[30] "Distracciones"

223 39 41
                                    

 Había pasado solamente uno o dos meses (la verdad no sabía con exactitud) desde que había hablado con Gerard y era hora que todavía no entendía si aquella plática había sido para bien o para mal.

Cuando Gerard me dijo que estaba inseguro sobre sus sentimientos hacía mí y que no podía decirme ni que 'sí' ni 'no' porque "todo era posible", en definitiva no me ayudaba en nada. 

Me sentía desconcentrado en el trabajo porque me encontraba a mí mismo pensando de más. Tampoco sabía si era porque era un idiota o porque estaba "emocionado" porque Gerard pudiera sentir sentimientos por mí.

Todo era posible, claro. Pero no era posible si yo no hacía nada de mi parte. No sabía si eso era positivo o negativo.

¿Quería hacer algo por mi parte? Eso también me aterraba.

Él y yo habíamos empezado una relación amistosa como cualquier otra. O eso pensaba yo, había situaciones donde sólo hablábamos un par de segundos y seguíamos con nuestra pacífica vida. 

Recuerdo las palabras de Gerard, cada palabra exacta de aquél día y cuando dijo que había arruinado nuestra "relación" y que incluso me había asustado. Y yo le aseguré que no era así, pero ahora en realidad no sé si estoy completamente seguro de aquello.

Estaba empezando a caer en una leve desesperación de no saber qué estaba pasando con mis sentimientos. 

Era la peor situación, sobre todo para alguien tan ansioso y nervioso como yo. Me estaba comiendo el cerebro y no había nada que me distrajera, ¿En realidad estaba enamorado de Gerard? De sólo aceptarlo sentía que mi estómago se revolvía y quería devolver todo. Después de esa sensación, el sentimiento de odio a mí mismo no tardaba en invadirme también, por ser tan idiota como para no poder aceptar algo tan sencillo y algo que me estaba quitando tanto el sueño.

Cierto, estaba tan intranquilo que había momentos en la noche donde únicamente deseaba que mi cerebro dejara de crear pensamientos inútiles, tenía tantas ganas de callarlo que me sobraban ganas de salir de mi casa, cruzar la calle, encontrarme con Gerard y chocar mis labios con los de él, solamente para que mi cerebro se callara por unos segundos. 

Pero, claro, siempre había algo que me detenía. Era un caso sin solución, necesitaría una terapia (el problema también, es que no podía pagarla).

¿Todas las personas que trataban de descubrir su sexualidad se sentían así? Con ganas constantes de morir, porque es lo único en su mente y no saben qué hacer para callarlo. 

Era horrible. ¿No podía saber solamente lo que me gustaba y lo que no? Creía estar muy seguro de conocerme a mí mismo hasta estos momentos, que maldigo enteramente. ¿Debería ir a un antro gay y besarme con cualquiera de ahí para alejar los pensamientos?

¿En qué carajo estaba pensando?

¿Por qué la vida no viene con manual?

Me concentré de nuevo en el instante del ahora y como es que estaba más de la mitad de mis archivos en mi escritorio sin terminar y ya era medio día. Agité mi cabeza, tratando de concentrarme en el maldito trabajo. Mis ojos en un rápido instante se fijaron en la figurilla que el mismo vecino pelirrojo que tanto me está quitando la tranquilidad me regaló.

Lo miré detalladamente y me decidí, para tomarla bruscamente y guardarla en uno de mis cajones.

[...]

Tener a Mikey como amigo del trabajo era solo otro recordatorio de lo que estaba pasándome emocionalmente. 

Pero, realmente no me había dedicado a contarle a Mikey sobre su hermano absolutamente nada; nada sobre la vez que llegó a mi casa cuando Bert le terminó, ni contarle que de la nada empezaba a tener sentimientos (no sentimientos) por su hermano al grado de ser incontrolables, o también que no podía dejar pasar el pensamiento de que Gerard era muy atractivo (eso independientemente si me gusta o no. No soy ciego).

Be nice or go away. [Frerard]Where stories live. Discover now