22. Te necesito aquí.

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-¡Tiene que estar equivocado!-se quejó la morena.

Ni siquiera me molesté en apoyarla, estaba acostumbrándome a mi tipo de suerte.

-No Ally, ahora si me disculpas, voy a continuar-dijo el maestro y siguió con su lista mientras yo recibía los condones de cortesía del maestro Thomnson.

Mi primer viaje de preparatoria lo iba a pasar anclada a la modelo adolescente que me veía como a un estorbo y que se traía algo con mi huésped, al que yo acababa de besar la noche anterior. ¿Qué podía salir mal?


El resto de la clase le escribí a Mia contándole el embrollo en el que me había metido con Ryan, y lejos de decirme lo tonta que era por haberme dejado manipular así, Mia se propuso la meta principal de hacerme ganar esa apuesta contra viento y marea. Quería la opinión de la parte racional: la dulce y lógica Amy, pero parecía sumergida en una pelea con Cambell, y acabando la clase se fue de mala gana con él, haciéndonos apenas una seña de despedida. Saliendo de aquel circo, Mia se aferró a mi de gancho mientras caminábamos por el pasillo.

-¿Ya tienes a alguien en la mira?

-No-respondí.

-Yo si.

Claro que si, era Mia.

-¿Qué sabes del chico con el que te sentaste?

-¿Roberto?-la detuve en el pasillo-Es el que me presto el baño la otra noche, te lo conté, ¿Recuerdas?

-Si.-asintió entusiasmada-Bien, bésalo, y luego no le vuelves a hablar, parece muy calmado como para discutir o armar un show y el hecho de que te ayudara la otra noche lo vuelve lo suficientemente caballero como para hablar mal de ti.

Me quede boquiabierta.

-No voy a hacerle eso, es agradable, quiero ser su amiga-afirmé.

-¿Quién eres? ¿Barnie el dinosaurio? Solo gana esa apuesta y búscate otro amigo-me haló del brazo para volver a caminar.-Además, escucha mi consejo, los más calmados son los peores. Están locos.

No le respondí, pero no podía imaginarme a Roberto como un loco. No lo conocía, pero había sido amable conmigo y parecía aplicado y hasta tímido. Además solo quería ser su amiga, no es como que quisiera terminar saliendo con él.

-Bien, tómalo así-continuó Mia, al notar que no lograba convencerme-Pídeselo, dile que es otro favor, como el del baño. Si quieres ser su amiga, algún día recordaran esto y se reirán-dijo. La miré sin estar convencida del todo.-O ve y busca a cualquier imbécil de esta escuela e intenta besarlo sin que piense que tienes otras intenciones-inclinó la cabeza hacia mi, siendo consiente de que su plan era mucho más sencillo.-Además...-susurró señalando con un movimiento de cabeza hacia el final del pasillo-Es como si el universo quisieran que pasase.

Frente a nosotras, a algunos pasos de distancia, Roberto rebuscaba en su casillero con la cabeza gacha; y a unos metros de él, en el pasillo, Ryan hablaba y se reía con un grupo de chicos de su curso.

A ver, no era tan raro teniendo en cuenta que todos acabábamos de salir del mismo salón de clase, pero también era cierto que mientras más pronto me librara de esto, pues mucho mejor.

-Te detesto-le susurré a Mia.

-Lo sé-me sonrió con todos los dientes y me dio un empujoncito a la acción. Me acerqué hasta Roberto, pasando la mirada de él a Ryan con todo el disimulo posible.

-¿Que te toca?- le pregunté de forma casual llegando a su lado. Dio un pequeño respingo pero sonrió al verme.

-Biología ¿y a ti?-cerró su casillero y me miró de frente, dándole la espalda a mi objetivo.

VIVIENDO CON EL ENEMIGO (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora