Capítulo 24

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—Lo quiero de vuelta, lo quiero de vuelta —pronunció en un tono de voz bajo, con la mirada pérdida, caminando por el bosque sin rubio alguno.

Y con cada paso que daba, la vegetación iba muriendo a sus pies, dejando un camino oscuro, negro, quemado.

—Regresa a mí, por favor regresa a mí —murmuró llorando lágrimas negras.

—¿Qué eres tú, espectro? —preguntó una jovencita apareciendo delante de ella.

Alessia la miró con sus ojos negros, vacíos.

—Aléjate de mi camino o consumiré tu vida.

—¿Cómo consumiste la vida de él, verdad? —rio.

—¡Cállate! —exclamó lanzando una esferas energía oscura hacia ella, una especie de vapor, humo, haciendo desaparecer la imagen de aquella mujer.

Aunque su risa seguía sonando. Sí, Alessia se estaba volviendo loca.

—Melok, regresa a mí, regresa a mí.

Él se ha ido.

Lo has asesinado.

Asesina, asesina.

Bruja asesina, lo hiciste, lo conseguiste.

Asesina.

Robaste su luz, asesina.

—¡Basta! —lloró escuchando todas esas voces en su cabeza, cayendo arrodillada al suelo—. Salgan de mí, ya basta —suplicó cubriéndose los oídos.

Alessia.

Abrió los ojos al escuchar aquella voz, y levantó la cabeza, observando a unos metros de ella la figura de aquel hombre que había perdido.

—M-Melok.

—¿Por qué lloras?

Desesperada se puso de pie, y fue corriendo hasta él, abrazándose a su pecho.

—¿Por qué lloras?

—Perdóname por todo, yo no quería matarte, no quería hacerlo. Te necesito conmigo, regresa a mí —lloró—. Por favor, regresa a mí. No quiero estar sola, te necesito conmigo.

—Ahora tienes que ser feliz, tienes lo que querías, mucha magia en ti.

—No quiero nada si no estás tú.

—Yo siempre viviré en ti.

—No, no, quédate aquí —lloró sintiendo como su cuerpo se desvanecía.

Levantó la cabeza, y él la observó con una suave sonrisa, antes de apoyar su mano sobre la mejilla de ella.

—Te amo.

—T-Te amo —le dijo antes de ver por última vez su imagen.

Gritó hasta sentir su garganta arder, llevándose la vida de todo lo que estaba a su alrededor, en cada lugar donde su voz se oyó.

"—Tú puedes crear vida, y eres muy especial por eso. Las brujas no tienen la capacidad ni de crear vida, ni de amar. No me gustaría que tú perdieras eso, sólo para conseguir hacer un par de hechizos.

—Quiero ser digna de ti —le dijo afligida.

—¿A los ojos de quién? Si yo jamás te he pedido nada, tú ya eras mucho más de lo que yo hubiese imaginado jamás.

—Soy sólo una humana.

—¿Y no te es suficiente ser mi mujer?

—No, quiero ser más."

—Sí lo era, si lo era —lloró golpeando el suelo con ambas puños cerrados—. Era suficiente, sí lo era.

"•"•"•"

—Su castillo está deshabitado, ellos ya no viven allí. La dama de blanco se ha ido, y los aldeanos dicen que ahora mora en los bosques, que por las noches se escuchan sus lamentos. Pero nadie ha visto a sus hombres, no se sabe que pasó con ellos.

—Los consumió —pronunció Eraztek, mirando sus manos—. Ella es como un agujero negro, consume la vida, atrapa la luz. Esa mujer está maldita, y sé quién es.

—¿Cómo lo sabe, soberano?

—Hablé con el demonio, él me confirmó todas mis sospechas. Si Deik la hubiera asesinado, nada de esto habría ocurrido. Si no hubiese obedecido a Melok, no tendríamos semejante peligro suelto por el mundo.

—¿Y cómo haremos para detenerla?

—Por ahora sólo tenemos dos opciones. O buscar a la bruja original, quién nos maldijo, o encerrarla hasta encontrar una forma de destruirla. Mandaremos a todos los soldados de clase baja, aquellos que no tienen luz.

"•"•"•"

—Bruja, otra vez tú ¿Qué quieres? —preguntó con fastidio el demonio.

¿Cómo diablos había aprendido a invocarlo? ¿Es qué el idiota de Melok se lo habría enseñado?

—Haré un pacto contigo si lo traes de regreso.

—Escucha, infeliz, por más que me resulte tentador hacer un pacto contigo, ya que tienes gran potencial, aunque no lo sabes aprovechar, no puede darte eso que quieres. Él ya no existe, desapareció, su cuerpo fue quebrado por completo, hecho polvo, y esparcido por las afueras del reino de Mawelk. Melok ya no existe, entiéndolo de una maldita vez ¡Lo asesinaste!

—¡Me reuso a aceptarlo! ¡Lo quiero conmigo! —gritó en un tono inhumano, mientras oscuras venas negras se marcaban por su pálida piel, alrededor de sus ojos vacíos—. ¡Lo quiero devuelta!

—Lo hubieras pensando antes de usar su luz, para hacer tratos con esa bruja.

—Ella tampoco lo pudo traer —pronunció arrojando la cabeza de la bruja a los pies del demonio, comenzando a llorar en silencio—. Ella no lo trajo de vuelta.

—Y nadie podrá hacerlo jamás, se fue, él ya no regresará. Pudiste haber aceptado tu vida, que no era tan mala. De una asquerosa y sucia campesina, a una reina. A una única mujer y persona importante para un hombre. ¿Por qué tú no pudiste sentir lo mismo? ¿Por qué no te fue suficiente con tenerlo? ¿Por qué querías más? ¿Por qué desear eso qué no te pertenecía? Laméntate todo lo que quieras ahora, hasta el resto de la eternidad, porque él ya no volverá.

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Ofrenda a la bestiaWhere stories live. Discover now