13. ¿Cómo que novio? ¿Cómo que sin compromiso?

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Ryan
El resto de la semana pasó inevitablemente rápido. Los días se me hacían cortos entre los entrenamientos para el primer partido y el hecho de que agotaba toda mi energía desvelándome en la noche y en las tardes mi cuerpo cedía ante el sueño. No era sorprendente que mi rendimiento en el fútbol estuviese como la mierda. Mi rutina de sueño no había vuelto a ser la misma desde la muerte de mamá, pero desde el inicio de clases parecía estar empeorando. Desde la llegada de Cat.

Luego el confuso encerrón traté de mantener el contacto a raya con ella. Cuando llegó, había tratado de ser amable, de hacerme su amigo, de hacerle su repentina estadía más divertida, pero ella era realmente... rígida. Le molestaba el coqueteo, pasaba el noventa por ciento de su tiempo rodando ese par de ojos verdes y el otro diez por ciento con la nariz metida en un libro, y además tenía una muy insana obsesión con el control de todo y todos. Era molesta como el infierno pero desgraciadamente bella como un ángel.

No era justo enojarme con ella por reclamarme que no me metiera en su vida, sin embargo, yo tenía serios problemas en manejar lo que me molestaba y lo que no. Si ella quería seguir corriendo con los ojos vendados hacia el cabrón de Dylan, la dejaría estrellarse a su merced. Dejaría de meterme en su vida, de intentar forzar más que una amistad superficial...

Y sin embargo, me pasé gran parte del partido buscándola entre el público en las gradas, anoté menos veces de las que el entrenador esperaba y probablemente había arruinado mi última oportunidad de ser escogido como capitán. Dylan no tuvo ese problema, no anotó ni un punto, pero al menos estaba concentrado en su mierda.

-Está mandándome alguna indirecta, lo sé, pero no sé exactamente qué-Seth se probó la tercera camisa de la noche frente al espejo de mi baño. Tras el triunfo en el partido, la celebración de la fiesta de esa noche estaba más que confirmada. Y aunque hacía más de media hora que estaba listo para salir, Seth seguía reteniéndome con la excusa de ayudarlo a descifrar los misterios de la mente de Mia antes de irnos.

-Solo te ofreció un chicle-levanté la vista de mi teléfono solo para confirmar que aún no se decidía entre las tres camisas.-No es ningún mensaje encriptado.

-No no-salió del baño señalándome con el dedo-Ella dijo: "Es el último, ¿Lo quieres, Seth?"-imitó a Mia con voz chillona.-¿Ahora sabes de lo que habló?

Que ganas de darme un tiro.

-No dejes que nadie más te oiga haciendo esa voz-le recomendé. Negó con la cabeza pero finalmente escogió la camisa azul y se la puso -Tu problema es que lo has tenido fácil siempre, y ahora que llega doña problemas te matas la mente con ella.-Tomé las llaves tiradas junto a mi y me levanté de la cama tras revisar que llevaba la billetera en el bolsillo-Ahora, o vienes conmigo o puedes llamar a un taxi y seguir hablando de tus gravísimos problemas de mujeres.

-Últimamente traes un palo metido en el culo, Foster.

Si, y tiene tu mismo apellido.

Cat
Ryan me había ignorado el resto de la semana.

Bueno, eso no era del todo cierto, siempre saludaba o me hablaba de cosas que tenían que ver con la casa, pero nada más a parte de eso. Había almorzado con nosotras solo cuando Seth y el resto del equipo no estaban cumpliendo sus castigos y había vuelto a esconderse detrás de su porte de niño coqueto y superficial.

Dylan y yo solo salimos una vez más luego de la cita en la feria de arte y se suponía que hoy volveríamos a vernos para el partido de fútbol en el que todos tenían una inmensa fe de que seríamos campeones. Sin embargo, la motivación que se suponía me sacaría de la cama y me permitirá estar lista, nunca llegó. Me disculpé con Dylan por llamada y le dije que no me había sentido muy bien durante el día. Sin embargo allí estaba yo, la reina de la hipocresía entrando en la casa de Cambell agarrada del brazo de Esteban mientras con mi mano libre me bajaba el vestido ajustado que se subía con cada paso que daba.

VIVIENDO CON EL ENEMIGO (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora