𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒅𝒐𝒔

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𝑨𝒖́𝒍𝒍𝒂𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝑳𝒐𝒃𝒐𝒔-𝑵𝒂𝒏𝒑𝒂 𝑩𝒂́𝒔𝒊𝒄𝒐

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𝑨𝒖́𝒍𝒍𝒂𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝑳𝒐𝒃𝒐𝒔-𝑵𝒂𝒏𝒑𝒂 𝑩𝒂́𝒔𝒊𝒄𝒐

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Renata se dirigió a la estantería de la biblioteca, recorriendo con la mirada los títulos de los libros. Tenía que estudiar si iba a ayudar a Valerio en química. Aunque no estaba segura de si lo que él había dicho era una broma o una petición real, decidió tomárselo en serio.

Con un libro en la mano, buscó un escritorio vacío, pero se detuvo en seco al ver a Polo sentado solo en una esquina. Parecía inmerso en sus pensamientos, con los hombros caídos y una expresión distante. Renata se acercó lentamente, pero cuando estaba a unos pasos, notó algo alarmante: Polo respiraba de manera entrecortada, con los ojos rojos y cristalizados.

—¿Polo? —llamó suavemente, causando que él se sobresaltara y girara hacia ella con una mirada alarmada.

—Estoy bien —respondió rápidamente, intentando ocultar su estado.

Renata lo observó detenidamente, notando las señales de que algo andaba muy mal.

—¿Bien? —repitió, claramente incrédula—. ¿Qué te pasa, cari?

—No es nada, estoy bien —insistió, pero su voz temblaba, y evitaba mirarla a los ojos.

Renata cruzó los brazos, claramente molesta por su intento de minimizar lo evidente.

—Mis cojones estás tú bien. —Sin darle opción a replicar, lo tomó de la mano y lo llevó hacia un rincón más privado. Se aseguró de que nadie pudiera escucharlos antes de enfrentarlo—. ¿Estás tomando tus pastillas?

Polo desvió la mirada, claramente incómodo.

—Ya no funcionan como antes —admitió en un susurro.

Renata frunció el ceño, preocupada.

—No entiendo por qué estás así, ¿es por Carla? —preguntó con cautela—. Olvídate de todo y sigue adelante.

Polo negó con la cabeza, sus labios temblaban ligeramente antes de responder.

—No es tan fácil, Renata. Es como si tus pensamientos tuvieran vida propia. Te arrastran, te hunden, y por más que luches, no puedes salir.

Las palabras de Polo golpearon a Renata como un balde de agua fría. De repente, se sintió egoísta por no haber notado lo mal que estaba él mientras ella se perdía en sus propios problemas.

—Joder, me estás haciendo sentir fatal —confesó, pasando una mano por su cabello nerviosamente.

Polo la miró confundido, con los ojos todavía llenos de angustia.

—¿Qué?

—Llevo unos meses de mierda pensando que soy la única con problemas, pero no. —Renata bajó la voz, su tono lleno de culpa—. Veo que no he estado ahí cuando más me necesitabas.

Él no respondió de inmediato, pero la miró con una mezcla de sorpresa y tristeza. Renata, impulsada por un deseo de reconfortarlo, tomó su rostro entre las manos, obligándolo a mirarla directamente.

—Y es que yo no podría estar sin ti, Polo.

El contacto y sus palabras parecieron calmarlo un poco. Por un momento, sus miradas se encontraron, y la intensidad del momento la hizo sentir un nudo en el pecho. Había algo que no podía ignorar, algo que seguía latente entre ellos.

Polo giró la cabeza ligeramente, rompiendo el contacto visual, pero luego volvió a mirarla, esta vez con una pequeña sonrisa.

—¿Quieres que te ayude a estudiar? —preguntó Renata con una sonrisa tímida, intentando aliviar la tensión.

Polo dejó escapar una ligera risa, y asintió.

—Me encantaría.

Mientras regresaban a la mesa, Renata no pudo evitar sentirse aún más confundida. Por un lado, estaba la chispa innegable con Valerio, pero por otro, la conexión emocional con Polo seguía ahí, intacta. Sus sentimientos eran un torbellino, pero una cosa era clara: no podía dejar a Polo solo en este momento.

RED BLOOD★彡𝚟𝚊𝚕𝚎𝚛𝚒𝚘 𝚎𝚕𝚒𝚝𝚎★彡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora