Shuumatsu no Valkyrie: Guerreros De Los Cielos.

El EMPALADOR.

La arena había Sido ocupada en su totalidad por dos gigantes Titanes que se amenazaban el uno al otro, por un lado teníamos a una enorme y majestuosa serpiente cubierta de un bello plumaje ,y por el otro una desagradable aberración compuesta de enormes pilas de cuerpos humanos.

El combate reanudó su curso con el embate de la serpiente que se enrollaba alrededor de su contrincante enroscandose para aplastarla derramando olas de sangre en el proceso.

Todos quedaron bajo el asedio de una caliente lluvia de fluidos rojizos, el público en general se vio profundamente asqueado por la repugnante situación en la que habían caído.

—como demonios terminamos de esta manera —dijo Ares mientras veía su taza de te llena de sangre—, esto se nos fue de las manos —

—no nos queda de otra más que aguantar este repudiante ambiente hasta que se termine el combate —hermes trataba de limpiar el oscuro líquido de su largo cabello.

En el bando de la humanidad todos se vieron envueltos en un ataque colectivo de pánico, entre vomito y gritos la gente de la humanidad se retorcía bajo la intensidad del combate.

Dentro de las filas de los hombres habían aquellos que sentían está lluvia como el cálido abrazo de una madre, estos eran todas las almas de aquellos que se vieron envueltos en una interminable vida de violencia y desgracia, lo misma aplicaba a los dioses que si bien no se vieron tan afectados como los humanos si se llegaron a enojar por el inecesario despliegue de violencia.

Entre el público un anciano hombre de delgada corpulencia miraba con detenimiento al demonio Vlad, su mirada era perdida sin reflejar realmente alguna emoción aún cuando era su hijo el que luchaba en la arena, era más que justificado está falta de sentimientos ante su descendencia puesto que él era responsable de la caída en la desgracia y locura de su pequeño hijo.

Aquel pequeño e endeble niño que alguna vez fue su hijo al cual entrego a un sultán como si de un objeto se tratase para asi mantener su poder más en el fondo él solo sabía que su estatus como vaivoda era solo por ser el perro obediente de los sultanes otomanes.

Aún recuerda los gritos de sus dos hijos cuando se los llevaron arrastras de su lado, seguro acabaron por sufrir una gran cantidad de abusos, seguro pasaron largas noches de frío mientras añoraban el calor de una familia,  seguro los obligaron a trabajar hasta que sus pequeñas manos se llenarán de ampollas y por los camprichos enfermos de algunos serían usados como objetos.

Todos estos pensamientos describían a la perfección la infancia por la que Vlad tuvo que pasar y no es como si su padre se sintiera culpable pues sabía perfectamente el destino de aquellos dos niños cuando los dejo a suerte; él como todos los nobles solo se dejó guiar por su propia ambición de poder  sin pensar en nadie más naturalmente está actitud le costaría la vida más adelante cuando fue traicionado.

La serpiente atacó con un latigazo utilizando su cola como arma, el ataque mando a volar grandes cantidades de carne que rápidamente se veían reemplazados con más cuerpos en un acto interminable.