—Shi.

—¿Y por qué no pataleaste hasta que te dejara ir? Así lo haces siempre conmigo— le repeoché y él bajó la mirada a sus piesitos.

—Yo dije que ño, pero papá Tae me dió una chupeta.

—Te atrapé— dije comenzando a hacerle cosquillas.

—¡Ño! ¡Me haré pis!— advirtió de alguna manera Soobin sin dejar de reír, y yo detuve las cosquillas.

—Está bien, mejor evitemos peoblemitas y bajemos ya, los abuelos deben estar por llegar.

—¡Shi! ¡Abuelitos!— gritó feliz mi bebé, alzando sus bracitos y enseñando sus pequeños dientecitos de leche.

Lo tomé entre mis brazos y lo bajé del lavabo. Ya en el piso, con su pequeña manito tomó la mía y comenzó a jalarme emocionado hacia la puerta. Yo solo reí y me dejé guiar por él.

Bajar las escaleras tomó un poco más de tiempo que atravesar el pasillo debido a que Soobin aún no era experto, pero se negó a que lo cargara pues él podía bajar sólo porque era un niño grande.

Llegamos al primer piso y Soobin me soltó para ir corriendo a donde Tae.

—¡Papá Tae!— gritó Soobin mientras daba saltitos con los brazos levantados para que su papi lo alzara.

—Hey, enano— le dijo tomándolo en sus brazos—. ¿Qué pasó con tu peinado?

—Ño gustaba.

—Pero si te veías a la moda, casi tan bien como tu papá.

—Papá es feo— Soobin rió y pude notar como la indignación de Tae creció.

—No más chupetas para el enano.

—¡Ño! ¡Chupetas son de Soobin!— pataleó iniciando una pequeña e infantil discusión entre ambos. Yo solo observaba la escena desde lejos, riéndome al ver como parecían dos niños pequeños a pesar de que el único niño ahí era Soobin.

El timbre sonó haciéndome reaccionar.

Eran mi madre, su esposo Siwon, la señora Suni y su esposo Taeyang, todos llenos de regalos y al parecer comida.

—¡Feliz navidad, Kukito!— dijo mi madre rodeándome con sus brazos en un abrazo. Yo sonreí y la abracé de vuelta deseándole una feliz navidad también.

Mi madre y yo nos corrimos dejando la entrada libre para que los demás pudieran entrar. Saludé a Siwon, a mis suegros, y luego invité a todos a pasar a la sala.

—¿Dónde está mi pequeño nieto?— preguntó la señora Suni y en menos de un segundo Soobin ya estaba corriendo hacia ella.

—¡Mimi!— creo que estaba claro que a nuestro bebé le encantaba gritar.

—¿Cómo estás, mi vida? Te ves muy guapo hoy— alagó mi suegra y Soobin comenzó a andar con el mentón en alto.

Soobin estaba más que feliz siendo el centro de atención de los abuelos, por lo que me dirigí a la cocina a ver qué tanto seguía Tae haciendo allí.

Viviendo con el Nerd | vkook. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora