II. Epílogo

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—Es todo por hoy, jóvenes— finalizó, agarrando su maletín. Los adolescentes habían comenzado a salir, vaciándose el aula.

Una vez reunido su papeleo, salió. Caminar por aquellos pasillos hechos rutina. Los alumnos completamente absortos a sus pensamientos, pasándolo por alto. Diría que es mentira extrañar las antigüas generaciones, eran menos ruidosas y más fáciles de persuadir por los temas.

—Kakashi— El peli negro saludó con su mano derecha, dirigiéndose a su persona. —¿Qué tal todo?—

—Lo mismo de todos los días— dijo, encogiéndose de hombros.

—Dale, te invito a aquél nuevo café de la cuadra. Yamato me contó que los postres están buenísimos—

—Gai, tengo mucho trabajo por terminar. Iniciaron los exámenes y...—

—¿Y es necesario que nos cancelarás los días pasados? Kakashi ha pasado ya un mes. Su padre te lo ha dejado claro— cortó.

Había intentado las últimas semanas en conseguir verla, pero los horarios eran algo contrariados. Las mañanas, salía a esperar una hora, máximo dos para verla, pero parecía encerrada en su habitación.

¿Como lo lograría? La chica deseguro lo odiaba.

—Hinata me odiará—

—Eso no lo dudes. Probablemente su orgullo femenino le ha impedido venir a reclamarte— contestó, sosteniendo una de las puertas. Pasó el peli plata, seguido de él.

—Seguro tiene en mente que si pisa denuevo el Instituto, se levantarán sospechas y probablemente mi trabajo se vea acabado— caminaban a un paso lento, dejando que sus pensamientos lo guiaran.

—Tal vez tengas un poco de razón en eso. Dale, Kakashi. Yamato invita la comida— agarró su hombro, impidiendo que prosiguiera.

Giró su cuerpo, con cara neutral. No tenía ánimos.

—Yamato se ofreció, lo juro—

—¿Yo qué hice?— apareció el castaño, caminando hacia el par.

—Le decía a Kakashi que pagarás la comida—

—¡Yo no mencioné nada de eso! ¡Solo te sugerí que lo sacaras de la miseria!—

—¡Ah vamos Yama, hazlo por nosotros, tus amigos!— bufó el castaño, virando los ojos.

Sonrió. Lograban hacerlo sentir menos culpable, menos ansioso. Kakashi sonreía y era gracias a ellos, agradecía que habían estado juntos desde sus años adolescentes hasta ahora. Agradecía haberlos conocido. Pero aún mejor, agradecía que estuvieran con él, después de haberse destruido.

. . .

—Es un idiota— dejó caer la palma en la mesa de vidrio, fuertemente. La rubia sentía una de sus venas frontales saltarse de la molestia.

—¡No entiendo cómo no pudiste ir a buscarlo! Yo ya hubiera armado un escándalo— prosiguió Temari.

Habían tomado a Hinata por fuerza, ya que no quería siquiera salir de la casa Hyuga. Su padre, Hiashi, les mandó a llamar para que invitaran a su hija a un café, siendo que esta no quería ni contestar las llamadas de sus amigas.

Las rubias al ser convocadas, corrieron hacia ella obligándola a tener una pequeña salida.

Ahora, se encontraban molestas. Les había contado que el peli plata no la buscó, ni llamado. Mientras que la azabache, se mantenía cabizbaja.

—Hinata ¿Porqué no lo buscaste?— al ser mencionada, levantó su cabeza.

—¿Cómo iba a buscarlo? Me refiero a que tengo totalmente prohibido aparecer en el Instituto. Si lo hago probablemente lo despedían. ¡No podía hacer eso!—

Sin Remitente || KakaHinaWhere stories live. Discover now