XV: For you

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No podía dormir. 

Después de salir del cuarto de Midoriya eran alrededor de las diez y media de la noche. Cada integrante de la clase A ya estaba en su habitación, a excepción de él. 

Shouto sintió que si se encerraba en ese mismo momento tan solo lograría sofocarse. No se liberaría de las dudas que corrían por su cabeza estando fuera o dentro de su habitación, pero podía respirar mejor en un espacio amplio, silencioso y a oscuras como era el primer piso de los dormitorios. 

Caminó hacia los sillones. Las luces estaban completamente apagadas, las cortinas cubrían la mayor parte de las ventanas del salón, tan solo una fina línea de luz lograba colarse, pero era débil e insuficiente para iluminar la habitación. Todo estaba silencioso, la televisión estaba apagada, el motor de la nevera casi no hacía ruido. Ningún grifo goteaba, no se escuchaba nada en el exterior, ni automóviles, ni algún cachorro perdido que pudiese necesitar su ayuda. Nada, tan solo sus pasos tranquilos y pesados acercándose al sofá. 

Se desplomó sobre el mueble. La espalda curva, los antebrazos apoyados sobre los muslos y la cabeza baja. Los ojos cerrados, concentrándose en su respiración e intentando mantener la mente en blanco, pero no podía. Dolía, se sentía culpable, sentía que estaba siendo un "villano".

El pecho le dolía al recordar lo que Bakugou le dijo esa tarde, sentía ganas de llorar por el simple hecho de entender lo mucho que le afectó saber que el rubio tenía sentimientos por alguien más. Entonces comprendía su egoísmo. Tenía novio, se estaba alejando de él y aquello no le hacia sentir tan mal como la primera razón.

No le dolía tanto la distancia con Midoriya. La idea de que su relación terminara le asustaba un poco, pero al mismo tiempo había una calma extraña. Algo que le decía que era lo mejor, que desde un principio se equivocó de persona, sus sentimientos se equivocaron. No es que no existieran, pero tal vez no eran tan fuertes como esperó.

Lo que sentía por Izuku no era igual a lo que poco a poco entendía sentir por Katsuki... ¿Qué era eso? Esa presión en el pecho, ese deseo de querer verlo, de solo saber que estaba bien y feliz, poder hablar,  tomar su mano y darse cuenta de que, bajo cada espina, no habían más que suaves pétalos que crecieron bajo un constante esfuerzo propio, los más hermosos que no necesitaban ser cuidados por nadie, pero que aún así aceptarían serlo. 

Reconoció el dolor. Conocer los sentimientos que el rubio dirigía a otro, los pasos que se alejaban cada vez más de él y la voz en su cabeza le gritaba ir detrás, seguirlo y no dejarlo marcharse otra vez. ¿Por qué "otra vez"? No lo sabía, no lo entendía, pero se sentía así. 

Entendió que sentía algo por Bakugou, pero... ¿Qué nombre debía  darle? 

—¿Todoroki? —Alzó la cabeza y la volteó, observó la silueta tenue de Yaoyorozu detrás del sofá—. ¿Qué haces aquí? Son casi las once de la noche... 

—Hace calor —murmuró, ignorando el hecho de que podía regular su propia temperatura corporal—. No puedo dormir. 

La chica asintió. Rodeó el sillón y se sentó a su lado sin dar explicaciones que tampoco pidió. Ambos con la vista al frente, sin intercambiar palabras. No era la primera vez en la que estaban en aquella situación, sentados el uno al lado del otro sin hablar, solo compartiendo la complicidad de que cada uno tenía sus propios problemas en los cuales pensar, sin entrometerse hasta que el otro quisiera compartirlo por su propia cuenta.

Se veían cómodos el uno con el otro, y esa noche, Todoroki entendió que esa era la razón por la cual, durante finales del año pasado, algunos de la clase o de otras solían preguntarles si estaban saliendo. Pero sus gustos diferían bastante, aunque solo era notorio para el más observador. 

Why are you so angry? [©]Where stories live. Discover now