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-Es una maravillosa idea- dijo Nacho- Creo que será el viaje perfecto.

-¿Y porque no invitas a Ruel cariño?- dijo papá

-No creo que pueda. Él también saldrá de viaje.

-¿Saldrá de viaje?- Pregunto Nacho

-Si –dije dudosa –Eso creo, no estoy segura.

-Tal vez quiera aprovechar para estar con su familia –dijo
Meghan. ¿Ayudándome? Quizá.

-¿Qué les parece si por lo mientras llaman a Gus y Alicia para ver si los dejan?

-Alicia si va a poder- se apresuro Nacho a  decir –Hable con ella en la tarde.

-Me alegro –dijo mi padre – ¿Gus?

-No se –dije ya que me había volteado a ver a mi. –Creo que iré a llamarle. Buenas noches

-Adiós –dijeron los tres.

Subí a mi cuarto y comencé a buscar mi teléfono. Después de buscarlo por mar y tierra, recordé que había dejado mi bolso en la planta baja. Baje corriendo y cuando llegue vi algo un poco incomodo. Mi papá y Meghan se estaban besando. Nacho ya no estaba abajo. Fue demasiado incomodo. No sabía si ir por mi bolso o mejor regresarme. Mientras estaba en el dichoso dilema di un paso y resbale, y como es costumbre caí y se escucho un estruendo. Los dos se separaron de golpe y cuando Meghan me vio tirada en el piso no dudo en levantarse bruscamente e ir corriendo a donde yo estaba tirada. Nacho bajo corriendo

-¿Qué sucedió?- dijo el casi a punto de llegar al primer piso.

-Creo que se cayó- dijo mi padre

-Me caí -afirme

-¿Estás bien? –dijo Meghan en tono preocupado

-Creo, aunque me duele mucho el brazo.

-¿Cómo caíste? –dijo Nacho riendo

-Cállate baboso que creo que si me lastime- dije tratando de levantarme

-No lo llames baboso- dijo mi padre

-Llama una ambulancia- dijo Meg

-No es para tanto –dije

-Te fracturaste –dijo la madre de Nacho

-¿Cómo sabes? –dijimos Nacho y yo al mismo tiempo

-Mira por tu mismo.

Voltee un poco hacia mi brazo izquierdo y lo vi. Mi brazo se estaba poniendo de un tono azul o morado, tal vez los dos al mismo tiempo. Se veía hinchado y me punzaba. Intente moverlo pero un calambre intenso me llego desde el codo hasta la punta de todos mis dedos.

-No te muevas mucho Pau- dijo Nacho.

Y lo peor paso después, cuando volví a voltear me percate de que en mi piel se veía un bulto, algo que unos minutos atrás no estaba

-¿Qué es eso?- dije con tono nervioso

-Puede ser parte del golpe –dijo Meghan–Pronto se te quitara. O puede ser tu hueso.

-¿Mi hueso? –asintió.

Después de una hora de lo sucedido, estaba bajando del auto de Nacho y entrando al hospital. Todos me miraban, algunos sonreían, otros solo me miraban por un instante y luego quitaban la vista. Y pocos se percataban de cómo estaba mi brazo. Llegamos a la recepción y una señora delgada y con arrugas, canosa y cansada nos mando a una habitación. Me acostaron en la camilla, y después todos se sentaron en los sillones que había en el cuarto. Nacho se acerco a mí y me susurro al oído que mientras estábamos de camino me había llegado un mensaje de Ruel. Por más que quisiera verlos primero tenían que checar mi brazo. Después leería el mensaje.

Un señor joven, de no más de treinta y cinco años, llego y pidió que solo se quedara uno de mis familiares, Meghan quiso quedarse y yo estuve de acuerdo. El señor comenzó amover mi brazo, o más bien intento mover mi brazo, porque en realidad con poco que lo moviera sentía como mil aguijones de abeja me taladraban el brazo. Me hizo el chequeo común, miro mis pupilas, la garganta, escucho mi corazón, las orejas, nariz, etcétera y después decidió mandarme a hacer radiografías. Me las hicieron, y fue muy doloroso, y después me regresaron a la habitación 54 que era la que me habían asignado. Y después de que el doctor se fue, y dijo que regresaba en media hora, Nacho y papá entraron. Nacho me entrego el celular, pero decidí no abrir el mensaje hasta que mis padres se fueran o se quedaran dormidos. Porque, estaba segura que no se irían del hospital sin mí. A la media hora, como dijo, el doctor llego con las placas de la radiografía. Esta vez no fue necesario que salieran Nacho y mi padre. Los puso en un artefacto que le brindaba luz a la imagen y la examino por unos segundos, después nos volteo a ver y paso la mirada de mí a Nacho.

-¿Ustedes son pareja?- pregunto

-¡No!- dije –Es mi hermano.

-Interesante. Lo pregunto porque quiero saber quién es el responsable de la chica

-Yo – dijo Meghan–Y también mi esposo. Somos los padres

No debatí eso de que ella era mi madre, porque en parte creo que lo era. Solo deje que el doctor hablara. Dijo que era algo muy extraño lo que me había pasado, ya que, había tenido una fractura profunda, un desgarramiento y un esguince. Y por lo que había escuchado, nada de eso era bonito. Lo que a él no le resulto comprensible era que yo no hubiera tenido un intenso dolor a la hora de caer. No llore ni suplique piedad, de hecho no supe que me había fracturado hasta que vi mi pobre brazo, que ahora además de Azul y morado también estaba agarrando un verde intenso.

-¿Podrá salir de vacaciones?- Pregunto Nacho.

-Claro –sonrió por primera vez –Solo es una fractura, no común, pero fractura.

-¿Nadar? –pregunte

-Quizá. Aunque traerás el yeso. Puede ser incomodo –asentí.

Salió y me dio de alta. De camino a casa Meghan y mi padre se fueron en la parte de adelante. Era el momento para leer el mensaje de Ruel.

Abrí el mensaje.

"Buenas noches pequeña. Ya me iré a acostar, para soñar con la mujer más bella del universo, tú. Te amo."

¿Era posible que el mismo Vincent que conocí hace seis meses, sea el que me mando este mensaje? Tal vez.

-𝖊 𝖓 𝖆 𝖒 𝖔 𝖗 𝖆 𝖒 𝖊- [Ruel] 2da T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora