CIERRE.

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Todo estaba listo para terminar este sangriento espectáculo, dos guerreros, dos protagonistas se disponían a ser suyo este pequeño momento y hacerlo memorable, uno caería mientras el otro se haría con los laureles de la victoria.

Dagda invoco un caldero frente a él, aparentemente hecho de cobre el contenedor exsudaba una bruma espesa de él.

Houdini por su parte se mantenía de pie ignorando la herida en su abdomen, claramente era fatal, si no era atendido pronto moriría por la pérdida de sangre, no obstante, el humano no quería apartar su atención de su enemigo, ante sus ojos experimentados el semblante de este dios cambió, ya no tenía la mirada de un niño inmaduro, parecía más decidido y lleno de confianza.

Mientras tanto la voz del público se mantenía dando su apoyo al humano, un acto que desconcertaba a más de uno.

—no esperaba que el humano se volvería tan popular, olvidaron por completo la finalidad del Ragnarock solo por los insultos de un dios

—esa puede ser solo una parte de la verdad

—explícate, Shiva

—ares, los dioses están furiosos, pero no es solo porque Dagda los insulto, por mucho tiempo Dagda cautivo el corazón de las masas con sus talentos, con su personalidad y carisma, dioses y diosas amaban a Dagda por igual, lo pusieron en lo más alto de un pedestal, pero lo que veían era solo una imagen falsa de su ídolo, crearon en el colectivo la imagen de un ser perfecto, alguien que no tiene defectos, ahora que todos han visto la verdadera cara de Dagda todos se sienten traicionados aun cuando el no hizo nada malo

—que patéticos, traicionar los ideales del Ragnarock solo por despecho —con una palma en su frente Hermes mostraba su vergüenza.

—no lo entiendo

—no tienes por qué intentarlo, ese es un problema que no nos incumbe, cada uno es libre de hacer o pensar lo que se le venga en gana —dijo Shiva tratando de dar por terminada la charla.

Houdini lucia como un muerto viviente, su demacrada piel lucía un enfermo azul pálido, sus ojos cansados apenas se mantenían abiertos.

Dagda no la pasaba mejor, la belleza por la que fue conocido se desvaneció entre la carne abierta, sangre y lodo, pero extrañamente y pese a ser el que más daño recibió parecía ser el más alegre.

—para que el caldero, planeas ponerte a cocinar aquí mismo

—ya tienes tres quintas partes de mi fuerza, estas en el punto en que me superas con creces, ya no te puedo vencer por medios convencionales —una luz blanquecina emano del caldero, salieron una lanza y una espada— siéntete alagado, morirás por los tesoros de irlanda

Heindall no podía hablar, trato, pero su voz solo se cortaba, algo muy similar pasaba en la grada de los dioses.

—porque los tiene juntos —Freya miro alarmada las herramientas que el dios saco— ese maldito

—no...no...imposible el dios Dagda ha sacado tres de los cuatro tesoros de irlanda, las armas más fuertes de la tierra esmeralda están en manos del dios Dagda, como es posible y sobre todo porque ahora

—si ya todo el mundo me odia no veo por qué algo me impida hacerlos enojar mas

Los tesoros de irlanda más que armas eran reliquias para los dioses de aquella región símbolos de adoración que muy pocas veces habían probado el calor del combate. Que Dagda los tuviera en su posesión y sobre todo que los sacara en tales circunstancias era una ofensa demasiado grave para pasarla por alto.

Dos valiosas armas, la lanza de Lug y la espada de Nuada.

—bonitas armas, pero no te veo en condiciones de empuñarlas

Shuumatsu no Valkyrie: Guerreros De Los Cielos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora