#3

3.9K 193 62
                                    

La noche reinaba en toda la ciudad, sobre todo en aquella mansión del bosque a la cual todas las personas le tenían miedo y no se animaban a acercarse, incluso a los extranjeros y nuevos residentes les decían que no se acercaran por su propio bien.

Era una noche muy estrellada más sin embargo sin luna, en aquella mansión, una alarma empezó a sonar al costado de la propietaria de la casa, esta misma entre bufidos se despertó y la apagó de un golpe, no tenía ganas de despertarse, salir a caminar o algo por el estilo.

Pero el hambre podía con ella, su estómago gruñía mucho, pedía a gritos comida, ¿Hace cuánto tiempo no comía? ¿Dos? ¿Tres días? Había perdido la cuenta, que por mucho que no necesitara comer, le urgía ahora.

Se levantó de la cama y se cambió a algo cómodo, no estaba segura de qué hacer hoy, de todas maneras no había mucho que hacer, más que leer, y leer y... Leer hasta que se acabara la biblioteca.

Con un suspiro abrió la puerta con la mirada baja, tenía intenciones de ir directo a la cocina, pero de su puerta, una nota cayó a sus pies, extrañada la tomó, esa letra era inconfundible para ella, era de su vampiro, y ayudaba mucho ver que este había firmado con su nombre, le pareció chistoso.

"Acompañé a los demás a una noche de cazaría como estamos acostumbrados a hacer una vez a la semana, volveremos pronto"

—¿Así que casa sola?— Se dijo a sí misma dejando la nota en su cama, estaría feliz, si tan sólo se tratara de una adolescente que sus padres le dejaron la casa sola y podría tener su música a todo volumen por los pasillos, comer cuanto quisiera leche en polvo con azúcar hasta que le doliera el estómago, hacer miles de travesuras sin tener reprimendas de estos.

Pero no era así, fue a la cocina en donde no pensó algo grande, exótico o que llevara mucho amor para que quede bien, sólo se sirvió un cereal y leche, ni una fruta o azúcar le había puesto, terminó y lavó lo suyo, pasear por su nueva casa no parecía mala idea, pensaba en sus adentros.

De arriba abajo veía lo que tenía, cuantas habitaciones, cuantos baños, los cuadros en las paredes y los mesones con jarrones de adorno, pero a pesar de que esa casa fuese suya, que creció durante un año en ella, no la sentía, ni sentía que ese podría llegar a ser su hogar.

Paseando nuevamente por la planta baja, Eloise pensaba con detenimiento todo lo que se estaba perdiendo al ver las luces de la ciudad a lo lejos a través de la ventana, tantas salidas con amigos que no sucederían, una vida llena de oportunidades que en un abrir y cerrar de ojos se acabaron.

Sentía tanta impotencia, su vida cambió drásticamente, no sabía cómo afrontarlo, caminando por el gran salón, se encontró con algo en la esquina que estaba cubierto con una sábana negra, con curiosidad, la retiró un poco para ver lo que había debajo.

Sus ojo se abrieron de par en par al ver que se trataba de un piano de cola, era muy grande, más grande que el de sus clases de música en la escuela, con una sonrisa retiró la sabana con cuidado de no tirar el florero, al levantar la tapa se asqueó al ver como todas y cada una de las teclas estaban cubiertas de polvo.

Estaba tan sucio que el blanco de las teclas no era blanco, fue a la cocina en busca de un pañuelo húmedo y limpió todo el piano, hasta el banquillo, el cual por el polvo se notaba que ni usaban.

Al terminar, dejó el pañuelo de lado y se sentó en el banquillo, sus dedos recorrían delicadamente las teclas, las tocaba sin un orden armonioso, no era la siguiente Mozart, o la hija perdida de Beethoven, pero gracias a la profesora, sabía una que otra cosa.

"La música es la mejor herramienta para liberar lo que tienes en el interior" Siempre lo decía en todas las clases, y la castaña pensaba que tal vez tenía razón.

¿Qué pasaría si en Moonlight lovers...حيث تعيش القصص. اكتشف الآن