[28] "El elefante en el cuarto"

216 38 41
                                    

— ¿Frank? —escuché la voz femenina dentro de mi casa. Claro, Cara estaba ahí. Había olvidado por completo que ella estaba visitándome en mi casa— ¿Qué paso? —saltó rápidamente de su posición en el sillón. 

No estuve tanto tiempo con Gerard, quizás unos diez o quince minutos, pero a lo mejor para ella fue más, o no sé si la levanté con el ruido que hice al abrir la puerta. Ojalá se hubiera mantenido dormida, así no tendría que hablar, porque realmente no tenía ganas, pero no tenía opción.

—Nada —o quizás sí tenía opción, mentir.

—¿Cómo que nada? —presionó más—. Estás pálido, parece que vas a morir —no estaba lejos de morir—, No me mientas, puedo ver tu rostro.

Rodeé los ojos.

—No tengo idea qué acaba de suceder —fui honesto—. Sólo, estoy muy asustado.

—¿Por qué? —cambió completamente la expresión, tenía bastante duda y se veía preocupada—. ¿Qué tiene en la casa el pelirrojo?

—No es eso —parpadeé rápido y negué con la cabeza, tratando de calmarme—. Es sólo que creo que le gusto a Gerard.

Su mirada se mantuvo, aún más confundida.

—¿Qué pasó allá? —repitió.

—No sé, Cara, no sé —sentí que levanté la voz demasiado, lo noté porque ella dio un pequeño brinco. Pero, es que estaba tratando de analizar lo sucedido. Mi amiga no dijo nada—. Creo que iré a dormir —agaché la mirada y me moví de la puerta finalmente, dejando a Cara sola.

—¿No me vas a decir?

—Es tarde —volví a hablar fuerte—. Necesito dormir y pensar. Mañana te digo.

Me encerré en mi cuarto. Cara pareció que quiso decirme algo más, pero no alcancé a escuchar, porque ya había cerrado la puerta. Me dormí automáticamente, ni siquiera tuve tiempo para pensar.

[...]

Cuando abrí poco los ojos, noté que el cuarto estaba algo iluminado, entonces me levanté rápido, algo alterado. ¿Qué hora era? Normalmente cuando me levanto para ir al trabajo ni siquiera está el sol arriba. No puede ser, ¿Qué tan tarde era?

Miré el reloj de mi buró y vi la hora: las once de la mañana. Pegué la palma de mi mano con mi frente, demasiado fuerte, tanto que casi pude sentir como mi cerebro balanceó de un lado a otro.

Me quité las sábanas de encima y abrí la puerta del cuarto.

—¿Quién anda ahí? —escuché la voz de Cara que venía de la cocina—. Tengo un cuchillo.

Me asusté un momento, pero recordé que había dormido ahí.

—Soy Frank, Cara —hablé, suspirando.

—¿Frank? —salió de la cocina al fin, con un cuchillo en la mano—. ¿Qué haces aquí? Creí que habías ido a trabajar.

Me encogí de hombros. Me sentí estúpido, pues claro, se suponía que debí de haber salido al trabajo, pero estaba tan dormido que no escuché la alarma, hacía bastante que no me sucedía nada así. Me dolía mucho la cabeza, no tenía idea si tenía que ver con la desvelada de ayer y con todo lo que había pasado.

—Creo que me quedé dormido —aún me sentía algo adormilado.

—Genial —contestó Cara, no dando mucha importancia y se volvió a meter a la cocina—. Porque tienes muchas cosas que contarme —escuché que dijo dentro de la cocina y bufé.

Be nice or go away. [Frerard]Where stories live. Discover now