Capítulo 24.

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Acababa de cruzar la puerta de ingreso a la editorial, y notó cierta tensión en el aire, como cuando hay rumores circulando acerca de él, solo que en esta ocasión no creyó que fuera de él de quien hablaran pues todos parecían tratarlo con normalidad, además toda la mañana había sido tranquila, casi era imposible que algo hubiese ocurrido con él en el poco tiempo que se hubiera ausentado,  eran las tres de la tarde y él acababa de regresar de una reunión con el gerente de la librería, tomó el ascensor con normalidad y se dirigió hacia su lugar de trabajo, y aunque ahí también encontró cierto alboroto no prestó más atención a lo que ocurría, sin en cambio decidió abrir su laptop para comenzar a trabajar, hasta que sintió de manera insistente la mirada de su subordinado Henmi.

---¿es que acaso ocurre algo malo? ¿Por qué me miras así?--- preguntó con cierto fastidio.

---oh no... Es sólo... Creo que... Aún no se ha enterado, Yokozawa-san...

---¡Ah! ¿¡Enterarme de qué?!

---yo... Bueno, no sé como decirlo... Tal vez... Es mejor si lo ve usted mismo Yokozawa-san...

---¿¡ver qué cosa?!

---...Debería ir a ver... El piso de Monthly Japun...

---...--- ante tal sugerencia el chico no supo que pensar, casi sentía como si le hubieran echado un balde de agua fría, que su subordinado no le dijera nada más que el hecho de que debería visitar tal lugar no hizo más que darle una mala sensación, casi sintió como si no pudiera respirar y después de recuperarse de su sorpresa inicial se levantó de su asiento y se apresuró a ir al piso de Japun.
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Las personas al verle llegar no parecían saber qué hacer, no tenían la más mínima idea de como reaccionaría el hombre al saber lo que ocurría en el lugar, así que no sabían muy bien si huir para salvar sus vidas o quedarse para contemplar la escena, pues era cosa de verse una sola vez en sus vidas, por lo que, ante la confusión de los empleados era inevitable que se entorpecieran obstruyendo el camino pero el oso avanzaba a paso firme a pesar de aquellos retrasos, con solo una idea en su cabeza: matar a Kirishima si aún se encontraba con vida, pues estaba seguro de que todo aquello se debía gracias a sus exuberantes declaraciones acerca de él.
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En el piso de Japun, al final del corredor aún parecía haber más gente que nunca, todos aquellos rodeando el escritorio de un muy feliz editor en jefe, Yokozawa no podía reconocerlos a todos por sus nombres, pero sabía que eran empleados de la misma casa  editora, pues en alguna ocasión los habría visto, lo que no sabía, era el motivo por el cual esas personas, de las diferentes secciones y departamentos se encontraban ahí.
Alcanzó a ver como Haru también se encontraba  en el lugar, con una sonrisa burlona y sínica, como quien espera a que la fiesta mas divertida y esperada por muchos  sea estropeada,  y en este caso, supuso que en lugar de una fiesta, se trataba de su relación con el castaño, lo cual sería lo único que motivara a ese hombre, así que, Yokozawa no supo más que postura tomar al respecto, terminar con Kirishima era algo que definitivamente se negaría a aceptar, pero siendo honesto, ahora tenía miedo de qué era lo que tenía que hacer, no sabía como hacer frente a lo desconocido, por un momento quiso dar media vuelta y huir lejos, pero eso solo haría más feliz a Haru y él se negaba a darle esa satisfacción. Así que... Caminó despacio hacia el escritorio de su amante para descubrir de qué se trataba todo ese alboroto, como siempre le decía Kirishima, actuaría en el momento de estar frente al puente, sabiendo a lo que se enfrentaría, y no antes.
Camino casi sin darse cuenta, incluso se sintió flotar como en un sueño, las personas a su alrededor entonces se hicieron a un lado para dejarlo pasar, como si lo hubiesen estado esperando solo para hacerse a un lado  ante su presencia.
Entonces... Yokozawa lo vió.
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El escritorio estaba siendo ocupado no por las torres de documentos que siempre se encontraban apilados unos sobre otros, sino por el feliz editor en jefe y por Hisui...
Sí, a pesar de que Hisui ni siquiera debería estar ahí, era imposible confundirlo, Kirishima lo sostenía entre sus brazos feliz de la vida, y parecía ser el único en no haber notado la presencia del de ventas, mostrando felizmente a todos a aquel hermoso niño de cabellos oscuros con reflejos azules y además ondulados, el pequeño estaba despierto y feliz, mostrandole a todos aquellos hermosos ojos azules de los cuales era poseedor y sonriendo a todos de manera que podría considerarse coqueta, las mujeres presentes parecían encantadas ante el niño, a su parecer estaba actuando como el carismático editor, los hombres en cambio parecían festejar como nunca, era como ver una fiesta para dar la bienvenida al heredero de la familia, puesto que el lugar se había llenado de comida, botana e incluso bebidas, a nadie parecía molestarle aquello.

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