Capítulo 1

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En el castillo no hay muebles encantados, ni vajilla que habla, ni canciones, ni una gran biblioteca. En el castillo no hay un príncipe bestia, que luego se transformará en el hombre de mis sueños.

En el castillo sólo hay una bestia, que tortura, asesina y come humanos, y yo soy su ofrenda, su cautiva... A mí me entregaron para aplacar su furia.

''•''•''•''

—Meses atrás—

—Melok está exigiendo más humanos ¿Qué haremos? No podemos seguir enviando a nuestros jóvenes más fuertes y saludables para ser devorados por él.

—¿Por qué no una mujer? —se preguntó uno de los consejeros.

El rey miró curioso al viejo, y luego se rascó la barbilla, su barba, pensativo.

—¿Ustedes creen qué una mujer lograría cambiar algo?

—Tal vez, una mujer lograría distraerlo, hasta que encontremos más aliados que nos ayuden a destruirlo.

—No perdemos nada con intentarlo —pronunció indiferente, recostándose sobre su trono—. Busquen la mujer mas hermosa de todo el reino, prepárenla, como si de la propia reina se tratara, y llévanla ante Melok como ofrenda.

—Lo que usted ordene, soberano.

''•''•''•''

Los oficiales se dirigieron a todas las aldeas pertenecientes a las tierras del rey, buscando a la jovencita más hermosa y apuesta, que pudieran entregar como ofrenda a la bestia Melok.

Nadia sabía realmente que es lo que la Bestia hacía en su castillo con los jóvenes que le enviaban todos los meses, a cambio que no impartiera su furia con el reino entero.

Lo único que sabían, era que los jóvenes jamás regresaban al reino.

El trabajo había sido bastante simple, después de todo, los aldeanos no tenían forma de defenderse, ni evitar que se llevaran secuestradas a sus hijas.

Para el final del día, decenas de jovencitas estaban frente al rey, quién sería el encargado de elegir a la más apta, para servir como ofrenda.

El monarca pasó frente a ellas, observándolas detenidamente. Las jóvenes estaban aseadas, vestidas como él lo había pedido, con hermosos vestidos dignos de una reina, y joyas muy valiosas.

Y luego de que él eligiera una, las devolverían a sus hogares.

Se detuvo frente a una muchacha de cabello castaño claro, y grandes ojos azules. La miró, y sonrió, tomándola del rostro para poder observar mejor sus finas facciones.

—Me gusta ésta muchacha, aunque se ve muy joven. Quiero que parezca una mujer —le dijo a sus oficiales, mirándolos—. Pueden llevarse a las demás, ella será para Melok.

Al escuchar aquello, la jovencita se estremeció por completo. Sus ojos volvieron a cubrirse de lágrimas, y apretó sus manos en forma de puños.

No había forma de huir, ni de escapar a su destino... Ella era la elegida para ser devorada por la bestia.

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Ofrenda a la bestiaWhere stories live. Discover now