|025| Estragos -Part.1-

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Al siguiente día no pude pegar un ojo, tanto así, que a horas de la madrugada y de que todos en la casa descansaran, baje al sótano con el anuario antiguo del Aritnem en mano, donde había abandonado mi simulada cartelera de investigación policíaca. Repase el contenido ya plasmado en ella y agregue un poco de la nueva información relevante que con el paso de las semanas he descubierto, o bueno, ha salido a flote.

Tome asiento en el frio y empolvado suelo, coloqué el anuario en las piernas y me dispuse a curiosear cada página con detalle. Para estar en insomnio sin hacer nada, era mejor utilizarlo para algo entretenido.

Luego de varios minutos perdidos, desplegué el libro al suelo saltando un respiro frustrada. Había ojeado cada página leyendo cada dato impreso, cada firma, cada foto, sin perderme de vista cualquier fragmento que me sirva de objeto para averiguar qué cosa escondían las hojas arrancadas en todos los anuarios existentes de ese mismo año, pero no hay nada.

Estiras piernas, recargue el peso de mi torso en mis brazos apoyándolos al suelo y observé la cartelera como si esta pudiese hablarme. Repase cada línea roja que conectaba a los 'sospechosos' de la investigación y me reí inconscientemente sola mientras negaba con la cabeza, por lo tan ridícula que puedo llegar a ser con situaciones que no encajan.

Y como si se me hubiese encendido el foco, me levante de un brinco, apagué la luz y corrí escalera abierta para emprender a mi nueva táctica.

Fui por la carpeta laboral de mamá encima de la mesa y le abrí en el horario. Hora de entrada 9:30 AM. Lo que quiere decir que, Amanda está de guardia. Me gire a pillar la hora en el reloj de pared en la sala de estar, las 3:28 AM. Camine hacia la ventana justo a un lado de la puerta principal para cerciorarme de que aun Drew se encuentre en casa, al notar el auto aparcado en el garaje, sonreí como demente.

Me hice un cambio de ropa acorde para salir y cogí el objeto más importante en mi vida, el teléfono. Tome las llaves del coche de Drew y de la oficina de mamá, las lleve conmigo a pasear.


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Ya en la clínica, procure pasarme desapercibida por las autoridades que custodiaban la zona. Llame al elevador junto a dos psiquiatras más que parloteaban entre ellos que al parecer no les pareció sospechosa mi presencia allí, así que me dirigí al piso que elabora mamá. Por primera vez en la vida corrí con la suerte de que Amanda no permanecía en la oficina, así que aproveche y me adentre cerrando la puerta bajo llave.

Busque la llave maestra para abrir el archivo de expedientes con desesperación. La adrenalina me carcome. Las manos me temblaban mucho, tanto así que era difícil controlar.

Ya con los expedientes psiquiátricos a mi poder. Agradecí el hecho de estar ordenador por orden alfabético aun. Así que sin malgastar el tiempo busqué por la hilera abundante dos carpetas y las saque al tiempo que las conseguía.

Al ya tenerlas en el suelo, comencé a hurgar el expediente que más me importaba con las manos sudando frio..., Audrey Thomas. Leí en automático casi todo el formato llenado en manuscrito. Primer dato curioso, no poseía una fotografía que la representara como los demás.

—Tratamientos... —leí en susurro y guié mí vista con el dedo índice—. Opioides y Vitamina B12.

Arrugue el entrecejo sin dejar de leer el documento:

—¿Padecimiento...? —pregunté para mí misma buscándolo en la hoja—. Amnesia global transitoria (pérdida súbita y temporal de la memoria) por una causa incierta. Posible causa: Evento traumático.

SÉ QUIÉN FUE |Gemelos| JungKookWo Geschichten leben. Entdecke jetzt