[35] "Acidez"

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Cuando llegamos al lugar, sentí mi estómago raro, todo por el hecho de que estaba en donde prácticamente no quería estar. 

Era muy raro, porque hace simplemente unas horas estaba teniendo la crisis existencial en mi cuarto, ahora estaba estacionándome afuera de una casa, para una fiesta a la cuál no quería ir, pero lo estaba haciendo por Cece.

Ella se veía muy feliz, entonces trataba de agarrarme de eso, de ella y de su felicidad. Estaba feliz de que por fin saliéramos a algún sitio juntos.

No tardamos en entrar a la grande casa, donde claramente había muchísima gente. Mucha gente que no conocía. Si Cece se me perdía aquí, no tenía idea de qué haría. Por eso mismo, me mantuve agarrado de su mano.

—Este lugar está loco —dijo, sonando animada, dedicándome una de sus hermosas sonrisas—. Quiero presentarte a Louise —comentó, mientras que con su mirada buscaba entre la gente a Louise. Supuse que sería su amiga—. Louise tiene una gemela —me dijo, como si me importara, a lo que yo asentí e hice como si estuviera lo suficiente sorprendido al escuchar aquello.

La música era algo fuerte.

Caminamos un poco más por el lugar.

—Hey, Gabriella —dijo Cece, cuando vio a una muchacha en el lugar. Yo me sentía como perrito con correa, pero en este caso mi correa era la mano de Cece, la cuál no soltaría nunca, no quería quedarme atrás—. ¿Has visto a Louise?

La chica volteó. Llamó mi atención porque tenía las puntas del cabello moradas.

—Hola, Cece —le abrazó y Cece trató de corresponderle el abrazo como pudo, ya que no se soltó del agarre de mi mano. Supuse que no me soltó porque tenía miedo de que si me soltara, no fuera a tomarla nunca más—. ¿Quién es él? —preguntó la chica cuando me vio.

—Es Frank —me miró sonriendo, como si estuviera muy enamorada de mí. Luego la miró de nuevo a ella—. Es mi novio.

Sentí que mi alma se caía al suelo rápidamente. Sé que ya me lo había dicho con anterioridad, incluso yo a ella, pero seguía sintiéndose raro, al menos en mí.

Yo sonreí como me salió y la saludé con mi mano, ella hizo lo mismo.

—La última vez que vi a Louise estaba en la cocina —contestó finalmente.

—Gracias —sonrió y siguió caminando, jalándome atrás de ella.

Nos adentramos en la cocina, donde había menos gente, pero igual parecía un buen sitio para que los invitados se sentaran ahí o solamente hablaran.

El ambiente era tan extraño; no podía familiarizarme porque, repito, nunca fui un chico fiestero y ahora en mis casi treinta años, mucho menos.

Cece seguía buscando con su mirada a la tal Louise, hasta que pareció dar con el blanco.

Nos jaló hasta la chica que supuse que se llamaba Louise.

—Louise —habló Cece, tocándole el hombro con su mano desocupada.

Ella volteó y era una chica con facciones asiáticas, o al menos sólo tenía los ojos pequeños y rasgados. Su cabello era normal, con una línea perfecta en medio.

—¡Hey! Cece —se vio muy emocionada de verla y también la abrazó, repitiendo la escena que había pasado con aquella chica Gabriella—. Me alegra que hayas venido —sonrió. Luego me vio a mí también—. Bueno, que hayan venido —se corrigió a sí misma—. Tú debes ser Frank —me extendió la mano y yo lo hice igual, sólo por ser amable—. Me alegra conocerte al fin —no supe como tomar eso, pero sólo sonreí. No había dicho ninguna palabra desde que había pisado esa casa—. Bienvenidos, es su casa —bromeó, o no supe—. Ahí hay cosas para beber y pues, comida, no sé —hizo ademán con las manos—. Voy a seguir por aquí, ustedes diviértanse.

Be nice or go away. [Frerard]Where stories live. Discover now