrimas que había intentado contener buscaron su salida y se aferró al mayor en un abrazo, que poco duro, pues se separó un poco del castaño, las miradas de ambos reflejaban amor, Kirishima sujetaba al menor por la cintura y Yokozawa rodeaba con sus brazos el cuello del mayor, no sabían cuánto tiempo había pasado, pero poco importaba, Yokozawa se acercó al rostro del mayor para besarlo, era un beso largo, y  dulce, que fue correspondido por el mayor haciéndolo cada vez más intenso hasta robarle todo el aire, el menor fue estampado contra la pared en tanto el beso se alargaba. Yokozawa se separó, necesitaba respirar, pero la mirada del castaño sugería peligro

---joder... Nadie es tan lindo como tú...

---n-no es cierto...

---si que lo eres... Te has puesto tan celoso antes... Pero sabes muy bien que mis besos siempre te provocan lo mismo...

---¡p-para!--- respondió avergonzado.

---¿porqué? Está bien, no hay motivo para avergonzarse, pero supongo que así eres tú... Y tus reacciones... Siempre te quedas sin aire... Siempre pides que pare... Tus piernas parecen perder fuerza...

---¡c-callate!--- no quería escuchar más, era vergonzoso.

---no puedo parar... Eres tan lindo... Me pones al cien... Y tú también lo sientes... Aquí.--- dijo mientras rozaba con su muslo en la entrepierna de Yokozawa.

---¡he dicho que basta!--- fingió molestia, pero Kirishima sonrió y volvió a besarlo.

--¡espera!

--- no, tú comenzaste esto, no me pidas que pare ahora...

---a-aquí no... --- intentó alejarlo pero sin duda los besos del castaño eran tan buenos que perdía fuerza y consciencia, cuando pudo alejarlo echó a andar de nuevo, Kirishima le dió alcance y tomó una de sus manos para continuar caminando juntos.
Era tarde y estaban lejos de casa, sin darse cuenta llegaron cerca de un hotel de paso, tal vez Yokozawa no lo había notado, estaba demasiado avergonzado como para notar algo a su alrededor, pero el castaño si lo notó, cuando estuvieron cerca de la entrada el mayor detuvo su paso haciendo detener al menor.

---¿qué pasa? ¿Porqué te detienes?--- Yokozawa miró confundido al mayor, pero éste solo le devolvió la mirada calma.

---¿quieres pasar?--- sugirió señalando el lugar, Yokozawa se asombró ante la propuesta, pero se sonrojó ligeramente y mientras Kirishima analizaba el lugar Yokozawa ladeó un poco la cabeza.

---tacaño...--- murmuró con voz muy baja, pero al no haber casi gente ni ruido el mayor pudo escucharlo con claridad volteando a verlo.

---¿Qué?--- preguntó, como si no lo hubiera escuchado.

---...antes por lo menos me invitabas a cenar...--- comentó casi molesto, sacando una expresión de asombro en la cara de Kirishima.

---¿Tú... Tienes hambre?--- y antes de que el menor pudiera responder  a la pregunta, su estómago hizo el peculiar sonido de alguien que no ha comido.

--- ¡tú puedes quedarte aquí si quieres pero yo me voy a casa! ¡No pienso quedarme a pasar la noche en un hotel de mala muerte!--- su rostro mostraba un ligero sonrojo causado probablemente a la vergüenza de que su estómago hiciera aquellos sonidos, estaba por comenzar a dar un paso al frente cuando se vió envuelto en un abrazo nuevamente, Kirishima había apoyado su cabeza contra el hombro del peliazul.

--- perdón... Perdóname... No me di cuenta... Soy un idiota, tú... ¿No has comido nada en todo el día verdad?--- Yokozawa negó con la cabeza, pero eso fue suficiente, Kirishima sacó su teléfono y alejándose un poco del menor hizo una llamada, cuando colgó el teléfono llamó a un taxi e instó al menor a subir en el, y así emprendieron el viaje de regreso. El menor tenía razón, aquel lugar realmente se veía muy poco confiable,  sin contar que había olvidado por completo la cena, antes en sus citas lo invitaba a dar un paseo, al cine o a una cena, ahora solo pretendía llevarlo directo a la cama, y seguro que esa falta de atención era lo que molestaba a su pareja ahora, pues sin duda se había visto muy mezquino.
.
.
.
El taxi se detuvo en un hotel más lujoso, Yokozawa miró a Kirishima un poco molesto, quien solo se encogió de hombros y le dijo que hizo la reservación. El menor no parecía satisfecho del todo pero se bajó del auto dejando a Kirishima y se adentro al lugar. El castaño se quedó a pagar la tarifa del taxi antes de bajar.

Yokozawa cruzó hacia la recepción y se dirigió a la chica que atendía

---buenas noches señorita, me parece que hay una reservación a nombre de Kirishima Zen.

---buenas noches señor, déjeme checarlo...--- la chica buscó el nombre en la computadora hasta que lo encontró--- sí, aquí está, es la habitación 1221, aquí tiene la llave.

---gracias.--- Yokozawa tomó la llave y se dirigió al ascensor sin siquiera sopesar la idea de esperar al castaño, quién había entrado ya, apenas alcanzó a escuchar a la chica cuando nombró el número de la habitación, se encaminó a los elevadores y espero a que éste llegara para poder alcanzar al oso.

VínculoWhere stories live. Discover now