Lunes.

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Había estado como loco dando vueltas a todo el asunto sobre las cartas que estaba recibiendo últimamente. Puso a trabajar su cerebro de una manera latente, creando locas teorías sobre quién sería el remitente de esas declaraciones.

Por qué era claro, no las mandaban para saber cómo se encontraba.

La chica o chico trataba de hacerle saber que está enamorado de él, y quería pensar que era una chica. No es que tuviera algún disgusto si se enterara que es un hombre, porque no es homofóbico, pero no le gustan los de su mismo sexo.

El prefería bustos grandes o traseros.

¿Cómo sería la chica de las cartas?

¿Tendría poco trasero? Eso no le importaba tanto. ¿Cabellera larga? No le interesaba; en realidad, le valía un millar si lo tenía largo o corto.

Solo conocía que su cabello era negro, y nada más.

—¿Ya entregaste los trabajos finales, Kakashi?— preguntó Yamato, inclinándose levemente queriendo verificar si lo había escuchado.

—Aún no, tengo tanto trabajo por hacer— suspiró.

Se encontraban en la última semana del ciclo escolar, por lo que el trabajo lo había dejado al final, se había retrasado demasiado. Frotó sus sienes, cerrando sus ojos adolorido.

"Si hubiera podido dormir en la noche, no me estaría sintiendo de esta manera" pensó.

—¡Hinata!— lentamente, despegó sus ojos para mirar como su compañero corría hacia una estudiante.

—Y-yamato sensei— contestó nerviosa, esquivando mirar a su dirección. Kakashi frunció el ceño, y la recordó.

La chica de la cafetería.

—¿Podrías acompañarme a recoger los exámenes? Te encargo que hagas entrega de ellos a tus compañeros— Hinata asintió, girando con sus amigas y avisandoles que las veía más de rato.—¿Vienes Kakashi?—

—Sí—

De camino a las oficinas, Hinata se encontraba callada. Nunca, por un millón de años, hubiera imaginado que ayer se encontraría a Kakashi a casi 5 km fuera de Konohagakure, de todas las malditas cafeterías, fue precisamente a esa. Y ahora, por si fuera poco, se encontraba caminando en los pasillos a su lado, totalmente incómodo.

Qué vergüenza.

¿Debía de hablarle? Tal vez pensaría que es una chiquilla más enamorada de él, que lo espía y que es una más del montón.

Bueno, aunque técnicamente sí lo era.

Pero no todo el tiempo, había días en los que lo miraba escondida entre arbustos, pero no era algo sumamente extraño ¿no?

—¿Va muy seguido a Sabor a Cielo?— preguntó el peli plateado, mirándola.

Seguían caminando por lo que Hinata, sacada de sus pensamientos sintió sus piernas temblar.

—Algo así, suelo ir cuando son días de frío o cuando me siento muy sola—

—No estaba sola cuando le entregué su libro— comentó.

—B-b-bueno, Neji me acompaña los fines de semana— Hinata toco su brazo, nerviosa. Siempre tenía esa manía de tartamudear cada que los nervios se hacían presentes.

—¿Su hermano?— "¿Porqué tanto cuestionamiento?" pensó.

—Sí, algo así— y fué todo. La plática se había ido al carajo por su contestación tan seca y corta. O tal vez no.

—¿Le gustan los libros de romance?— habían llegado a las oficinas, mientras escuchaban a Yamato mencionar que iba a recoger los exámenes y los traía de vuelta.

—N-no solo esos, me gusta de todo tipo, siendo sincera. ¿Y a usted?—

—Mm, prefiero los que son de suspenso. Pero, sí, también de todo tipo— Giró a su izquierda, viendo a la azabache para sonreírle.

Hinata sonrojó, totalmente hipnotizada por aquella dentadura blanca, reluciendo con unos perfectos labios rosados, tal vez no gruesos, pero sí de un tamaño singular.

Era un hombre escultural.

—Aquí están los exámenes, Hinata— Yamato extendió la buena cantidad de hojas hacía ella, y haciendo una leve reverencia salió del lugar. Yamato suspiró.— No lo entiendo—

—¿A que te refieres?—

—Soy más guapo que tú, más carismático, unos tres años menor de lo que tú eres. ¿Que ven en ti? ¿Es la edad acaso? ¿O tu cabello canoso?—

—Es grisáceo, no canoso—

—Aún así, Hinata se vio intimidada por ti. Es una de las mejores de la academia, sus calificaciones son perfectas, y bueno, creo que le gustaste— Kakashi, rodó los ojos, sabiendo a donde guiaba la conversación el castaño.

—Se a donde llevas todo esto. Es una estudiante—

—¿Y eso qué? Tú tienes treinta y cuatro, eres joven todavía. Digamos, si tu tuvieras más de cuarenta creo que eso ya sería mal visto ¿No crees?—

—Olvídalo Yama—

—Debes confesar que te pareció interesante, para mí lo es, pero yo las prefiero rubias—

Rubias.

Rubias.

—Hablando de rubias...¿Crees que Inoichi se moleste porque un día llegue invitar a su hija a salir?—

Sin Remitente || KakaHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora